lunes, 30 de marzo de 2020

MEDIPUB: COVID-19: Situación actual y sector primario (II) Por Orestes Martí


Mapa interactivo

MEDIPUB: COVID-19: Situación actual y sector primario (II)
Por Orestes Martí
Las Palmas de Gran Canaria
2020-3-
30
Como parte de nuestra “cobertura” temática -en el marco del Proyecto Medicina Pública y de Calidad “MEDIPUB”- ayer publicamos -MEDIPUB: COVID-19: Situación actual y sector primario- la primera parte de nuestro “abordaje” de lo que ya definimos como “Sector primario” y su vinculación con la actual Pandemia producida por el patógeno denominado COVID-19. Con 52 mil contagiados más que ayer y casi 3 mil fallecidos adicionales, continuaremos abordando hoy la cuestión de la producción de alimentos, pero en esta ocasión con la visión no de los productores sino de científicos de otras disciplinas que permitirán a nuestros lectores acceder a “visiones” multidisciplinarias y de esa forma facilitarles la comprensión del complejo fenómeno científico y social por el que atravesamos, así como sus múltiples aristas, que obviamente van mucho más allá de simples medidas de “contención” o de “respuesta” a escala universal y en cada escenario en específico.
Hace unos días tuvimos acceso a un extenso documento bajo el título de China. «Contagio social: guerra de clases microbiológica en China», del grupo comunista chino «Colectivo Chuang» y de la cual quisiéramos extraer una interesante información que nos llamó poderosamente la atención: La producción de plagas”. El virus que está detrás de la actual epidemia (SARS-CoV-2), al igual que su predecesor, el SARS-CoV de 2003, así como la gripe aviar y la gripe porcina que la precedieron, se gestaron en el nexo de economía y epidemiología. No es casualidad que tantos de estos virus hayan tomado el nombre de animales: la propagación de nuevas enfermedades a la población humana es casi siempre producto de lo que se llama transferencia zoonótica, que es una forma técnica de decir que tales infecciones saltan de los animales a los seres humanos. Este salto de una especie a otra está condicionado por cosas como la proximidad y la regularidad del contacto, todo lo cual construye el entorno en el que la enfermedad se ve obligada a evolucionar. Cuando esta interfaz entre humanos y animales cambia, también cambia las condiciones dentro de las cuales tales enfermedades evolucionan. Detrás de los cuatro hornos, por lo tanto, se encuentra un horno más fundamental que sostiene a los centros industriales del mundo: la olla a presión evolutiva de la agricultura y de la urbanización capitalistas. Esto proporciona el medio ideal a través del cual plagas cada vez más devastadoras nacen, se transforman, son inducidas a saltos zoonóticos y luego son vectorizadas agresivamente a través de la población humana. A esto se añaden procesos igualmente intensivos que tienen lugar en los márgenes de la economía, donde las cepas «salvajes» son encontradas por personas que se ven empujadas a incursiones agroeconómicas cada vez más extensas al interior de ecosistemas locales. El coronavirus más reciente, en sus orígenes «salvajes» y su repentina propagación a través de un núcleo fuertemente industrializado y urbanizado de la economía mundial, representa ambas dimensiones de nuestra nueva era de plagas político-económicas.

“La idea básica en este caso es desarrollada más a fondo por biólogos de izquierda como Robert G. Wallace, cuyo libro Big Farms Make Big Flu («Las grandes granjas hacen la gran gripe»), publicado en 2016, expone exhaustivamente la conexión entre la agroindustria capitalista y la etiología de las recientes epidemias, que van desde el SRAS hasta el Ébola. Al rastrear la propagación del H5N1, también conocido como gripe aviar, resume varios factores geográficos clave para esas epidemias que se originan en el núcleo productivo:

«Los paisajes rurales de muchos de los países más pobres se caracterizan ahora por una agroindustria no regulada que ejerce presión sobre los barrios periféricos. La transmisión no controlada en zonas vulnerables aumenta la variación genética con la que el H5N1 puede desarrollar características específicas para el ser humano. Al extenderse por tres continentes, el H5N1 de rápida evolución también entra en contacto con una variedad cada vez mayor de entornos socioecológicos, incluidas las combinaciones locales específicas de los tipos de huéspedes predominantes, los modos de cría de aves de corral y las medidas de sanidad animal».

“Esta propagación está, por supuesto, impulsada por los circuitos mundiales de mercancías y las migraciones regulares de mano de obra que definen la geografía económica capitalista. El resultado es «un tipo de selección demoníaca en aumento» a través del cual el virus se plantea un mayor número de vías evolutivas en un tiempo más corto, permitiendo que las variantes más aptas superen a las demás.

“Pero éste es un punto fácil de señalar, y uno ya común en la prensa dominante: el hecho de que la «globalización» permite la propagación de esas enfermedades más rápidamente; aunque aquí con una adición importante, observando cómo este mismo proceso de circulación también estimula al virus a mutar más rápidamente. La verdadera cuestión, sin embargo, viene antes: antes de que la circulación aumente la resiliencia de esas enfermedades, la lógica básica del capital ayuda a tomar cepas virales previamente aisladas o inofensivas y a colocarlas en entornos hipercompetitivos que favorecen los rasgos específicos que causan las epidemias, como ciclos rápidos de vida del virus, la capacidad de salto zoonótico entre especies portadoras y la capacidad de desarrollar rápidamente nuevos vectores de transmisión. Estas cepas tienden a destacar precisamente por su virulencia. En términos absolutos, parece que el desarrollo de cepas más virulentas tendría el efecto contrario, ya que matar antes al huésped da menos tiempo para que el virus se propague. El resfriado común es un buen ejemplo de este principio, ya que generalmente mantiene niveles bajos de intensidad que facilitan su distribución generalizada en la población. Pero en determinados entornos, la lógica opuesta tiene mucho más sentido: cuando un virus tiene numerosos huéspedes de la misma especie en estrecha proximidad, y especialmente cuando estos huéspedes pueden tener ya ciclos de vida acortados, el aumento de la virulencia se convierte en una ventaja evolutiva.

“De nuevo, el ejemplo de la gripe aviar es un ejemplo destacado. Wallace señala que los estudios han demostrado que «no hay cepas endémicas altamente patógenas [de influenza] en las poblaciones de aves silvestres, que son el reservorio-fuente último de casi todos los subtipos de gripe». En cambio, las poblaciones domesticadas agrupadas en granjas industriales parecen mostrar una clara relación con esos brotes, por razones obvias:

“Los crecientes monocultivos genéticos de animales domésticos eliminan cualquier cortafuegos inmunológico que pueda existir para frenar la transmisión. Los tamaños y las densidades de población más grandes facilitan mayores tasas de transmisión. Tales condiciones de hacinamiento reducen la respuesta inmunológica. El alto rendimiento, que forma parte de cualquier producción industrial, proporciona un suministro continuamente renovado de susceptibles, el combustible para la evolución de la virulencia.

“Y, por supuesto, cada una de estas características es una consecuencia de la lógica de la competencia industrial. En particular, la rápida tasa de «rendimiento» en tales contextos tiene una dimensión biológica muy marcada: «Tan pronto como los animales industriales alcanzan el volumen adecuado, son sacrificados. Las infecciones de influenza residentes deben alcanzar rápidamente su umbral de transmisión en cualquier animal dado […]. Cuanto más rápido se produzcan los virus, mayor será el daño al animal»5. Irónicamente, el intento de suprimir tales brotes mediante la eliminación masiva — como en los recientes casos de peste porcina africana, que provocaron la pérdida de casi una cuarta parte del suministro mundial de carne de cerdos — puede tener el efecto no deseado de aumentar aún más esta presión de selección, induciendo así la evolución de cepas hipervirulentas. Aunque tales brotes se han producido históricamente en especies domesticadas, a menudo después de períodos de guerra o catástrofes ambientales que ejercen una mayor presión sobre las poblaciones de ganado, es innegable que el aumento de la intensidad y la virulencia de tales enfermedades ha seguido a la expansión de la producción capitalista”…….


Nosotros no tenemos dudas de que las hipótesis de trabajo de Wallace merecen -como mínimo- ser tomadas muy en serio; por ello hoy vamos a publicar la entrevista que “Resumen Latinoamericano” referenció en un Boletín de fecha reciente.


Foto: Rob Wallace
Covid 19. La agroindustria está dispuesta a poner en riesgo de muerte a millones de personas
Resumen Latinoamericano, 27 marzo 2020

El coronavirus mantiene al mundo en estado de shock. En lugar de combatir las causas estructurales de la pandemia, los gobiernos solo se están centrando en medidas de emergencia. Conversamos con Rob Wallace sobre los peligros del COVID-19, la responsabilidad de la agroindustria y las soluciones sostenibles para combatir las dolencias infecciosas. Wallace es biólogo evolutivo y filogeógrafo para la salud pública en Estados Unidos. Ha investigado las nuevas pandemias durante 25 años y es autor del libro Big Farms Make Big Flu (Las grandes granjas producen grandes gripes).

¿Cuán peligroso es el coronavirus?
Depende de donde te encuentres en el momento del brote local de COVID-19: nivel inicial, pico máximo o fase tardía. ¿Cómo está respondiendo el sistema de salud de la región? ¿Cuántos años tienes? ¿Eres inmunológicamente vulnerable? ¿Cuál es tu estado general de salud? Por añadir una posibilidad no diagnosticable: ¿tu inmunogenética, la genética que subyace a tu defensa inmunológica se alinea contra el virus o no?

¿Así que todo este alboroto alrededor del virus es solo una estrategia para asustar a las personas?

