Guerra y paz: La Coubre Por Orestes Martí Las Palmas de Gran Canaria 2020-3-4
El 17 de abril del pasado año, el Coordinador General de TESORO recordaba: “El día 4 de marzo de 1960: Como consecuencia de un macabro sabotaje organizado por la CIA, a las tres y 10 de la tarde, estalla en el puerto de La Habana el barco francés La Coubre, cargado con armas y parque comprados para la defensa de la Revolución. Dos espantosas explosiones, ocurridas con solo minutos de diferencia, causan cerca de un centenar de muertos y un número mayor de heridos entre trabajadores portuarios, marinos cubanos y franceses, soldados y ciudadanos que acudieron a socorrer a las víctimas. Yo estaba allí”.
Hoy día 4, repaso mentalmente aquellos recuerdos y lo hago mientras leo una interesante información publicada por la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina, que comparto con nuestros lectores.
Por Teyuné Díaz Díaz La Habana, 3 mar (Prensa Latina) Hace 60 años en el puerto de La Habana estalló cargado de armamento el barco francés La Coubre y hasta hoy persisten los misterios, pero un documental del realizador Hernando Calvo Ospina aporta nuevos elementos sobre el sabotaje. El audiovisual recorre en 23 minutos imágenes del instante que cargan el buque en el puerto de Amberes, Bélgica; entrevistas a familiares e investigadores en Cuba; el testimonio de los dos últimos tripulantes en vida; y documentos no públicos hasta el momento, explicó a Prensa Latina el también investigador y periodista colombiano.
Los textos, que fueron desclasificados en 2011 desde hace solo dos años pueden ser consultados por cualquier persona, subrayó y puntualizó, que los documentos contienen toda la información sobre La Coubre en poder de la Compañía General Transatlántica (Transat) empresa estatal de barcos mercantes y de turismo a la cual pertenecía el buque. El Enigma de La Coubre, es una producción de Resumen Latinoamericano, Argentina y Cuba. Su presentación internacional será en español, francés, italiano, inglés y árabe, y dentro de poco se convertirá en un libro traducido también a varios idiomas. Sobre la venta del armamento belga a Cuba, Calvo acotó, que fue efectuada por la Fábrica Nacional de Armas de Guerra autorizada por Decreto Real a pesar de las presiones ejercidas por el gobierno estadounidense, que desde aquel entonces asediaba a la naciente revolución y ya tenía en sus planes una invasión militar. El filme narra cómo al momento de desembarcar la nave cargaba 525 cajas que contenían 25 mil granadas, 967 con municiones, y el hecho significativo que de estas 29 fueron entregadas gratuitamente a la isla. Mi interés sobre el tema inició hace unos seis años, dijo, momento en que empecé a recolectar datos, pero no es hasta hace tres que intensifiqué la búsqueda motivado primero, por la intransigencia del gobierno de Estados Unidos para desclasificar la información sobre el caso. Segundo, por el silencio en Francia, pues escasamente los medios de prensa se refirieron al atentado durante los primeros días que siguieron a la explosión y luego hubo un silencio total, tan solo roto por alguna prensa regional. Otro elemento que me impulsó a la investigación fue que el gobierno francés no se hubiera interesado por investigar un hecho que le tocaba directamente, pues La Coubre pertenecía a la empresa estatal Transat. Calvo adelantó que el documental muestra que la bomba fue colocada en Europa y concluye que el barco explotó por una acción terrorista. ¿A quién le convenía? Pues todos los caminos conducen al gobierno estadounidense, en particular a la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Las dudas aumentan cuando Estados Unidos a 60 años mantiene clasificados documentos que pudieran esclarecer el hecho, señala. A juicio de Calvo y de algunos de los testimonios recogidos, los servicios de seguridad franceses o belgas también pudieron ser cómplices. Un tema al que se refiere el autor en el audiovisual y donde aporta su teoría. El 4 de marzo de 1960 explotó en el puerto de La Habana el barco francés La Coubre. El estallido dejó un saldo de unos 200 heridos y 70 muertos, entre ellos, seis franceses. El cargamento estaba destinado a defender la Revolución cubana ante las constantes amenazas de Estados Unidos quien no podía permitir que la isla rompiera las cadenas y decidiera trazar su propio destino. RELACIONADO:
