Almorzando con Silvio
Por Orestes Martí
En muchos asuntos van trenzadas las historias de dominicanos y cubanos. También en la canción. La idea de este libro surgió hace unos díez años, cuando mi amigo Hamlet Herman puso en mis manos un hermoso trabajo de Marcio Veloz Maggiolo, Pedro Delgado Malagón y José del Castillo: El bolero, visiones y perfiles de una pasión dominicana, cuyas primeras fotos son de «Sindo Garay, trovador cubano que cantó boleros por vez primera en la República Dominicana» y de «Pepe Sánchez […] padre del bolero cubano».
Mientras hojeaba aquel volumen abarcador, bien ilustrado, me preguntaba por qué en Cuba no habíamos hecho algo así. Por eso enseguida me puse a hacer contactos para tratar de reparar una ausencia editorial que -sentía yo- nuestra canción merecía por derecho propio. Confié la coordinación del trabajo a Radamés Giro, musicólogo de importante y reconocida obra y, para diferenciar los períodos históricos, escogimos a cinco autores sobresalientes: Dulcila Cañizares, Marta Valdés, Guillermo Rodríguez Rivera, Margarita Mateo Palmer y Joaquín Borges Triana.
No fue fácil compaginar tantas agendas para un trabajo que requería cierto sentido de secuencia, y transcurrió algún tiempo antes de que una primera versión quedara lista. Me pareció mejorable el diseño, ya que había concebido el libro como un tomo de arte, donde la gráfica fuera tan narrativa como el texto. Por eso decidí proponérselo a Ernesto Niebla. Él y Saidi Boza Alpízar lograron que el papel de la gráfica de La canción en Cuba a cinco voces, además de ilustrativo, se convirtiera en protagónico.
El libro se acercaba a lo soñado y reclamaba ajustes de armonía de todos sus lenguajes. Esta sensible afinación estuvo a cago de la musicóloga María Elena Vinueza, Directora del Departamento de Música de la Casa de las Américas, quien con Carmen Souto Anido e Ivón Peñalver la concluyeron.
Es maravilloso que tantos talentos hayan coincidido en esta obra que la Editorial Ojalá hoy pone en manos del lector.
Sé que nada es perfecto — dicen que afortunadamente. Pero, para el que viaja, conforta saber que ha llegado a una estación de tránsito, a un punto de encuentro de muchas direcciones, y de continuidad hacia un crecimiento deseable.
Silvio Rodríguez Domínguez
La Habana, octubre de 2017
De esta forma comienza la impresionante obra que el trovador Silvio Rodríguez puso en manos del Presidente de TESORO Roberto Domínguez Lima, en ocasión de un encuentro familiar en el que se abordó un enorme abanico de temas, desde los orígenes canarios de la familia Domínguez en Cuba (procedente de Los Llanos de Aridane, Isla de La Palma), pasando por su establecimiento en la mayor de las Antillas, las frecuentes visitas a Tampa de “el abuelo que habló con Martí”, hasta los nuevos desafíos a los que se enfrenta la sociedad cubana.
Siempre he admirado al intelectual trovador (o trovador intelectual) que es este gigante y fiel seguidor del pensamiento martiano y muy difícil abordar cualquier tema por complejo que éste sea, en el que uno no sienta que su espíritu crece con la interlocución con este ser profundamente humano y bueno.
El Presidente de TESORO ha sugerido a la profesora Odalis Fundora, Coordinadora General de la Red Social Territorial TESORO de Cuba, así como a los coordinadores de las redes sociales integradas “Martianos” (Javier López Fernández) y de Educación, Ciencia y Cultura (Belkis Yaisí Zulueta) que traten de coordinar acciones con la Editorial Ojalá para que esta formidable obra sea presentada nuevamente y con carácter especial a posibles interesados en el conocimiento de la Historia, de la Música y de la Cultura en general de nuestro país.
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