No, en absoluto. El COVID-19 registraba una tasa de letalidad (CFR, Case Fatality Rate) de entre 2 y 4 % en la fase inicial del brote en Wuhan. Fuera de Wuhan, el CFR parece caer más o menos al 1% e incluso por debajo, pero también parece aumentar en puntos aquí y allá, incluso en lugares de Italia y EE. UU. Su rango no parece muy elevado en comparación con, por ejemplo, el Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS), que es del 10%; la gripe de 1918, del 5–20 %; la gripe aviar H5N1, del 60%; y, en algunos puntos, el ébola, con una tasa de mortalidad del 90 %. Pero, ciertamente, supera el 0,1% de CFR de la incidencia de la gripe estacional. Sin embargo, el peligro no es solo una cuestión de tasa de mortalidad, sino que también debemos afrontar lo que se denomina penetración de la tasa de ataque comunitario: qué penetración tiene el brote entre el conjunto de la población mundial.

¿Puede ser más específico?

La red global de viajes tiene una conectividad récord. Sin vacunas ni antivíricos específicos para el coronavirus ni ninguna inmunidad en estos momentos, incluso un virus con solo un 1% de mortalidad puede suponer un peligro considerable. Con un periodo de incubación de hasta dos semanas y cada vez más evidencias de que hay transmisión antes de la dolencia –antes de que sepamos que las personas están infectadas–, pocos lugares estarían libres de infección. Si, por ejemplo, el COVID-19 registra un 1% de víctimas mortales, el proceso de infección de cuatro mil millones de personas supondrá 40 millones de muertes. Una pequeña proporción de un gran número aún puede representar una gran cantidad.

Estas son cifras alarmantes para un patógeno considerablemente menos virulento…

Absolutamente, y sólo estamos a comienzos del brote. Es importante comprender que muchas infecciones nuevas cambian en el transcurso de las epidemias. La infectividad, la virulencia o ambas pueden atenuarse. Por otro lado, otros brotes aumentan en virulencia. La primera oleada de la pandemia de gripe, la primavera de 1918, fue una infección relativamente leve. Fueron la segunda y tercera oleada de aquel invierno y hasta el 1919 las que mataron millones de personas.

Pero los escépticos de la pandemia sostienen que hay menos personas infectadas y menos muertes por el coronavirus que por la gripe estacional típica. ¿Qué opina?

Seré el primero en celebrarlo si este brote demuestra ser un fracaso. Pero estos esfuerzos para descartar el COVID-19 como un peligro menor citando otras enfermedades mortales, especialmente la gripe, son una estratagema retórica para presentar la preocupación sobre el coronavirus como inadecuada.

Así que la comparación con la gripe estacional es engañosa.

No tiene mucho sentido comparar dos patógenos en las diferentes secciones de su epicurva, es decir, su curva de desarrollo. Sí, la gripe estacional infecta a muchos millones de personas en todo el mundo, y la Organización Mundial de la Salud estima que hasta 650.000 personas mueren por su causa cada año. Sin embargo, el Covid-19 solo está en el principio de su desarrollo epidemiológico. Y a diferencia de la gripe, no tenemos ni vacuna ni inmunidad colectiva para frenar la infección y proteger a las poblaciones más vulnerables.

Aunque la comparación sea engañosa, ambas enfermedades son causadas por virus que pertenecen incluso a un grupo específico, los virus ARN. Ambos pueden causar enfermedades. Ambos afectan a la boca y la garganta y a veces también a los pulmones. Ambos son bastante contagiosos.

Estas son similitudes superficiales que no tienen en cuenta una diferencia importante entre los dos patógenos. Sabemos mucho sobre la dinámica de la gripe. Sabemos muy poco sobre el COVID-19, que está lleno de incógnitas. De hecho, hay mucha información sobre el comportamiento del COVID-19 que no conoceremos hasta que el brote se desarrolle por completo. Al mismo tiempo, es importante comprender que no se trata de COVID-19 versus gripe estacional, sino del COVID-19 y la gripe. La aparición de múltiples infecciones capaces de desencadenar una pandemia y afectar a poblaciones enteras de manera combinada debería ser la principal preocupación.

Ha estado investigando epidemias y sus causas durante varios años. En su libro Big Farms Make Big Flu intenta establecer conexiones entre las prácticas agrícolas industriales, la agricultura ecológica y la epidemiología viral. ¿Cuál es su visión?

El verdadero peligro de cada nuevo brote es el fracaso o, mejor dicho, la negativa a comprender que cada nuevo COVID-19 no es un incidente aislado. El aumento de la incidencia de los virus está estrechamente relacionado con la producción de alimentos y la rentabilidad de las empresas multinacionales. Cualquiera que pretenda comprender por qué los virus se están volviendo más peligrosos debe investigar el modelo industrial de agricultura y, más concretamente, la producción ganadera. En la actualidad, pocos gobiernos y pocos científicos están preparados para hacerlo. Más bien todo lo contrario: cuando surgen nuevos brotes, los gobiernos, los medios de comunicación e incluso la mayoría de las instituciones médicas están tan concentrados en las emergencias por separado que ignoran las causas estructurales que llevan a múltiples patógenos marginales a convertirse en un fenómeno global inesperado.

El aumento de la incidencia de los virus está estrechamente relacionado con la producción de alimentos y la rentabilidad de las empresas multinacionales. Cualquiera que pretenda comprender por qué los virus se están volviendo más peligrosos debe investigar el modelo industrial de agricultura y, más concretamente, la producción ganadera.

¿Quiénes son los responsables?

He mencionado la agricultura industrial, pero hay un panorama más amplio. El capital encabeza el acaparamiento de tierras en los últimos bosques primarios y explotaciones agrarias de pequeños propietarios en todo el mundo. Estas inversiones impulsan la deforestación y un desarrollo que conduce a la aparición de enfermedades. La diversidad funcional y la complejidad que representan estas vastas extensiones de tierra se unifican de tal manera que los patógenos, previamente encerrados, se están extendiendo a la ganadería local y a las comunidades humanas. En resumen, los centros del capital mundial, lugares como Londres, Nueva York y Hong Kong, deben ser considerados nuestros principales focos de enfermedades.

¿De qué enfermedades hablamos?
En este momento, no hay patógenos libres de la influencia del capital. Incluso las regiones más remotas se ven afectadas aunque sea desde la lejanía. El ébola, el zika, los coronavirus, la reaparición de la fiebre amarilla, una variedad de gripes aviares y la peste porcina africana se encuentran entre muchos de los patógenos que salen de las zonas más remotas del interior hacia los circuitos periurbanos, las capitales regionales y, finalmente, hacia la red mundial de viajes. Solo hay unas pocas semanas de diferencia entre los murciélagos del Congo, que se cree que transmiten el virus del ébola, y los bañistas de Miami que fallecen a causa del virus.

¿Qué papel desempeñan las empresas multinacionales en este proceso?
El planeta Tierra es hoy en día en gran parte una gran fábrica agrícola industrial, tanto en términos de biomasa como de uso de la tierra. La agroindustria tiene como objetivo acaparar el mercado de alimentos. El proyecto neoliberal está diseñado para ayudar a las empresas de los países industrializados más desarrollados a robar tierras y recursos de los países más débiles. Como resultado, muchos de estos nuevos patógenos previamente ligados a ecosistemas forestales que se habían desarrollado durante largos períodos de tiempo están siendo liberados y amenazan al mundo entero.

¿Cuáles son los efectos de los métodos de producción de la agroindustria?
La agricultura, organizada según las necesidades capitalistas y en sustitución de la ecología natural, proporciona los medios exactos por los que un patógeno puede desarrollar los fenotipos más virulentos e infecciosos. No se podría diseñar un mejor sistema para generar enfermedades mortales.

La expansión de los monocultivos genéticos de animales de granja elimina cualquier barrera inmunológica que pueda estar disponible para ralentizar o frenar la transmisión.

¿Cómo es eso?

La expansión de los monocultivos genéticos de animales de granja elimina cualquier barrera inmunológica que pueda estar disponible para ralentizar o frenar la transmisión. Las grandes dimensiones y las altas densidades de población facilitan mayores tasas de transmisión. Estas condiciones de hacinamiento deprimen la respuesta inmunológica de los animales. El alto rendimiento de los animales, como parte indisoluble de cualquier producción industrial, proporciona a los virus un suministro constante de nuevos animales huéspedes, lo que promueve su virulencia. En otras palabras, la agroindustria está tan orientada a los beneficios que la decisión de utilizar un virus que podría matar a mil millones de personas parece compensar el riesgo.

¡¿Qué?!
Estas empresas pueden simplemente trasladar el coste de sus operaciones de riesgo epidémico a todos los demás: los propios animales, los consumidores, los agricultores, las comunidades locales y los gobiernos de todas las jurisdicciones. Los daños son tan grandes que la agroindustria tal como la conocemos estaría acabada para siempre si incluyéramos estos costes en las cuentas de la empresa. Ninguna empresa podría soportar el coste de los daños causados.


En muchos medios se afirma que el punto de partida del coronavirus fue un mercado de alimentos exóticos en Wuhan. ¿Es cierto?
Sí y no. Hay pruebas espaciales que lo respaldan. El rastreo de los contactos asociados con las infecciones conduce al mercado mayorista de mariscos de Hunan en Wuhan, donde también se venden animales salvajes. Al parecer, las muestras han identificado el extremo occidental del mercado donde se guardaban los animales salvajes. Pero ¿cuánto debemos remontarnos en la investigación? ¿Cuándo empezó la emergencia exactamente? El foco en el mercado pasa por alto los orígenes de la agricultura silvestre en el interior y su creciente mercantilización. En todo el mundo, y también en China, los alimentos silvestres se están convirtiendo cada vez más en un sector económico estructurado. Pero su relación con la agroindustria va más allá de simplemente compartir la misma fuente de ingresos. A medida que la producción industrial (de cerdos, aves de corral y similares) se expande en el bosque primario, presiona a los productores de alimentos silvestres para que se adentren más en los bosques en busca de las poblaciones originales, aumentando así la interacción con los nuevos patógenos, incluido el COVID-19, e incrementando su propagación.

El COVID-19 no es el primer virus que se desarrolla en China y que el gobierno trató de encubrir.

