Raúl
Roa Kourí
lunes, 28 de noviembre de 2016
MONCADA, Lectores: Hasta Siempre Fidel
MONCADA, Lectores: Hasta Siempre Fidel: “¡Yunques sonad;
enmudeced, campanas!” Se ha marchado Fidel. Hace dos días. La Habana,
silenciosa, piensa en él. Los más viejos rememoran los días iniciáticos de le
revolución, la lucha contra Batista, la alfabetización, el recibimiento de los
guajiros en la capital—incluso por algunos de los burgueses que después se
fueron--, la justicia ejemplarizante aplicada a los asesinos y torturadores, la
nacionalizaciones de las empresas extranjeras, fundamentalmente yanquis; la
reforma agraria, que enfureció al imperio; la cobarde agresión de los
mercenarios, urdida por Eisenhower, ejecutada por Kennedy y derrotada en menos
de 72 horas, en Playa Girón: ¡primera derrota del imperialismo en América! Y
fuimos socialistas: martianos, marxistas, leninistas y, por supuesto,
fidelistas. Pero, además, creamos un país donde todos tenemos acceso universal y
gratuito a la educación, a los cuidados médicos, al deporte; libre de
discriminaciones por el color de la piel, el credo o el género. ¡Un país de
hombres de ciencia debe ser Cuba en el futuro, proclamó Fidel cuando aún
teníamos un millón de analfabetos! Hoy tenemos más de un millón de graduados
universitarios y ya los científicos aportan logros indiscutibles a la nación.
Fuimos y somos internacionalistas, como lo fueron Céspedes, Maceo, Gómez y
Martí; como Mella, Rubén y Guiteras: Defendimos la independencia de pueblos
africanos como la propia y la derrota de las tropas racistas sudafricanas en
Angola estremecieron definitivamente el régimen abominable del apartheid.
En “los días luminosos y tristes” de la crisis de octubre, brilló Fidel como
estadista: sus “cinco puntos” salvaron la honra de todo el pueblo. Nuestros
médicos, técnicos, educadores han prestado—y prestan—servicios en numerosos
países del mundo y han acudido prestos a lugares de América, de Asia y de
África en misiones de salvamento y curación. Cuando en áreas remotas uno
proclamas orgulloso: soy cubano, una mujer, un hombre, un niño de la calle,
responde: ¡Fidel! Somos el pueblo de Fidel, no hay duda. Hay quienes quieren
solo ver manchas en el sol; pero las que pueda haber no alcanzan a opacar la
inmensa luz que irradia. Por mucho que griten, conspiren y tramen desde la otra
orilla, a la sombra por supuesto de nuestros enemigos seculares, Cuba jamás
volverá a ser colonia yanqui. Nadie podrá quebrar nuestra dignidad, nuestro
patriotismo. Con las ideas de Fidel construiremos una sociedad socialista,
democrática, próspera y sustentable. Su pensamiento humanista y
liberador nos guía. Su luz es inmortal.
La Habana,
27.11.16
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