lunes, 28 de diciembre de 2020

Pueblos: COMEX Global. II Prólogo para un libro Por Orestes Martí.


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Pueblos: COMEX Global.
II Prólogo para un libro
Por Orestes Martí.

Las Palmas de Gran Canaria
2020-12-
27

El autor de la trilogía “Nuestros abuelos canarios” y los títulos “Alberdi el vasco”, “Guantánamo. Las Claves están en el pasado” y “El isleño Valencia. Memorias y reflexiones”, prepara en unión de otros autores y colaboradores -como la destacada escritora Elsa Vega Jiménez y el periodista Fernando Alemán Díaz- un nuevo libro; en esta oportunidad, sobre la presencia de personalidades canarias en Cuba y de cierta forma el impacto de tal presencia en la sociedad cubana.

Para este libro, los autores coincidieron en solicitar a José Villalba Pérez -conocido intelectual canario que desde hace varios años funge como vicepresidente de la Federación Internacional de Comunicadores Populares-, que escribiera el Prólogo para esta edición que próximamente verá la luz en Las Palmas de Gran Canaria.
Hemos creído oportuno compartirlo con nuestros amables lectores, como un pequeño adelanto sobre el contenido de la obra próxima a aparecer.
 


José Villalba Pérez entregando el Reconocimiento “Práctica Responsable de la Comunicación Social”, a Luis Enrique González, Presidente de la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina

PRÓLOGO al libro “Canarias en Cuba”
Por José Villalba Pérez.

El buen amigo Roberto Domínguez me ha pedido la realización del prólogo de este libro, un ensayo en el que nos invita a conocer la presencia de los canarios en Cuba, incluyendo su participaron en la lucha por la Independencia cubana. Para uno, al que no le respalda ninguna titulación y con unos escasos conocimientos de la historia de canarias, supone un enorme compromiso, pero al mismo tiempo un gran honor. Únicamente lo puedo entender por las numerosas conversaciones que hemos tenido, donde el tema de la desmemoria de nosotros, los canarios, ha estado muchas veces presente.

A Roberto, como cubano-canario o canario-cubano, criado y enraizado en un pueblo protagonista de dos grandes gestas nacionales, una anticolonial y otra antiimperialista, le asombra, y en las “Breves palabras introductorias” se pregunta sobre el motivo por el que “el canario infravalora tanto su historia” y por qué sabemos tan poco de ella. No puedo responderle desde una visión académica, sólo puedo aportar una reflexión surgida desde la militancia y el activismo político-social.

Muchas veces hemos hablado del desconocimiento que los canarios tenemos de nuestro pasado como pueblo, coincidiendo en considerarlo como una de las causas, no la única, ni la principal, pero sí importante para explicar la desvertebración de la sociedad canaria y, con ello, la debilidad de la izquierda. Tomar consciencia de esta realidad, reflexionar sobre sus causas, es imprescindible si queremos avanzar en el empoderamiento de nuestro pueblo como sujeto de soberanía. Reconocerse como pueblo requiere reconocerse en un pasado común, en un presente compartido y en un proyecto de futuro colectivo.

Las causas de la desmemoria habría que buscarlas en dos realidades que se refuerzan mutuamente. Una, endógena, sería nuestra propia historia y, otra exógena, más reciente pero quizás hoy, mucho más potente, la hegemonía global del pensamiento neoliberal.

Canarias se construye sobre el exterminio cultural, que no biológico, de la sociedad precolonial, que será asimilada, en lo religioso y cultural, aculturizada; dominada en lo político y económico, por un aparato colonial (militar, eclesial y burocrático) principalmente castellano, junto a un poder económico constituido por castellanos, andaluces, genoveses, mallorquines, judíos, portugueses, franceses, ingleses, alemanes, holandeses, etc. Una élite formada por aventureros, comerciantes o nobles, que venidos del exterior, y aún emparentando con parte de la nobleza aborigen, seguirá viéndose como castellana, portuguesa, etc. que sólo empezará sentirse canaria, con la entrada por nuestros puertos de la Ilustración en su viaje de ida y vuelta entre América y Europa.

En el momento en que empiezan a constituirse las sociedades burguesas y los estados nacionales, cuando América inicia el proceso Libertador, en Canarias empieza a consolidarse un tácito Pacto Colonial (José A. Alemán) entre la Corona y unas burguesías insulares que compiten entre sí, ante las potencias dominantes en el comercio Atlántico, por apropiarse la renta de situación, convirtiéndose en subsidiarias de la expansión atlántica del capitalismo europeo y a las islas en plataforma logística para dicha expansión, lo mismo que hoy reclaman sus herederos en este momento de reconfiguración de la geopolítica atlántica y del nuevo reparto imperialista del continente africano.