Sí, pero este no es un caso especial chino. Los Estados Unidos y Europa también han servido como «puntos cero» para las nuevas infecciones virales, más recientemente el H5N2 y el H5Nx, y sus representantes multinacionales y neocoloniales impulsaron el surgimiento del ébola en África occidental y del zika en el Brasil. Y durante los brotes de gripe porcina (H1N1) en 2009 y de gripe aviar (H5N2), los funcionarios de salud de los Estados Unidos encubrieron a la agroindustria.

La OMS ha declarado ahora una emergencia sanitaria de interés internacional. ¿Es adecuado este paso?

Sí. El peligro de un patógeno de este tipo es que las autoridades sanitarias no tienen un control sobre la distribución estadística del riesgo. No tenemos idea de cómo puede responder el patógeno. Hemos pasado de un brote en un mercado a infecciones en todo el mundo en cuestión de semanas. El patógeno podría simplemente morir. Esto sería genial, pero no lo sabemos. Una mejor preparación aumentaría las probabilidades de reducir la velocidad de propagación del patógeno. La declaración de la OMS también es parte del que yo denomino “teatro pandémico”. Las organizaciones internacionales han muerto por inacción. Me viene a la mente la Sociedad de Naciones. El grupo de organizaciones de la ONU siempre está preocupado por su relevancia, poder y financiación. En cambio, tal activismo también puede converger en la preparación y prevención que el mundo necesita para interrumpir las cadenas de transmisión de COVID-19.

La reestructuración neoliberal del sistema de atención médica ha empeorado tanto la investigación como la atención general de los pacientes, por ejemplo, en los hospitales. ¿Qué diferencia podría comportar un sistema de salud mejor dotado para combatir el virus?
Existe la terrible pero reveladora historia del empleado de una empresa de dispositivos médicos de Miami que, al volver de China con síntomas similares a la gripe, hizo lo correcto para su familia y su comunidad y exigió que un hospital local le hiciera la prueba de COVID-19. Temía que su exiguo seguro médico de la Obamacare no cubriera las pruebas. Y estaba en el correcto, dado que la prueba costaba 3720 dólares. En el caso de los Estados Unidos, una de las demandas podría ser la aprobación de una orden de emergencia que exija que durante el brote de una pandemia, el gobierno federal se haga cargo de todas las facturas médicas relacionadas con las pruebas de infección y el tratamiento tras un resultado positivo. Queremos animar a la gente a buscar ayuda en lugar de esconderse — e infectar a otras personas — porque no pueden pagar el tratamiento. La solución obvia es un servicio sanitario estatal que cuente con el personal y el equipo adecuados para esas emergencias en toda la comunidad, de forma que nunca se desanime la cooperación comunitaria.
Utilizar la crisis del coronavirus para probar los últimos métodos de control autocrático es un sello distintivo del capitalismo desastroso.

Tan pronto como se descubre el virus en un país, los gobiernos de todas partes reaccionan con medidas punitivas autoritarias, como la cuarentena de regiones y ciudades enteras. ¿Están justificadas esas medidas drásticas?

Utilizar la crisis del coronavirus para probar los últimos métodos de control autocrático es un sello distintivo del capitalismo desastroso. En lo que respecta a la salud pública, prefiero atenerme a la confianza y la compasión, que son variables importantes en una epidemia. Sin cualquier de las dos, los gobiernos pierden el apoyo de la población. El sentido de solidaridad y de respeto mutuo es una parte fundamental para sobrevivir juntos a tales amenazas. Las cuarentenas autoimpuestas con el apoyo adecuado –ayuda vecinal, camiones de suministro de alimentos de puerta a puerta, permiso de trabajo y seguro de desempleo– pueden generar este tipo de cooperación.

Cómo sabrá, en Alemania, la AfD es un partido nazi ‘de facto’ con 94 escaños en el Parlamento. La ultraderecha y otros grupos en asociación con políticos del AfD usan la crisis del coronavirus. Difunden falsos informes sobre el virus y exigen más medidas autoritarias en el gobierno: restringir los vuelos y la entrada a las personas migrantes, el cierre de fronteras y la cuarentena forzada.

La prohibición de viajar y el cierre de fronteras son demandas con las que la ultraderecha radical quiere “racializar” lo que ahora son enfermedades globales. Esto es, por supuesto, un sinsentido. En este punto, dado que el virus ya se está propagando por todas partes, lo único sensato que se puede hacer es asegurar que el sistema público de salud sea lo suficientemente fuerte como para tratar y curar a cualquier persona infectada. Y, por supuesto, debemos dejar de robar la tierra a los pueblos originarios y provocar los emigración masiva en primer lugar, solo así podremos evitar que los patógenos emerjan.

¿Cuáles serían las soluciones sostenibles para luchar contra las enfermedades infecciosas?
Para reducir la aparición de nuevos brotes de virus, la producción de alimentos debe cambiar radicalmente. La autonomía de los agricultores y un sector público fuerte pueden reducir el efecto de las cadenas de contagio unidireccionales y las infecciones descontroladas. Esto incluye la promoción de la biodiversidad de ganado y de cultivos, y la reforestación estratégica, tanto en cada explotación agraria como en todo el ámbito regional. Se debe permitir que los animales destinados a la alimentación se reproduzcan localmente para transmitir los mecanismos de inmunidad. Se trata de combinar una producción justa con una circulación equitativa de los bienes. Esto incluye subvenciones a la agricultura ecológica y a los precios de venta, y programas para los consumidores. Estos proyectos deben ser protegidos frente a las limitaciones impuestas por la economía neoliberal tanto a los individuos como a las comunidades y defendidos contra la amenaza de la opresión del Estado dirigida por el capital.

La producción de alimentos altamente industrializada depende de prácticas que ponen en peligro a toda la humanidad y, en este caso, contribuyen a desencadenar una nueva pandemia mortal.

¿Qué debería exigir la izquierda ante la creciente dinámica de los brotes de enfermedades?
La agroindustria como forma de reproducción social debe ser abolida para siempre, aunque solo sea por una cuestión de salud pública. La producción de alimentos altamente industrializada depende de prácticas que ponen en peligro a toda la humanidad y, en este caso, contribuyen a desencadenar una nueva pandemia mortal.

Deberíamos exigir que los sistemas alimentarios se socialicen de tal manera que estos patógenos peligrosos no puedan desarrollarse. Para lograrlo, la producción de alimentos debe reintegrarse a las necesidades de las comunidades rurales. Esto requerirá, en primer lugar, prácticas agroecológicas que protejan el medio ambiente y a los agricultores que cultivan los alimentos. El panorama general es este: necesitamos curar la grieta metabólica que separa nuestra ecología de nuestra economía. En resumen, tenemos un mundo que ganar.

Traducción de la entrevista a Rob Wallace por Yaak Pabst, para la revista Marx21


RELACIONADO:
-“Los fondos buitre que invierten en agronegocios en España depredan el campo”
-La pandemia, catalizador del auge de China
Francisco Herranz


domingo, 29 de marzo de 2020

MEDIPUB: COVID-19: Situación actual y sector primario Por Orestes Martí


Mapa interactivo

MEDIPUB: COVID-19: Situación actual y sector primario
Por Orestes Martí

Las Palmas de Gran Canaria
2020-3-2
9
Hace sólo unas horas, el destacado comunicador canario Fernando Alemán Díaz escribía en “Cosecha directa” (El cierre de los mercados agrícolas, o el error por desconocimiento), que “El cierre de los mercados agrícolas es evidente que ha sido un gran error, y que para los agricultores y ganaderos pequeños puede suponer su debacle o ruina total. Estos mercados eran parte importante de su salario mensual, y una forma de mantener la agricultora y ganadería familiar para ellos, pero también una garantía para la ciudadanía de encontrar la seguridad de productos frescos y de cercanías, eso que todos los días los políticos se llenan la boca diciendo o predicando, pero que a la hora de la verdad hacen justo lo contrario.

Fernando Alemán Díaz

“Ante esta crisis infernal, cerrar estos mercados agrícolas puede ser un mal ejemplo para la clase política que no rectifique con rapidez y dar salida a las necesidades de una agricultura que cada vez demanda más la ciudadanía, y por supuesto la gran restauración, esos grandes cocineros que tenemos en España en su conjunto, que buscan la frescura del producto, la cercanía y la seguridad de la calidad.
“Y eso que hacen los grandes cocineros, la ciudadanía lo ha reconocido y lo ha llevado a su dominio, y busca lo mismo como agüita de mayo. Eso que tanto se busca, no está en la gran superficie, eso solo se encuentra y a muy buen precio para el consumidor y el productor en los mercados agrícolas.
“Esos mercados que para algunos iluminados era un foco de contagio ante la pandemia de COVID-19 van y se prohíben, cuando en su mayoría las condiciones sanitarias son mucho mejores que los de la gran superficie, y el control se puede llevar a cabo con todas las medidas de seguridad. ya que los lugares suelen ser mucho más amplios y ventilados que los de la gran superficie.
“Pero no a los iluminados, seguramente acostumbrados a la gran superficie, los únicos locales sanitariamente en condiciones son esos, sin tener en cuenta nada más, es decir, se montan en la palabra de dios y deciden que lo fresco, lo sano y por consiguiente saludable, tiene que comprarlo la ciudadanía, en los supermercados de los poderosos hay que comprar no precisamente lo mejor, salvo raras excepciones, y es que además en Canarias por ejemplo, no existe ningún mercado agrícola ambulante, que es precisamente lo que no permite el Decreto de Alerta Sanitaria.
De verdad que es poco entendible que los mercados agrícolas se hayan cerrado, no son ambulantes ya que siempre se celebran en un sitio concreto, y no se venden otros producto que no sea para una buena y saludable alimentación. Por consiguiente bueno es que la brújula política recupere el norte y el sentido de lo no solamente necesario para un sector tan frágil como el primario, también tan necesario para la ciudadanía.
Por eso decimos desde aquí, que los que lo han cerrado, se replanteen su apertura entre más pronto mejor en beneficio del bien común, pero también en beneficio de un sector que puede resultar muy dañado, no sólo por la crisis, también por las malas decisiones o los errores desde los despacho.
Pero eso debería servir, no solamente en Canarias, también en todo el territorio nacional, eso daría un respiro importante a todo un sector que lo está pidiendo a gritos, y siempre con un control que no disminuya lo más mínimo la seguridad sanitaria, poderse hacer se puede, lo que se necesita es decisión, visión y compromiso con la soberanía alimentaria, pero también con la seguridad que aporta lo cercano.

