lunes, 17 de diciembre de 2018

Derechos humanos: Navidad Por Orestes Martí

Derechos humanos: Navidad
Por Orestes Martí

Navidad. Una de las fiestas más importantes del Cristianismo- junto con la Pascua y Pentecostés - que rememora el nacimiento de Jesús en Belén. Esta fiesta se celebra el 25 de diciembre por la Iglesia Católica, la Iglesia Anglicana, algunas otras iglesias protestantes y la Iglesia Ortodoxa Rumana; y el 7 de enero en otras Iglesias Ortodoxas, ya que no aceptaron la reforma hecha al Calendario juliano, que permitió efectuar reajustes, luego pasar al calendario actual, llamado gregoriano (ECURED).
Michalis Kountouris

No me cuentes cuentos, de Navidad
Por Teresa Domínguez


Soy afortunada, acabo de pedirle a Alexa que me ponga algo de música de James Rhodes, los rayos de sol entran por el ventanal, Mei está a mis pies, y el aroma a café de la taza despierta mis sentidos, me quedo absorta, me vienen a la cabeza miles de recuerdos, sin embargo, no consigo recordar demasiadas escenas de navidad de mi infancia, salvo una. Mis padres habían emigrado a Francia, donde nací, hacía poco que habíamos dejado el barracón de lata, para empezar a vivir de alquiler en una casa de ladrillos. Y ya no hacía tanto frío. Tenía que ser muy pequeña, iba a la maternal, y mi padre estaba aún con vida. Recuerdo que hice de San José en el portal de Belén. Llevaba una jaula con un pajarito en la mano. Sí, aquella escena en la que huyen de Herodes, y encuentran asilo en Belén, en un cobertizo.

Aquella noche de navidad, de madrugada, recuerdo que me dirigí a la cama de mis padres, y me colé entre ellos, estaba asustada, y sin poder conciliar el sueño, con los ojos bien abiertos en la oscuridad, escuchaba ruidos en el salón, estaba aterrada, tenía que ser él, mamá y papá estaban a mi lado.
… ya no podían vivir más en sus hogares, y llenos de coraje, miedo y esperanza atravesaron desiertos y mares. Algunos caminaban días, algunos caminaban meses o años, y cuanto más se alejaban del horror y más cerca creían estar de un lugar seguro en el que vivir en paz, descubrían cansados que nadie quería abrirles las puertas. De hecho siguen esperando que se abran los muros de la indiferencia algún día.

Alberto Hugo Rojas. Refugee Camp Lesvos. 24 diciembre 2017
El año pasado mi amigo Alberto Hugo Rojas, reportero gráfico, en su periplo para el desarrollo de su proyecto y ONG ”Paz en Construcción” decidió compartir estos días de navidad en un campo de refugiados. Cena con huevos duros, pan y té, así recibió una familia kurda iraquí, en su simple caseta de campaña a Alberto, en un verdadero ejemplo de humanidad. Contaba que en Grecia, en la Isla de Quíos, las madres intentan calmar a sus hijos mojados tras ser rescatados del Mar Egeo en una peligrosa travesía desde Turquía. Las mujeres refugiadas son un verdadero ejemplo de coraje; hacen cola para comida, ropa o medicina, sufriendo junto a sus hijos, familia o solas, las terribles condiciones en las que viven en los campos de refugiados de Europa.

El drama de las mujeres migrantes es prácticamente invisible, expuestas en las rutas a abusos sexuales, explotación y muerte. Sin embargo, la realidad en los campos de refugiados, ya en Europa, no es mucho mejor. Un ejemplo de ello es el de Moria, con casos de violaciones y abusos que causan temor cada noche hasta el punto de que no van al baño o esconden que tienen la menstruación, con el riesgo de padecer enfermedades ginecológicas. “Madres que cargan agua cada día y son capaces de lo imposible por proteger a sus hijas e hijos”. La violencia machista es una realidad diaria que no ocupa titulares y que, además, la sufren miles de mujeres en Europa y millones en los países en guerra o en las rutas de huida en busca de un futuro mejor.
En Grecia viven muchos niños refugiados y especialmente, menores de edad no acompañados, un total aproximado de 3.300, se contabilizaban hasta diciembre de 2017. Unos 1.800 no están registrados.
En toda Europa son más de 100.000 los menores solos y es importante recordar los 10.000 niños refugiados desaparecidos en nuestra Europa de los Derechos Humanos, según datos de la Europol publicados en enero de 2016. Además Missing Migrants Project rastrea incidentes que involucran a migrantes que murieron o desaparecieron en el proceso de migración hacia un destino internacional. Desde 2014 casi 18.000 personas han muerto o desaparecido en las aguas del Mediterráneo, huyendo de conflictos o de la pobreza.