Mientras, nuestro pueblo, sometido a prácticas feudales, en algunos casos, hasta bien entrado el s. XX; mantenido en el analfabetismo y en la ocultación sistemática en su pasado; denigradas sus prácticas culturales como cosas de gente atrasada, del campo, cosas de magos y maúros. Como escribe Pedro Hernández en su “Natura y Cultura de las Islas Canarias”: “Con raíces guanches, nacido entre mar y volcanes, entre peligros y desgracias, pero mimado por la dulzura del clima, surge el canario. El canario surge de la conquista y del revestimiento cultural que le proporciona España, pero también de la influencia portuguesa, del comercio inglés y de los aires americanos. El canario crece en un sistema caciquil, en un sistema de dependencia que le hace déspota y, a la vez, servil. Crece el canario a la sombra de una madre cálida, de una madre extraordinariamente madre y el «mi niño», dirigido al hombre adulto en boca de cualquier mujer, es una insignia maternal más, de tantas que marcan el estilo de estas islas.

Islas, mar, volcanes… Plagas de langostas, huracanes… Clima primaveral, flores… Tierra sedienta, trabajo… Caña de azúcar, viñas, cochinilla, plátanos, tomates, comercio… Piratas, conquistadores, caciques… Guanches… España, Portugal, América, Inglaterra… Turismo, emigración… Madre, madre canaria… De todo eso, y más, nace el alma canaria, la Canariedad: Forma de ser, de pensar, de sentir, de reaccionar y de actuar el pueblo de estas islas.”

Una Canariedad que no se transforma en “conciencia nacional” ante la renuncia de la burguesía insular a constituirse en clase nacional, y a unas clases populares incapaces de transformarla en conciencia política de pueblo.

El triunfo del golpe fascista y la instauración del régimen franquista suponen una nueva vuelta de tuerca al proceso de aculturación del pueblo canario, además de la perdida de las libertades políticas y la represión generalizada que padecemos como el resto de los pueblos del Estado, en canarias supone además arrasar con su cultura popular y su folclore mediante la intervención homogeneizadora, en especial de organismos como la Sección Femenina o la Iglesia, que encontrará en la burguesía local sus más fanáticos impulsores.

La vindicación de la cultura canaria constituye uno de los pilares de la propia lucha por las libertades contra la dictadura, produciéndose al calor de esa lucha un renacer del interés por “lo canario”, por su historia, por sus tradiciones y por su cultura, abordándose todo ello desde una óptica de construcción nacional-canaria. Este movimiento de recuperación histórico-cultural es fundamentalmente popular y encontrará su representación política primero en Pueblo Canario Unido (PCU) y después en la Unión del Pueblo Canario (UPC).

La llegada de la democracia y de la autonomía en 1982, supuso una ruptura con esta tendencia de construcción nacional-canaria, convirtiéndose en el marco en el que las tradicionales elites del poder local, junto a los partidos de la Izquierda centralista, lanzan la ofensiva sobre la “españolidad y europeidad” de las Islas reeditando un nuevo Pacto Colonial, esta vez bajo la forma de Pacto de Las Cañadas.

No podemos olvidar que la Constitución del 78 y el Estatuto de Autonomía del 82 no surgen de una ruptura con la dictadura, sino de un pacto con ella que deja incólumes las estructuras de poder real, y en un escenario global de liquidación de los imperios coloniales y de auge de los movimientos de liberación nacional.

La Autonomía en un primer momento se nutre de ese movimiento popular de construcción nacional de canarias, pero pronto pone de manifiesto su “pecado original”: está pensada y construida desde el insularismo. Propiciada desde el Pacto entre las fuerzas políticas estatales (UCD, PSOE y PCE) junto a unas burguesías insulares en competencia por salir los mejor parados en las nuevas relaciones con el Estado.

Una Autonomía que nace por la vía del Artículo 143 de la Constitución (y no como nacionalidad histórica del Art. 151) del pacto entre los “poderes locales” y las “fuerzas políticas estatales” con la abstención del nacionalismo de izquierda agrupado en la UPC que se mantiene agitando por el Derechos a la Autodeterminación. Un proceso autonómico que consagra el poder insular, convirtiéndose en verdadera trampa para las principales fuerzas políticas que lo propiciaron. La UCD, fuerza que agrupa a los hijos del Régimen, y que representa los poderes locales reales, muy pronto se desintegra en las ATI-AIC. La desintegración de la izquierda “estatalista” (PSOE y PCE) o “nacionalista” (las fuerzas que formaron UPC, Asamblea Majorera, etc.) en el marco autonómico es mucho más compleja, merecería un capítulo aparte y este no es el lugar. Como resultado de ello, el retorno a una canariedad de romerías, vírgenes y espectáculos para turistas. Una canariedad en la que “lo canario” se convierte en caricatura, muchas veces grotesca, de sí mismo, al tiempo que se levanta el discurso victimista y pedigüeño de la “ultraperiferia”.