Ver vídeo: “La agricultura familiar desaparece en beneficio de las grandes superficies”. Tomado de “Cosecha directa”.
Por su parte, el día 22 del presente mes en el sitio de Sputnik Gonzalo Wancha publicaba también un artículo sobre el tema del denominado “Sector primario” (1) y su situación en España, con el título “Los agricultores, los héroes olvidados de la crisis”.
 

© Sputnik / Gonzalo Wancha
El campo ha visto crecer la demanda y productividad con el COVID–19, el sector se manifestaba por su precariedad hace semanas, pero la crisis del coronavirus les posiciona ahora como pilar productivo insustituible reivindicando el madeinSpain frente al comercio global.

Los contagios por coronavirus sobrepasan ya el millar en Andalucía, pero hay quien no tiene tiempo ni de alarmarse por las noticias. Sin apenas un respiro para atendernos, Rolando Parra desde el centro logístico de Transportes Belzunces explica que están sobrepasados de trabajo, “el teléfono no para de sonar”, con una flota de más de 160 camiones frigoríficos funcionando al 100% exportando a Europa frutas y hortalizas procedentes en su mayoría del Sur de España y del Levante, “ni siquiera podemos asumir más trabajo porque no tenemos más camiones, pero la demanda existe, si nuestra flota fuera el doble de grande igualmente la totalidad estaría funcionando” calcula el coordinador de la misma. La situación en la exportación de productos agrarios y alimentarios es superlativa.

Bajando la lupa encontramos las almazaras y cooperativas, también aquí“trabajamos en todo el sector como sino hubiera mañana, el campo tiene sus tempos que no podemos alterar, pero en general la industria agroalimentaria está dando el do de pecho, se trabaja a marchas forzadas y con grandes sacrificios para responder a la sobredemanda del mercado nacional e internacional”, cuenta Alfredo García Raya, Presidente de Oleoestepa, una de las principales cooperativas de aceite de oliva que aúna a más de 5.500 agricultores.

Y llevando la mirada más al terreno y a las zanjas de siembra, desde su propia producción de Ronda (Málaga), la bióloga y agricultora María Llorens cuenta que “mi #quédateencasa es quédate en el campo, no podemos parar de trabajar, el ganado o el trigo no entienden los problemas de los hombres y necesitan alimentarse, más con la sequía que tenemos”.


Los agricultores españoles no paran de trabajar © SPUTNIK / GONZALO WANCHA
El campo no ha parado con la crisis del coronavirus, de hecho está trabajando más en todos sus eslabones productivos, lo que posibilita que la cadena alimenticia nacional no haya sufrido desabastecimientos a pesar del bloqueo de potencias exportadoras como China o Italia. Otro síntoma de lo indispensable que es el sector primario ahora es el hecho de que asociaciones agrarias como ASAJA o COAG no tienen constancia de los omnipresentes ERTES en asociaciones agrarias o ganaderas, “si paramos nosotras, ¿quién iba a llenar los estantes de los supermercados?” se pregunta María Llorens, que además de gestionar su producción es presidenta de la red nacional de jóvenes agricultores de ASAJA.

Por su parte desde COEXPHAL, la principal Asociación hortofrutícola de Almería, una de las huertas de Europa en el sureste de la península, el gerente Luis Miguel Fernández destaca que “No hay riesgo de desabastecimiento porque seguimos trabajando para alimentar a Europa, pero el trabajo que estamos desarrollando debe ser tenido en cuenta por las autoridades de España y Europa como estratégico y primordial”, de hecho la organización ha promovido campañas de reconocimiento y visibilización para un sector que está quedando a la sombra del reconocimiento público, para destacar“el esfuerzo titánico que miles de hombres y mujeres del sector hortícola están realizando para que los alimentos lleguen frescos y saludables hasta las despensas y cocinas de los ciudadanos”.

El sector agrícola se manifestaba hace solo unas semanas con tractoradas y cortes de tráfico por todo el país. Protestaban contra un sistema productivo que merced a la globalización, hacía de la agricultura y ganadería una actividad insostenible en España. Esa insostenibilidad que denunciaban ha mutado, gracias o por culpa de COVID–19, para erigirlo ahora como sector insustituible, “no creo que seamos héroes, hacemos nuestro trabajo”, cuenta Rolando desde Almería, “pero no es fácil, aunque las mercancías pueden circular según el Real Decreto 463/2020 del estado de alarma, tenemos que lidiar con la falta de una normativa clara, no hemos parado de producir y exportar a Europa, pero nos encontramos con que cada región tiene unas medidas y restricciones diferentes, así es imposible coordinar un servicio efectivo”.
El sector hortofrutícola de productos estacionales saca músculo estos días, de Almería salen 400 camiones diarios hacia Europa, operarios demercados como el alemán aseguran que precisan de la huerta española para seguir operando. COVID–19 está impulsando más si cabe una de las mejores maquinarias de la economía nacional, las exportaciones agroalimentarias de Andalucía venían de lograr un nuevo récord exportador en 2019 con ganancias de más de 11 mil millones de euros, pero no todo son buenas nuevas en estos tiempos de incertidumbre. “Estamos produciendo y vendiendo bien, pero no veo este capítulo como una oportunidad” analiza Alfredo García Raya, “todo esto puede, por ejemplo en el aceite de oliva, tener un efecto rebote, todo el aceite que distribuimos hoy no se consumirá en un futuro próximo ya que el aceite de oliva es un producto más duradero”.

Analistas como Aurelio Médel, ven en esta crisis una oportunidad para reivindicar y apostar por el valor MadeInSpain del sector primario, relegado en España por el sector servicios y la oferta procedente de otros continentes, “es el momento de producir mejor y con mayores garantías, aunque resulte más caro. En las circunstancias actuales algo más de inflación no sería un problema si trae más empleo y menos costes sociales (paro)… lo que está claro es que de esta crisis vamos a salir con más déficit y deuda pública, y ya nos sobraba”.
Pero más allá del largo plazo, para muchos y muchas agricultores y ganaderos, esta crisis es una oportunidad para “reivindicarnos, hacer ver que somos importantes, que España y nuestro producto somos sinónimo de seguridad alimentaria de calidad”, argumenta María Llorens, que confiesa que espera algún reconocimiento acorde a la importancia de la labor del campo, “echo de menos que los dirigentes políticos se acuerden de nosotros, sin nuestro trabajo y sacrificio esta crisis sería total”. La Federación de agricultores ASAJA, acaba además de poner a disposición de las autoridades sanitarias toda la maquinaria agrícola para fumigar y sanear las calles de ciudades y localidades en la provincia de Málaga, “es solo un ejemplo de que estamos para aportar… desde mi perspectiva de mujer, joven y agricultora, tengo muy claro que este virus no entiende de género o edades, tenemos que trabajar unidos para salir adelante y lo haremos seguro”. El sector agrícola y sus 800 mil integrantes en España ejemplifican el valor de la unidad ante esta crisis y muestran que quien siembra compromiso, siembre esperanza.

NOTAS:

(1) Las principales actividades del sector primario son la agricultura, la pesca, la explotación forestal, la explotación minera, la producción de energía y la captación de agua, de manera que están fundamentalmente vinculadas al ámbito rural.
Es importante destacar que en ese “escenario” todos los “actores” no desempeñan el mismo rol, ni mucho menos; por lo que sería un enorme error pensar lo contrario y pensar en llevar a cabo “políticas” comunes, más allá de las posibles y necesarias.
En este “universo” no se puede dejar de mencionar a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), quien se autodefine de la forma siguiente: “La FAO es la agencia de las Naciones Unidas que lidera el esfuerzo internacional para poner fin al hambre. Nuestro objetivo es lograr la seguridad alimentaria para todos, y al mismo tiempo garantizar el acceso regular a alimentos suficientes y de buena calidad para llevar una vida activa y sana. Con más de 194 Estados miembros, la FAO trabaja en más de 130 países. Todos podemos desempeñar un papel importante en la erradicación del hambre”
RELACIONADO:
-“Los fondos buitre que invierten en agronegocios en España depredan el campo”
-¿Por qué en España los campos se tiñen de morado?
-El coronavirus está hundiendo al Gobierno de Bolsonaro
Raúl Zibechi
-El campo español ingresa en la UCI
-La Europa enferma que dejará la crisis del COVID-19
Luis Rivas
-La pandemia, catalizador del auge de China
Francisco Herranz
-El neomaltusianismo de la COVID-19, según el consultor del pentágono Robert Kaplan
Alfredo Jalife-Rahme

sábado, 28 de marzo de 2020

MEDIPUB: COVID-19: Situación actual y “ Modelos sanitarios” Por Orestes Martí


Mapa interactivo

MEDIPUB: COVID-19: Situación actual y “ Modelos sanitarios”
Por Orestes Martí
Las Palmas de Gran Canaria
2020-3-28
De cierta forma, ya habíamos abordado el tema del “modelo sanitario norteamericano” en varios trabajos anteriores (1); eso hace un poco más fácil la comprensión que se expone en el último trabajo publicado por la Plataforma de vocación social TeleSur en el día de hoy y que más adelante compartiremos -como es nuestra costumbre- de forma íntegra.