La Habana, (Prensa Latina) Autor del libro La explosión de La Coubre. Frente al terror patria o muerte, Tomás Gutiérrez asegura que esa convicción expresada por primera vez hace 60 años resultó una respuesta demoledora ante el letal sabotaje. ‘Al día siguiente del atentado ocurrido el 4 de marzo de 1960 en el puerto de La Habana, durante el entierro de las primeras víctimas identificadas, el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, en un discurso pronunciado en la esquina de 23 y 12, en el barrio capitalino de El Vedado, proclamó esa consigna’, afirmó el coronel (retirado) en exclusiva a Prensa Latina. El estudioso del Centro de Investigaciones Históricos de Seguridad del Estado declaró a esta agencia de noticias que esa es la contestación del pueblo en la práctica a la subversión y las agresiones que desde el mismo 1 de enero de 1959 impulsa el Gobierno de Estados Unidos contra la mayor de las Antillas. Su libro es el resultado de una pesquisa operativa e histórica de varios años acerca de ese atentado ocurrido en el buque francés, y en opinión de historiadores es el texto más revelador respecto al tema. De acuerdo con esas fuentes, las autoridades estadounidenses no desclasificaron hasta el momento ningún documento relacionado con esta catástrofe causante de más de 100 muertes y de cientos de heridos, mientras que Francia estableció un límite de 150 años antes de dar a conocer el resultado de sus averiguaciones.
Gutiérrez explicó que el vapor francés realizaba habitualmente desplazamientos a La Habana, en esta ocasión traía un cargamento de la Fábrica Nacional de Armas de Bélgica, contratado por el Gobierno Revolucionario en 1959, y este era su segundo viaje con ese tipo de mercancía. En el proceso de la descarga de las municiones y granadas antitanques para fusiles FAL ocurrió la explosión que causó la muerte de 101 personas (95 cubanos y cinco tripulantes franceses). Precisó el experto que los cuerpos de 33 de estos fallecidos fueron dados como desaparecidos pues no existían las técnicas actuales de ADN para identificar los pedazos de seres humanos encontrados. “Decenas de mujeres quedaron viudas por esta tragedia -tres de ellas en estado de embarazo-, 82 niños perdieron a sus padres y se convirtieron en víctimas infantiles del terrorismo de Estados Unidos”, denunció Gutiérrez. Indicó que algunos especialistas afirman que ese fue el acto terrorista más sangriento ocurrido en el continente americano en el siglo XX. El autor del libro comentó que si hasta el 1 de enero de 1959 los cuerpos armados se caracterizaban por reprimir a los trabajadores y estudiantes, en el sabotaje de La Coubre murieron en la misma trinchera, por primera vez, militares y representantes de esos grupos sociales. LA MANO DE LA CIA “Tenemos la convicción de que fue la CIA (Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos) la que llevó a cabo este sabotaje, al que se unen después muchos crímenes tan deleznables como la muerte de niños y otras personas por la introducción en nuestra isla del virus del dengue”, sostuvo Gutiérrez. Según el escritor, las indagaciones de expertos cubanos, belgas y franceses indican que la explosión del 4 de marzo de 1960 ocurrió en el interior de la bodega número seis de esa embarcación. El militar jubilado recuerda que conversó con muchos testigos - algunos hoy ya fallecidos-, marinos de cubierta y estibadores, quienes laboraban ese día, y todos coinciden en que, tras comenzar la descarga de las cajas, al producirse el movimiento de las primeras, ocurrió la detonación inicial. “Después de investigar durante más de tres años -subrayó Gutiérrez-, incluso las autoridades belgas no negaron la existencia de un posible mecanismo de relojería capaz de estallar en un plazo mayor de 15 días u otro dispositivo de alivio de presión”. Durante la entrevista el experto insistió en que en la sexta bodega no venía otra cosa que ese armamento, y está demostrado que no estalló por sí mismo. Describió que las granadas antitanques y antipersonales podían detonar solo debido a un fuego intenso sostenido de más de 300 grados