El proceso de construcción nacional de canarias es una tarea que sólo asumida desde las clases populares como parte de su propio proceso de emancipación social y política tiene posibilidades de éxito, dejado en manos de las oligarquías locales queda reducido a un mero artificio. Así tras más de 30 años de autonomía hegemonizados por el llamado nacionalismo canario, hemos visto como la identidad canaria ha sido reducida, en un renacido nacional-catolicismo, a las Vírgenes patronas insulares o locales, con sus romerías, misas solemnes y procesiones cívico-militares en su honor retransmitidas en riguroso directo por la TV Autonómica.

Hablamos de dos causas que nos ayudan a entender nuestra desmemoria y la segunda era la hegemonía del pensamiento neoliberal.

La explosión de la ideología neoliberal que acompaña lo que se ha llamado la globalización neoliberal iniciada a finales de los años 70 del siglo pasado y que se hace hegemónico en las décadas de los 80 y 90, ahondan a un más el proceso de desvertebración de la sociedad canaria.

Una ideología que no se reconoce como tal, sino que se presenta como “sentido común”; donde ricos y pobres lo son por méritos propios; que transforma al ciudadano en mero consumidor, reduciendo las democracias a mero teatro electoral ; que niega la existencia de lo colectivo, lo común, de la organización, de la reciprocidad y la solidaridad. Un proyecto, el neoliberal, cuya base es la individualización de todo, en donde “de lo que se trata es de sustituir la autodeterminación nacional que se ha practicado durante siglos en el pasado por la soberanía de una élite de técnicos y de financieros mundiales”. (“La crisis de la democracia”, Informe de Michel Crozier y Samuel Huntington para Comisión Trilateral, 1975).

Por todo ello, el convencimiento de que “ningún proyecto de (re)construcción social de Canarias, que suponga una verdadera salida a la actual situación de crisis, será posible si no se sustenta en un fuerte movimiento social, sindical y político articulado en torno a un modelo de país”, un proceso que es el de la construcción de la identidad canaria para el s. XXI, esa que nos haga reconocernos como pueblo con un pasado común, un presente compartido y en proyecto de futuro colectivo.

Un proceso en el que, como terminaba la “Carta Abierta. Otra Canarias es posible” en septiembre de 2009, “la discusión, el análisis y el intercambio de ideas, es importante, pero lo es mucho más el que, precisamente desde ahí, ocupemos la realidad. Es inexcusable ganar la batalla de las ideas en la sociedad. La “batalla” de que las alternativas son posibles, necesarias y urgentes, pero requieren la movilización y organización consciente de la sociedad en pos de ellas. Tenemos el deber de hacer aflorar públicamente -y convertirlo en una fuerza de cambio- la existencia, y la pugna, entre distintos modelos de país. No sólo pedimos acción a los políticos, sobre todo llamamos a la sociedad que se movilice. En un momento en que el suelo se mueve bajo nuestros pies, cuando todo es posible, es el momento de la construcción de la Otra Canarias Posible.”

Es en ese marco de la “batalla de las ideas” donde obras como el presente libro adquiere relevancia. Es el trabajo de recuperación y divulgación de nuestra historia, del quehacer de los hombres y mujeres que nos han precedido. Un trabajo que realizan muchas personas, que de forma altruista y por amor a su tierra, intentan cubrir el inmenso vacío que instituciones políticas y académicas no se preocupan en llenar. Es cierto que nunca como ahora, en nuestras Universidades se ha investigado sobre nuestro pasado, pero, también es cierto que es un conocimiento que se queda entre sus muros, que rara vez llega al espacio público y que ni siquiera se asoma a las aulas de la enseñanza obligatoria.

No podemos admitir que, después de 30 años de Autonomía, los “contenidos canarios” en la educación al final se reduzca a ir “vestido de típica” al colegio el Día de Canarias. Todo ello a pesar de la existencia de un buen número de docentes que realizan un trabajo encomiable, muchas veces ninguneados por una Administración Política que parece añorar los tiempos en que “los insulares no sabían de su historia, de su geografía, de su patrimonio histórico-artístico, de su memoria como pueblo, de sus rasgos de identidad”. Nuevamente, al igual que en la lucha contra la Dictadura, la lucha por la libertad, por la democracia y la justicia social, aparece siempre íntimamente ligada a la lucha por la educación, la cultura y el conocimiento.

José Villalba Pérez

Red FICP
Canal de la Red de la Federación Internacional de Comunicadores Populares

ESTA ES UNA PUBLICACIÓN DE LA RED DE LA FEDERACIÓN INTERNACIONAL DE COMUNICADORES POPULARES (RedFICP)

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