Antes, si quisiéramos llamar la atención sobre un contrasentido que señala la destacada periodista cubana Rosa Miriam Elizalde en su trabajo “Cuba salva” publicado en Dominio Cuba en el que señala “La gran paradoja es que, mientras los barcos con petróleo y alimentos contratados por Cuba son acosados por Estados Unidos, los barcos con los enfermos que nadie quiere en sus puertos reciben solidaridad y respeto en Cuba”.
Pero más allá de contrasentidos y paradojas, vale la pena echar una breve ojeada a lo que expresa la publicación argentina laPlataforma de Información para Políticas Públicas de la Universidad de Uncuyo sobre “Caracterización de Modelos Sanitarios y Sistemas Sanitarios”:

“Durante mucho tiempo las personas cubrieron el tratamiento de sus enfermedades con recursos propios, acudiendo a las distintas alternativas que podían encontrar. Los acontecimientos históricos fueron modificando profundamente la estructura de la sociedad, sus costumbres, su cultura y entre ellos el concepto de salud; de ahí que se forjaran profesiones sanitarias y aparecieran diversos dispositivos asistenciales. Los poderes públicos tomaron conciencia de la necesidad de establecer determinadas garantías a favor de la población, principalmente las que se referían al desarrollo de las medidas higiénicas, la medicina preventiva y el saneamiento ambiental.
“Esta situación originó distintas visiones ideológicas y políticas respecto a la asistencia sanitaria en los distintos países, dependiendo de la conformación de las características sociales, políticas, económicas e históricas de cada uno de ellos. Tales características dieron origen a modelos como el Liberal, el Socialista y el Mixto.
“Es común en la literatura especializada que se utilice el concepto de modelo y sistemas como sinónimo. Por ello es importante remarcar la diferencia entre ambos para no confundirlos:
“El Modelo hace al ámbito de la política y se lo puede definir como “el conjunto de criterios o fundamentos doctrinales e ideológicos en los que están cimentados los sistemas sanitarios”, en él se determinan aspectos como: población receptora, quién financia el sistema, prestaciones que se van a dar, actuaciones y competencias de la salud pública-autoridad sanitaria.
“Mientras que el Sistema hace a la operatividad y ejecución del Modelo, pero al momento de definirlo aparecen distintas maneras de conceptualizarlo propio de las características y complejidades que guarda.
“La Organización Mundial de la Salud los relaciona con el Concepto de Salud en su aspecto más amplio “como un conjunto de elementos interrelacionados que contribuyen a la salud en los hogares, los lugares de trabajo, los lugares públicos y las comunidades, así como en el medio ambiente físico y psicosocial, y en el sector de la salud y otros sectores afines”.
“Asimismo, la OMS visualiza los distintos actores que lo componen al explicar que “sistema es el conjunto de todas las actividades, oficiales o no, relacionadas con la prestación de servicios de salud a una población determinada, que debe tener acceso adecuado a la utilización de dichos servicios. Integrado por todo el personal de la salud disponible, los procedimientos de formación de este tipo de personal, las instalaciones sanitarias, las asociaciones profesionales, los recursos económicos que por cualquier motivo u origen se pongan al servicio de la salud y el dispositivo oficial y no oficial existente”.
“Y añade que “todo este conjunto debe armonizarse en un sistema homogéneo que permita utilizar los recursos habilitados para el logro de la máxima satisfacción de los objetivos prefijados: garantizar el derecho a la salud no sólo como un derecho universal, sino como un recurso para el desarrollo social, económico e individual de una persona”.
“Si bien todo sistema se encuentra incluido en uno mayor, el suprasistema, están quienes consideran que los sistemas de salud son una variante de los sistemas sociales, y como tales aparecen como una de las instituciones y funciones sociales más constantes y de mayor complejidad en la sociedad.
“Desde la sociología se ha definido al sistema de salud como “el conjunto de mecanismos sociales cuya función es la transformación de recursos generalizados en productos especializados en forma de servicios sanitarios de la sociedad”.


Visto lo anterior, pasemos a la información publicada por TeleSUR:

¿Por qué EE.UU. es el epicentro del nuevo coronavirus?


El país ha superado también a naciones seriamente afectadas por el nuevo coronavirus, como España e Italia. | Foto: EFE
Desde el 24 de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicaba que el país norteamericano podría convertirse en el centro mundial de la pandemia.

Con un acelerado ritmo de más de 5.000 contagios diarios, la cifra supone un récord para los casos registrados por la pandemia a nivel mundial, para registrar unas 1.536 de muertes.


Hasta este jueves, se encontraban bajo investigación más de 83.000 personas en Nueva York por sospechas de coronavirus. FOTO: EFE
Situación estadounidenseEl estado de Nueva York es hoy el más afectado de EE.UU. con casi diez veces más casos que el resto de los estados.

Con cifras de contagio cerca de los 45.000, el gobernador neoyorquino,Andrew Cuomo, advirtió que estos números aún no han registrado su máximo, al esperarse una escalada dentro de 21 días.

Cuomo ya planea sumar más de 120 mil camas en instalaciones hospitalarias, pues asegura que “la montaña que tenemos que escalar es monumental”

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), se han notificado casos en los 50 estados, el Distrito de Columbia, Puerto Rico, Guam y las Islas Vírgenes de los EE. UU.

De ellos, al menos 15 registran más de 1.100 contagiados, y unos 46 presentan transmisión comunitaria o autóctona en áreas definidas o generalizadas. Asimismo, reportan que hasta el jueves, se encontraban bajo investigación más de 83.000 personas.


A mediados de marzo el mandatario estadounidense pedía calma a los ciudadanos de su país y a los medios de prensa. FOTO: EFE
EE.UU. vs Covid-19
El 13 de marzo, el presidente estadounidense Donald Trump declaraba el estado de emergencia nacional ante la propagación de la nueva cepa de coronavirus, para así poder contar con más ayuda federal para combatir el virus.

Un día antes se anunciaba el cierre de las fronteras nacionales a los viajeros procedentes de Europa continental; con excepción de los pasajeros estadounidenses.

Sin embargo, ambas medidas llegaron cuando se registraban más de 1.600 casos en el país y se contabilizaban al menos unas 40 muertes por el virus.

A inicios de marzo, los Institutos Nacionales de Salud advertían ya sobre la importancia y necesidad del “distanciamiento social” y de minimizar lo más posible el contacto innecesario en entornos públicos.

Sin embargo, a pesar de las cifras de contagiados, el 15 de marzo, el mandatario estadounidense pedía calma a los ciudadanos de su país y a los medios de prensa, asegurando que todo estaba “yéndonos bien”.

Durante una rueda de prensa en la Casa Blanca, Trump planteaba la posibilidad de relajar las medidas de restricción contra el coronavirus, entre ellas el cierre de negocios o los trabajadores en casa, pues estas resultaban nefastas para la economía.

El país no tomó la pandemia en serio, y según la viróloga de la Universidad de Columbia, Angela Rasmussen, la situación que viven hoy “podría haberse detenido implementando pruebas y vigilancia mucho antes, por ejemplo, cuando se identificaron los primeros casos importados”.
 


Varios Estados han implementado normativas por su cuenta. FOTO: EFE

Cuarentena y aislamiento

Desde el 24 de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicaba que Estados Unidos podría convertirse en el epicentro mundial de la pandemia de coronavirus, al registrar una “aceleración muy grande” de los contagios.

Sin embargo, el presidente sólo señalaba la necesidad de volver a las actividades laborales, asegurando que las personas querían volver al trabajo, y que practicarían el distanciamiento social y otras sugerencias, al tiempo que las personas mayores serían vigiladas.

“Podemos hacer dos cosas juntos. ¡La curación no puede ser peor que el problema! El Congreso debe actuar ahora. ¡Volveremos fuertes!”, añadía.

Con una población de casi 330 millones personas, alrededor de unos 70 millones de estadounidenses han sido llamados a quedarse en sus hogares; sin embargo, la medida no ha sido decretada oficialmente para todo el país, pues Trump declaró que una cuarentena total en la nación sería prácticamente imposible.
 

“Mucha gente está de acuerdo conmigo. Nuestro país no está diseñado para cerrar”, aseguraba el mandatario estadounidense temiendo a una recesión económica.

Ante los mensajes contradictorios de Trump con respecto a la gravedad del nuevo coronavirus, los gobiernos estatales se han visto obligados a implementar normativas por su cuenta, y han ordenado medidas de cuarentena y distanciamiento social.

No obstante, ejemplos como el de Italia y España han demostrado lo que sucede cuando al tener altos números de contagios no se decreta la cuarentena o aislamiento.

NOTAS:
(1)
-MEDIPUB: Estados Unidos: una sociedad enferma.
-Pueblos: EE.UU.: virus y mentiras
-MEDIPUB: Continuamos con el COVID-19: Estados Unidos

RELACIONADO:
-Interferón cubano frente al virus de la mentira

Cuba, un país bloqueado del Tercer Mundo, lleva adelante casi un tercio de toda la cooperación…
www.cubainformacion.tv
-Coronavirus y política solidaria
La crisis global manifestada con la crisis de la pandemia del coronavirus ha tenido tremendo impacto en todo el mundo…
www.telesurtv.net
-EE.UU. es el primer país en superar 100 mil casos por Covid-19
El presidente Donald Trump ha tratado de simplificar la situación alegando que las estadísticas demuestran la gran cantidad de pruebas realizadas en su país
www.telesurtv.net


TESORO-MEDIPUB en TELEGRAM
Información especializada en Medicina y servicios relacionados con la Salud Pública
t.me

ACTUALIZACIONES:


Democracy now! - iVoox


MEDIPUB: Covid-19- precisiones y vulnerabilidad Por Orestes Martí


MEDIPUB: Covid-19- precisiones y vulnerabilidad
Por Orestes Martí

Las Palmas de Gran Canaria
2020-3-2
7
Antes de abordar el tema creo que -al igual que ha informado la destacada comunicadora Amparo Ballester (1)- es importante proceder a una conceptualización de la terminología que se pretende emplear.