de temperatura, y eso fue lo que sucedió en el almacenamiento refrigerado, donde el incendio originado por la primera explosión provocó una segunda más potente. Interrogado acerca de una posible caída de alguno de esos medios como causa de la voladura, explicó que fueron fabricados con el objetivo de abastecer a las tropas desde naves aéreas, o sea, lanzándolas desde helicópteros. Argumentó que el entonces capitán José Ramón Fernández fue designado por el líder de la Revolución, Fidel Castro, para que tirara desde un avión varios de esos cajones en la zona de Batabanó, sobre una superficie bien firme para que no se enterraran, y no se registró ninguna explosión. “Fue él quien las llevó a Fidel en la esquina de 23 y 12, durante el entierro de las víctimas, y dos de ellas son las que muestra el Comandante en Jefe en una foto famosa que constituye una denuncia”, evocó el entrevistado. VIAJEROS SOSPECHOSOS El libro refleja la presencia sospechosa a bordo de La Coubre del periodista estadounidense Donald Lee Chapman, quien con anterioridad había servido en la Marina de Guerra de su país. Licenciado del servicio militar, Chapman viajó a Europa en un barco de lujo de la línea Cunard y regresó extrañamente en una embarcación mercante incómoda, cargada de explosivos, que primero vendría a Cuba y después recalaría en Miami antes de que él pudiera llegar a Nebraska, su destino definitivo. Fue detenido en La Habana, en el muelle, mientras tomaba fotografías, y se identificó como reportero. Después fue puesto en libertad porque no había pruebas para acusarlo. “Sin embargo, por el recorrido y su documentación, quedó demostrado que se hallaba en Francia, y cuando el buque llegó a Amberes para cargar los explosivos, extrañamente él se trasladó a Bélgica -indicó Gutiérrez-, se movió por aquella ciudad y después regresó a Le Havre, en los momentos en que la embarcación fue a Francia antes de venir a La Habana”. Con estos indicios, el coronel de la reserva considera que resulta sumamente sospechosa la presencia de este ciudadano estadounidense en los puntos de carga, durante la transportación y en el de la explosión. Al mencionar que en La Coubre también venía el sacerdote dominico francés Raoul Desobry, el investigador detalló que para que ambos subieran a bordo, el capitán del vapor, George Dalmas, tuvo que dejar en tierra a dos marinos. “Ese es otro elemento intrigante, pues Dalmas no quería recibirlos y protestó, pero la empresa comercial impuso su criterio, por lo cual tuvo que bajar a dos integrantes de la tripulación para facilitar su presencia”, acotó. A 60 años de aquellos hechos, el autor del libro insistió en la trascendencia de “la viril respuesta popular como un acto de convicción patriótica, reflejada en la consigna de patria o muerte que Fidel Castro pronunció por primera vez en la despedida de las víctimas de aquella tragedia”. PRENSA LATINA Y LA COUBRE “La agencia Prensa Latina, creada en junio de 1959, fue el primer medio internacional que identificó a La Coubre como el mercante víctima de la explosión ocurrida en el puerto habanero y en transmitir una información ampliada del suceso. Su primer director y fundador, el argentino Jorge Ricardo Massetti, se encontraba en una playa habanera a más de 20 kilómetros del puerto cuando escuchó el estallido. Sobre su actuación en este acontecimiento como periodista y revolucionario, el capitán Jorge Enrique Mendoza rememoró años después: Massetti puso de manifiesto su extraordinaria audacia y valor. Llegó al muelle sólo minutos después de escucharse la segunda explosión y, no obstante las advertencias que le fueron hechas, ascendió por la escalerilla del barco y penetró decidido a su interior. Decenas de fotografías que demostraban la criminal acción fueron distribuidas aquella misma tarde por Prensa Latina. Muchas de ellas fueron tomadas por el director general de la agencia’’. Nota: Citas tomadas del libro La explosión de La Coubre. Frente al terror: Patria o Muerte. pp. 64 y 65. Editorial Capitán San Luis. La Habana, Cuba, 2017. *Editor de la revista Cuba Internacional, de Prensa Latina. |
miércoles, 4 de marzo de 2020
Guerra y paz: La Coubre Por Orestes Martí
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