Un total de 22.900 en el mundo entero a día de hoy.
La pobreza y desigualdad entre los seres humanos. La paz siempre amenazada, las guerras movidas por intereses de terceros, la degradación de la naturaleza mientras se cumplen 70 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, promulgada en 2007 que garantiza el derecho de asilo.

Igual tendríamos que cuestionarnos el papel de algunas Instituciones, Naciones Unidas y el conglomerado de agencias que con subvenciones de todos los estados, respalda y financia actividades que van contra el espíritu de la misma declaración. Agencias que apoyan de forma implícita los vientres de alquiler, como “El Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) y el Alto Comisionado para los Derechos Humanos (OHCHR) presionando a gobiernos de países en desarrollo para que legalicen la maternidad subrogada. Agencias como UNAIDS, que se ve salpicada por el escándalo luego de que un informe de expertos arremetiera contra el liderazgo de la agencia por no abordar sistemáticamente el abuso y el acoso sexual.Suecia dijo el miércoles que suspende su apoyo a ONUSIDA hasta que su director ejecutivo sea destituido. La ONU también prometió ‘tolerancia cero’ ante las más de 2000 denuncias contra Cascos Azules y otro personal de la ONU por abuso y explotación sexual en todo el mundo. De las que más de 300 son de víctimas menores. Y esto después que se descubriera la investigación interna que la revista Foreign Policy reveló sobre posible encubrimiento de denuncias. Un tribunal convocado por Ban Ki Moon llegó a la conclusión de que funcionarios, encabezados por la jefa del Gabinete, habían intentado ocultar estos abusos.
Rick McKee / Augusta Chronicle
Llámenme pesimista, más bien realista. Estas navidades no creo que mejoren las cosas en el mundo, estamos llenos de buenas intenciones, pero todo seguirá igual. A menudo, cuando pensamos en “Derechos Humanos”, no pensamos que vaya con nosotros, sino que se trata de una responsabilidad ajena. La realidad de la Declaración Universal de los Derechos Humanos es que es una carta que todos los seres humanos tienen la obligación de respetar diariamente. Hay tantas oportunidades que podemos llevar a cabo para restaurar la dignidad de los demás sin juzgarlos ni por su aspecto, ni por su religión, ni por su sexo. Podemos mejorar en nuestra familia, en nuestro entorno, en nuestra comunidad, en nuestro trabajo, y por ende en nuestro país.

Dice Aída Bueno Sarduy, doctora en antropología social y cultural, en una imprescindible entrevista de Sara Beltrame, que existen otras formas de pensar la vida. Otras maneras de vivir incluso más felices. Y que nuestra visión eurocentrista ha provocado la anulación de otras perspectivas, y otras realidades.
¿Qué podemos hacer esta navidad? Yo grito Pico Rojo, y también que soy mi propia guardiana, y que dejen de esclavizar a las mujeres saudíes. Grito a los miércoles blancos, y contra el uso obligatorio del hijab. Grito cuéntalo, yo sí te creo, y Me Too. Grito no es no, y que no es abuso, es violación. Grito contra la violencia machista y para que pare el cómputo de asesinadas. Grito que sea ley, aborto legal ya, con el lema de mis hermanas argentinas, para que sea ley en el mundo entero. Grito que se acabe el matrimonio infantil, y la mutilación genital femenina. Grito contra la prostitución y la trata, grito contra la esclavitud. Grito contra el turismo sexual de países ricos a países pobres. Grito contra el turismo reproductivo, compra-venta de seres humanos, contra los vientres de alquiler, porque No Somos Vasijas. Grito contra el abuso sexual y el trabajo infantil. Grito contra el genocidio femenino en la India y contra el Sistema Aadhaar. Grito por los refugiados, contra las guerras y las ventas de armas. Grito contra la pobreza, la precariedad laboral. Grito por la libertad de expresión, y porque el arte nunca puede ser delito. Grito contra la violencia de los ricos, una violencia invisible, hoy son 85, el año que viene serán 60, los que posean la mitad de la riqueza del planeta. Grito contra la desigualdad, origen de tanto sufrimiento.

Y el 18 me iré a una zambomba, será a las 10 de la mañana, acompañaremos a Manuela Vargas, la Kelly jerezana, que lleva más de 80 días acampada a las puertas del Hotel Tierras de Jerez, la empresa en la que trabajó más de quince años, por despido improcedente, indemnización y retrasos de dos años. “No me voy a mover de la puerta del hotel hasta que cobre mi dinero”.

Los pequeños gestos son mucho más efectivos que los grandes discursos.









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