Según la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja -que es la mayor organización humanitaria del mundo y presta asistencia sin discriminación por razón de nacionalidad, raza, creencias religiosas, clase social u opinión política- la vulnerabilidad puede definirse como “la capacidad disminuida de una persona o un grupo de personas para anticiparse, hacer frente y resistir a los efectos de un peligro natural o causado por la actividad humana, y para recuperarse de los mismos. Es un concepto relativo y dinámico. La vulnerabilidad casi siempre se asocia con la pobreza, pero también son vulnerables las personas que viven en aislamiento, inseguridad e indefensión ante riesgos, traumas o presiones.
La exposición de las personas a riesgos varía en función de su grupo social, sexo, origen étnico u otra identidad, edad y otros factores. Por otra parte, la vulnerabilidad puede adoptar diferentes formas: la pobreza, p. ej., puede resultar en que las viviendas no puedan resistir a un terremoto o huracán, y la falta de preparación puede dar lugar a una respuesta más lenta al desastre, y con ello a más muertes o a un sufrimiento más prolongado.
La otra cara de la moneda es la capacidad, que puede describirse como los recursos de que disponen las personas, familias y comunidades para hacer frente a una amenaza o resistir a los efectos de un peligro. Estos recursos pueden ser físicos o materiales, pero también pueden encontrarse en la forma en que está organizada una comunidad o en las aptitudes o atributos de las personas y/o las organizaciones de la misma”..
En España, entre los colectivos vulnerables en la actual coyuntura social, se encuentra el de los pensionistas. Un trabajo que nos permite contextualizar la situación, acaba de ser publicado en “Nueva Revolución” y vamos a compartirlo de manera íntegra con nuestros lectores.

 Pensiones y crisis del coronavirus: 28.530 Pensiones No Contributivas sin tramitar en todo el Estado
Jesús Galván, Benito Jiménez y José Gil
La llegada del coronavirus ha puesto de manifiesto que uno de los colectivos más pobres y desfavorecidos, los pensionistas con 65 años que no tienen acceso a una pensión contributiva de jubilación por no tener quince años cotizados o dos en los últimos quince, así como aquellas personas menores de esa edad, que tienen reconocido un grado de incapacidad superior al 65 % y no superan los estrictos límites de ingresos de la unidad de convivencia, se encuentran con largas esperas en la tramitación de sus peticiones en muchas de las Comunidades Autónomas al tener estas transferidas las competencias de gestión y, por tanto, son responsables de aprobarlas o denegarlas, aunque luego las pague el estado a través de la Tesorería General de la Seguridad Social .

No podemos permitir que este colectivo de los más desfavorecidos quede fuera de los beneficios de las medidas excepcionales, cuando se trata además de un derecho legal que les proporcionará una prestación de 395,6 € mensuales.
A 31 de enero según los datos del IMSERSO había 28.530 pensiones sin tramitar, de ellas 15.847 de jubilación y 12.683 de incapacidad, situándose Andalucía con 7.669 pensiones a la cabeza, seguida de Canarias con 6.432 y Cataluña con 4.283 sumando entre las tres más del 60 %.
Particularmente grave es la situación en las diez provincias con más retrasos en la tramitación de las PNC, superando en todas ellas el plazo legal de 90 días con Barcelona a la cabeza. En estas con más retraso y menos pensiones mensuales tramitadas, un pensionista que haya ejercido su derecho a solicitarlas antes de la declaración del estado de alarma y si se mantiene el ritmo de resolución de casos de este pasado mes de enero, puede tener que esperar el tiempo escandaloso de más de 2 años y medio. En Málaga se llegará a 32 meses según podemos ver en los siguientes gráficos.
Dado que las Comunidades Autónomas no cumplen el plazo máximo de resolución de 90 días contemplado en el decreto 286/2003 de 7 de marzo y en este contexto de medidas excepcionales que están permitiendo acceder al desempleo contributivo a autónomos y a los trabajadores incluidos en ERTES con independencia del tiempo de cotización autorizando a las empresas a tramitarlos con un procedimiento abreviado, el Gobierno ha de adoptar una norma similar que habilite a las comunidades autónomas para aprobar provisionalmente todas las pensiones solicitadas y pendientes de tramitación a la fecha de entrada en vigor del RDL 8/2020 de 17 de marzo de medidas extraordinarias.
Y es por lo que pedimos a este Gobierno que asuma y dicte una resolución de urgencia para que se aprueben provisionalmente dichas peticiones que van destinadas mayoritariamente a pensionistas con más de 65 años sin recursos y sin ingresos.

Jesús Galván, Benito Jiménez y José Gil, miembros de la Comisión de Portavoces del Movimiento Andaluz en Defensa de las Pensiones Públicas (MADPP)
NOTAS:
(1) La destacada comunicadora ha precisado en varios de sus pos, los diferentes conceptos que actualmente se utilizan en la InfoCom sobre la pandemia que afronta el mundo. En nuestra opinión es importante recordarlo aquí:
-Cuarentena. ¿Cuarenta días?
-Estado de Alarma
-Infodemia, neologismo válido
-Origen de la palabra Virus
-Tasa de mortalidad y tasa de letalidad, diferencia
-La neolengua del coronavirus
-Medicalizar, término válido
-Dar positivo en, pero también dar positivo por
-Pandemia global/mundial
-Inmunidad del rebaño


RELACIONADO:

No permitamos este sinsentido. Es urgente que el Gobierno tome cartas en el asunto y regule o intervenga la actuación y los precios de las funerarias. Las víctimas de esta pandemia no son solo los enfermos, también los muertos y sus familiares.

viernes, 27 de marzo de 2020

MEDIPUB: Covid-19- Noticias, opiniones y estudios académicos


Destituyen al primer gobierno por la gestión de la crisis del coronavirus
 

MEDIPUB: Covid-19- Noticias, opiniones y estudios académicos
Por Orestes Martí

Las Palmas de Gran Canaria
2020-3-2
6
Continuamos abordando el tema de la pandemia provocada por el Coronavirus desde diversos ángulos y visiones. Hoy incluimos una “visión académica” y lo hacemos de la mano de alguien que se presenta con el aval del destacado periodista español Axier Amo Izarra, quien es además el Coordinar General para Europa de la Federación Internacional de Comunicadores Populares (RedFICP)

Ester Velasco Aragón (1).
Graduada en Filosofía y Máster en Teoría Política y Cultura Democrática por la Universidad Complutense de Madrid y actualmente estudiante predoctoral en la Facultad de filosofía y tutora en la Universidad para los Mayores de la Universidad Complutense de Madrid, la licenciada Velasco Aragón presenta el trabajo “El mundo post-Coronavirus: ¿Cosmopolitismo o Estado?” (Se puede “bajar” en formato .pdf).

Señala la licenciada Velasco:

La pandemia global del COVID-19, su rápida expansión y sus consecuencias, ha sacado a la luz un elemento que, en un mundo globalizado como el nuestro, empezaba a pasar inadvertido: nos ha hecho conscientes de la importancia y del impacto de las fronteras. A cada día que pasa en este escenario, crece el sentimiento de pertenencia nacional. En casos excepcionales como este, el ser humano individualizado, fracturado, desarraigado, siente el impulso de volver a la comunidad. Este impulso es, para algunos, el de regresar a su tierra natal, reunirse con su familia y amigos de la infancia. Para otros, este impulso se materializa en la relación con sus vecinos; para otros, es la necesidad de ofrecer su servicio a la sociedad desinteresadamente.

¿Hacía cuánto que no nos comunicábamos tanto? Cuando la necesidad de los acontecimientos nos obliga a aislarnos, distraídos en esta ocasión de nuestra rutina diaria, tendemos a estrechar lazos. Nos damos cuenta de lo que necesitamos una comunidad, y esas reuniones o videollamadas para las que nunca tenemos tiempo se vuelven ahora imprescindibles.

Sin embargo, la pandemia global también nos ha hecho conscientes del mundo interconectado en el que vivimos: comunicaciones internacionales, seguimiento de la actualidad en todas partes del mundo, colaboraciones entre países. Nos ha hecho conscientes del constante tráfico de personas que se mueven a lo largo y ancho del globo y de la inevitable conexión económica internacional. En resumen, nos ha plantado ante nuestros ojos aquello de lo que ya éramos conscientes que existía, pero que no terminábamos de ver del todo.

El coronavirus ha traído consigo algo que nos une más que ninguna otra cosa: un enemigo común. En momentos de crisis como estos, los buenos y los malos se desdibujan, cubiertos por una neblina ante algo que los trasciende a todos. Y es que, en este escenario, el imaginario colectivo es claro: los buenos somos nosotros y el malo, el virus. No es que sea la primera amenaza que atenta contra la especie humana, pero sí está siendo la más visible de los últimos años. La enfermedad que se extiende, que se propaga, que deja tras de sí un rastro de muerte y a la que nos enfrentamos en una lucha a contrarreloj. El enemigo es evidente y las respuestas para frenarlo también lo son: mascarillas, guantes, gel desinfectante (y, al parecer, también el papel higiénico). El cine ha contribuido sin duda a crear este imaginario global, ¿quién no ha visto películas sobre pandemias o apocalipsis zombis? Y, sobre todo, ¿quién no ha pensado en ellas durante estos días? Si nos fijamos en estas películas, la trama no trata de cómo un solo país le hace frente al peligro, ni de enfrentamientos políticos, o de qué potencia será la que consiga ponerse al frente del nuevo tablero geopolítico. La narrativa es mucho más simple y efectiva que todo esto: la del ser humano que lucha por su supervivencia.

La consecuencia de todo esto es, hoy más que nunca, un sentimiento de cosmopolitismo, de unidad global. La sensación de que esta no es una lucha que libramos solos y por separado, sino cuya victoria depende de la colaboración y la solidaridad de todos los países del mundo.

Nos encontramos, por tanto, ante una evidente paradoja: por un lado, la presencia aplastante de la responsabilidad global, de una lucha entre el ser humano contra la naturaleza implacable. Por otro lado, precisamente en este momento de unidad internacional, las fronteras se erigen con más fuerza y contundencia que nunca. A nivel local, ocurre algo parecido: nos buscamos, nos necesitamos y nos sentimos unidos, vemos constantemente gestos de ayuda y establecemos más conexiones que antes, al tiempo que nos encerramos en las fronteras de nuestra propia casa (para quienes tenemos la suerte de tenerla).

¿Qué cabe esperar, por lo tanto, del escenario posterior a la pandemia del COVID-19? En un momento en el que especulamos acerca de la posibilidad de dirigirnos hacia un solo Estado Global, en el que cuestionamos la viabilidad de los Estados-nación tal y como ahora los comprendemos, en el que las fronteras se desdibujan y desvanecen, ¿nos encontramos ante el momento en el que finalmente nos entendamos como especie? O, por el contrario, ¿resurgirán las fronteras y los Estados-nación como elementos imprescindibles aún en un mundo globalizado? El auge de los nacionalismos, de las políticas de identidad nacional en los últimos años y el resurgimiento de las fronteras que se plantea ante la crisis invitan a pensar en esta posibilidad. Por otro lado, el cada vez mayor número de movimientos altermundistas y descentralizados, la necesidad de colaboración internacional y la aparición de un enemigo común a la especie, apuntan en cierta medida en la dirección opuesta.

Si algo hace la Historia en su transcurso, es sorprendernos. Por el momento, no queda otra que observar minuciosamente el avance de los acontecimientos y su impacto en la concepción de las identidades individuales y nacionales. Eso sí, al resguardo de las fronteras de nuestra casa.

NOTAS:
(1) Nombre y Apellidos: Ester Velasco Aragón
Filiación: Universidad Complutense de Madrid
e-mail: esther.va91@gmail.com
Teléfono de contacto: 607219135
Desde: Madrid, CP 28011, Madrid

RELACIONADO:

Contagio y lucha contra el virus. 26 mar 2020 -Reportan que un sacerdote que vive en la residencia del papa Francisco dio positivo a covid-19
-¿Desbordados y abandonados? La crisis del coronavirus estremece a los asilos de ancianos en España
-“Si puede contagiarme a mí, le puede contagiar a cualquiera”: El asesor científico de la película ‘Contagio’ está infectado con el coronavirus
-Chile registra 164 nuevos casos de coronavirus y la cifra total de contagiados se eleva a 1.306
-Representante de la OMS en Rusia pronostica cuándo habrá una vacuna contra el coronaviruscoronavirus
-OMS: “No tenemos razones para afirmar que Rusia subestima el número de contagiados con el covid-19 o no hace pruebas suficientes”
-Los multimillonarios buscan refugio contra el coronavirus fletando yates en alta mar
-Convoy militar ruso se dirige a Bérgamo para ayudar en la lucha contra el coronavirus (VIDEO)
-La OMS declara que el mundo desperdició hace uno o dos meses la oportunidad de actuar contra el coronavirus
-Un islandés contrae la única doble infección de coronavirus detectada hasta el momento
-Interferón Alfa 2B, el antiviral cubano solicitado por 15 países para combatir al coronavirus
Brasil: 26 mar 2020 -Lula pide la renuncia o el ‘impeachment’ contra Bolsonaro por su gestión del coronavirus en Brasil
-Bolsonaro califica al coronavirus como “resfriadito” y los narcotraficantes imponen el confinamiento en algunas favelas
-Bolsonaro decreta que las actividades religiosas son “servicios esenciales” y no serán restringidas en medio del brote por coronavirus
Virus y economía. 26 mar 2020
-Putin destaca en la cumbre del G20 que hace falta un plan común con medidas para restaurar la economía dañada por la pandemia de covid-19
-VIDEO: Putin anuncia las medidas para paliar la propagación del coronavirus y aplaza la votación a las enmiendas a la Constitución rusa
-Arranca la primera cumbre virtual del G20 que tratará el impacto de la pandemia de coronavirus
-EE.UU. amplía su lista de sanciones contra Irán en medio de la pandemia de coronavirus
-El mercado de vehículos eléctricos se hunde por la pandemia de covid-19
-Trump cree que el cierre de un país puede “destruirlo”, y EE.UU. “no fue creado para ser cerrado”

miércoles, 25 de marzo de 2020

MEDIPUB: Covid-19- Lo verdadero y lo falso Por Orestes Martí


MEDIPUB: Covid-19- Lo verdadero y lo falso
Por Orestes Martí
Las Palmas de Gran Canaria
2020-3-2
5
Tan criminal es mentir “ex profeso” en un tema tan sensible como la información sobre la salud humana, como “hijoeputesco” manipular el comportamiento social de los distintos estamentos que componen una determinada sociedad en específico. O tratar de hacer pasar gato por liebre; o de “escurrir el bulto” y no asumir responsabilidades por un determinado comportamiento social.

En este sentido, obviamente la utilización de “clase política” es totalmente inadecuada y pretende “clasificar” (y por lo tanto igualar) a todos los que se dedican a ella en un escenario concreto, cuando en realidad esa “clase” no existe -sociológicamente hablando-, pues lo que si existe y se ha manifestado durante todo el período neoliberal, son políticos que representan los intereses concretos de diferentes clases sociales y por consiguiente actúan conforme a ellos.
En estos días de “confinamiento”, hemos visto todo eso y mucho más. Hemos visto además en los canales de televisión todo tipo de incongruencia: desde cortar a un científico brindando una excelente información sobre el comportamiento de los virus para dar la palabra a un “tertuliano todólogo” -es decir, opinador de cualquier cosa-, hasta la emisión de mensajes -subliminales en ocasiones y de manera directa en otras- sobre la supuesta “defensa” de la Sanidad Pública -es decir, la de todos- por parte de los mismos que la llevaron a la situación de debilitamiento e indefensión que presenta en muchos lugares. Por obra y gracia de algunos “medios”, los culpables se convierten en los estoicos defensores reclamantes de lo que destruyeron con sus acciones concretas y específicas. Esos “medios” -en general- se limitan a “transmitir mensajes” sin ningún tipo de responsabilidad social por su contenido, ya sea lo que manifiestan los históricos defensores de la privatización de los servicios de la sanidad pública (ahora en su nuevo papel de “defensores del pueblo”) como de los que afirman -rozando la estupidez- que China ha sido capaz de dar pasos contundentes para vencer a la enfermedad gracias al carácter autoritario de su sociedad.

Por cierto, ni una sola referencia a la ayuda prestada por Cuba -la aislada por los EE.UU. desde hace más de 60 años- ni al papel desempeñado por sus científicos incluso en los éxitos alcanzados por China en su combate por la enfermedad, ni a su presencia en más de 37 países brindando apoyo material y técnico.

En las redes sociales virtuales, los mensajes y toda suerte de “aportes” y “recomendaciones” sin ningún sustento científico circulan por todas ellas y nos llegan a través de todos los servicios disponibles.

En ese extraordinario -y caótico- “universo informativo”, algunos buenos esfuerzos para evitar las noticias falsas sobre la enfermedad, como el sitio español Maldita.es (Maldito bulo), sobre el coronavirus y la pandemia.

También para tratar de aclarar -a través de otra opinión autorizada- algunas de las cuestiones que hemos mencionado con anterioridad, vamos a reproducir un artículo aparecido en “Público” ayer 24 de marzo con la firma de Vicenç Navarro (Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universitat Pompeu Fabra, y director del Hopkins-UPF Public Policy Center) titulado “Lo que se está ocultando en el debate sobre la pandemia”, citamos:

Hace unos días hubo una reunión telemática de varios expertos, miembros de la International Association of Health Policy, procedentes de varios países y continentes para analizar la respuesta de los países en diferentes continentes a la pandemia actual de coronavirus. Eran profesionales procedentes de varias disciplinas, desde epidemiólogos y otros expertos en salud pública a economistas, politólogos y profesionales de otras ciencias sociales.La reunión, organizada por la revista International Journal of Health Services, tenía como propósito compartir información y conocimientos con un objetivo común: ayudar a las organizaciones internacionales y nacionales a resolver la enorme crisis social creada por la pandemia. De la reunión se extrajeron varias conclusiones que detallo a continuación.

La expansión de la pandemia era predecible y así se había alertado
En primer lugar, se repasaron varios estudios realizados durante los últimos años (el último en 2018) que habían predicho que tal pandemia ocurriría, habiéndose alertado que el mundo no estaba preparado para ello a no ser que se tomaran medidas urgentes para paliar sus efectos negativos. Tales alertas no solo no se atendieron e ignoraron, sino que muchos Estados a los dos lados del Atlántico Norte aplicaron políticas públicas que han deteriorado la infraestructura de servicios (a base de recortes de gasto público y privatizaciones), así como otras políticas públicas desreguladoras de mercados laborales que han disminuido la protección social de amplios sectores de la población, afectando primordialmente a las clases populares de tales países. La evidencia científica, ampliamente publicada en revistas académicas, ha puesto de manifiesto el enorme impacto negativo que tales políticas han tenido en la disponibilidad y calidad de los servicios sanitarios y sociales (con notables reducciones del número de camas hospitalarias y del número de médicos -por ejemplo, en Italia y España desde 2008-). Otros estudios han mostrado también el impacto de las reformas laborales neoliberales, que han deteriorado la calidad de vida de amplios sectores de las clases populares en estos y en muchos otros países (siendo el caso más conocido la reducción de la esperanza de vida entre amplios sectores de la clase trabajadora de EEUU, resultado del incremento de las enfermedades conocidas como “diseases of despair”, enfermedades de la desesperación, tales como suicidios, alcoholismo, drogadicción y violencia interpersonal). Estas políticas (consistentes, como ya he indiciado, en recortes del gasto público social y reformas del mercado de trabajo que incrementaron la precariedad) fueron ampliamente aplicadas en muchos países y estimuladas por organismos internacionales (el FMI, el Banco Mundial, el Banco Central Europeo, entre otros), dejando sin protección a amplios sectores de la población y debilitando el sistema de protección social, pieza clave en la respuesta a la pandemia en tales países. Los enormes déficits de camas, de médicos y enfermeras, de mascarillas, de ventiladores y un largo etcétera se han hecho patentes en cada uno de estos países, donde la austeridad tuvo mayor impacto (de nuevo, como en Italia y en España, y ahora EEUU). Y déficits similares aparecen en los servicios sociales de atención a las personas mayores y a las personas dependientes, especialmente agudos en estos momentos de la pandemia.

Se sabían, y se continúan sabiendo, las causas de la pandemia y cómo responder a ella. Y se sabía y se sabe que hay en el mundo los recursos para controlarla y vencerla
La segunda observación que hicieron los expertos es que la causa de la pandemia era predecible, así como el modo de responder a ella. Y lo que también se sabía y se sabe es que hay recursos para contenerla y resolverla. Había un amplio acuerdo en que el mayor problema que existiría no sería la falta de recursos, sino las enormes desigualdades en la disponibilidad de estos recursos. No sería, pues, un problema económico, sino político. No había (y no ha habido) voluntad política para anular las condiciones que han causado la pandemia. Como ocurre con otro gran problema social existente también a nivel mundial –el cambio climático–, las causas son conocidas y los recursos para resolverlo existen, pero lo que no existe es la voluntad política de los Estados y de las agencias internacionales que los Estados hegemónicos dominan para eliminar las causas de tales crisis, lo cual lleva a la discusión de quiénes controlan dichos Estados y dichas agencias y organismos internacionales. El tema político es, por lo tanto, clave. Hay que preguntarse: ¿qué fuerzas económicas y financieras dominan los Estados? Y lo que hemos estado viendo es que las políticas económicas y sociales promovidas por la gran mayoría de tales Estados han sido aquellas políticas que representaban los intereses minoritarios de grupos económicos y financieros que antepusieron sus beneficios particulares al bien común. La evidencia empírica que apoya esta tesis es abrumadora.

Y un punto central de esta ideología neoliberal ha sido disminuir las intervenciones del Estado que favorezcan el bien común, hecho responsable del enorme descenso de la calidad de vida y bienestar de las poblaciones, contribuyendo con ello a crear la enorme crisis climática, por un lado, y a la pandemia, por el otro.
De ahí la necesidad que han tenido las fuerzas políticas que secundan dicha ideología de negar e incluso ocultar la existencia de esas crisis. La administración Trump y sus aliados a nivel internacional son la versión más extrema de esta sensibilidad política (bastante extendida entre las derechas españolas, incluyendo las catalanas, sean estas secesionistas o no). A los dos lados del Atlántico Norte ha habido una gran derechización de la cultura e instituciones políticas, causa y consecuencia a la vez de la enorme desigualdad y del deterioro de las instituciones democráticas, lo que explica que nuestros países estén hoy en una situación muy vulnerable frente a la pandemia. Repito que Italia y España, en Europa, y EEUU en América del Norte, están en una situación que les ha hecho muy vulnerables a la propagación de la enfermedad el Covid-19 (ver mi artículo “Las consecuencias del neoliberalismo en la pandemia actual”, Público, 17.03.20). De nuevo, hay una relación directa en esta parte del mundo entre desigualdad, calidad democrática, protección social y crisis sociales. En aquellos países del capitalismo desarrollado donde hay mayores desigualdades de clase, hay menor protección social (y mayores desigualdades de género), así como una menor atención a los problemas medioambientales y, ahora, una mayor dimensión de los efectos negativos de la pandemia.

El bien común sobre el beneficio privado: la importancia del Estado.
Ni que decir tiene que la pandemia es un fenómeno mundial que requiere una respuesta también mundial. Otra observación de los expertos fue que se requería una colaboración entre los Estados, de manera que estos compartieran recursos y conocimientos para, en base a un proyecto común, desarrollar organismos internacionales que prioricen el bienestar de las poblaciones sobre cualquier otro objetivo. Continuar utilizando instituciones internacionales que priorizan exclusivamente intereses específicos, financieros o comerciales es desaconsejable, pues han jugado un papel clave en la configuración de la situación actual. Hay que desarrollar organizaciones alternativas o realizar cambios profundos en las actuales. Ahora bien, los expertos subrayaron que la importancia de la internacionalización de la respuesta no significaba debilitar el rol de los Estados en la resolución del problema creado por la pandemia. El grupo de expertos fue muy crítico con una percepción muy generalizada hoy en centros académicos y mediáticos influyentes de que los Estados están perdiendo poder y no pueden atender a problemas como las pandemias, actitud también presente en círculos progresistas tal y como muestran autores como Negri y compañía, que gozan de tener grandes cajas de resonancia en los medios.

El error de este posicionamiento queda reflejado en el hecho de que los países (sean grandes o pequeños) que han podido controlar la epidemia han sido aquellos donde el Estado ha ofrecido un liderazgo, priorizando las intervenciones públicas sobre las privadas (y supeditando las segundas a las primeras), enfrentándose, en caso de que fuese necesario, con grandes lobbies económicos y financieros que anteponían intereses particulares a los generales.Tal experiencia internacional muestra que aquellos Estados que han tenido un rol más activo y han liderado contundentemente la respuesta a la pandemia han sido más exitosos que aquellos (como EEUU) en los que el Estado está teniendo un rol más pasivo. Y un componente fundamental de este liderazgo ha sido no solo la adopción de medidas de distanciamiento social (necesarias, pero insuficientes), sino también su enfrentamiento con intereses particulares (repito, de lobbies financieros y económicos) que han estado ejerciendo una gran influencia en la vida política y mediática de tales países a fin de garantizar el bien común, por encima de los beneficios de unas minorías.
Hay que intervenir empresas privadas
En este sentido, es profundamente erróneo intentar resolver la gran escasez de material de protección para los profesionales del sector sanitario a base primordialmente y/o exclusivamente de la compra de tales productos en el mercado nacional o internacional. La realidad es que nos encontramos ante una escasez internacional de estos productos debido a su gran demanda, escasez que precisamente beneficia a sus productores, que aumentan los precios, aprovechándose de una situación excepcional. En una situación de guerra (y estamos en una de estas situaciones), el Estado hace lo que debe hacer para conseguir los materiales que necesita para armarse, confiscando y nacionalizando industrias si ello es necesario. Es digno de aplauso que algunos empresarios en España hayan ofrecido voluntariamente cubrir tales déficits cambiando incluso sus líneas de producción, tal y como aplaude Antón Costas en su artículo La pandemia como oportunidad, publicado en El Periódico el 13 de marzo. Pero tales medidas voluntarias son dramáticamente insuficientes. España tiene una industria textil muy desarrollada, y no hay falta de material para hacer mascarillas. Se tiene que obligar a las empresas a que las hagan, y pronto, solo por poner un ejemplo.
Ni que decir tiene que habría una gran oposición a esta línea de actuación por parte de las instituciones financiero-económicas que ejercen un enorme dominio sobre los Estados. Pero la experiencia muestra que tales medidas intervencionistas serían enormemente populares, si se mostrara que se realizan en defensa del bien común, que debe anteponerse al bien particular. En este sentido, la creciente impopularidad de Trump está basada precisamente en que es percibido como un mero instrumento de aquellos intereses, sin atreverse o tener la voluntad de ejercer el liderazgo que el país necesita.

El futuro que nos espera: la barbarie o el bien común.
No hay duda de que el futuro será distinto: cambiará el mundo. Y la tolerancia hacia las coordenadas de poder existentes se desvanecerá. Estamos siendo testigos del fin del neoliberalismo, fruto de la urgencia de cambio. La pandemia está mostrando la necesidad de cambiar profundamente las correlaciones de fuerzas dentro los Estados, a fin de eliminar la excesiva influencia de unos intereses particulares que obstaculizan alcanzar el bien común. Ello requiere un cambio en cada Estado y también en la manera en cómo estos Estados se relacionan entre sí; se hace necesario cambiar la orientación de la globalización actual, basada en el control del llamado “mercado” por parte de unas pocas manos, reconociendo la interdependencia entre los países y la necesidad una respuesta colectiva basada en el conocimiento científico, la voluntad popular y el bien común. De ahí que los adversarios de estos cambios sean los mismos factores que crearon la crisis climática y la pandemia: el neoliberalismo, promotor de los intereses de una minoría, y el nacionalismo populista, que antepone sistemáticamente los intereses particulares a los del conjunto. La gravedad del problema actual requiere unos cambios más sustanciales en el ordenamiento económico y político de las sociedades en las que vivimos de los que ahora se están considerando. La evidencia de ello es abrumadora. Así de claro.

RELACIONADO:

-10 audios sobre el Coronavirus que no debes enviar para no crear miedo y confusión
-Este Coronavirus es nuevo: 10 bulos conspirativos que quieren que pienses lo contrario
-No, Cuba no ha creado una vacuna contra el coronavirus a fecha de 18 de marzo: el Interferón Alfa 2B se usa para tratar a enfermos de COVID-19, pero no es una vacuna
-MEDIPUB: Covid-2019. Cuba. Situación y aportes
-MEDIPUB: Continuamos con el COVID-19 (II): Reino Unido.
-MEDIPUB: Continuamos con el COVID-19: Estados Unidos.
-MEDIPUB: Otra vez sobre el Coronavirus
-MEDIPUB: Cuba y China; actores positivos contra Covid-19
-MEDIPUB: La Pandemia. Datos y opiniones (II)
-MEDIPUB: La Pandemia. Datos y opiniones
-MEDIPUB: Estados Unidos: una sociedad enferma.
-ECyC: Pueblos. MEDIPUB. Cooperación China-Cuba, “ganar-ganar”
-Pueblos: EE.UU.: virus y mentiras