XXXVII Guerra y paz. Se agudizan las contradicciones. Visiones desde el entorno. Afganistán (II).
Por Orestes Martí y Fernando Alemán.
Sólo tres días atrás publicamos sobre la situación en Afganistán que “En la actualidad, en las diferentes plataformas digitales se trata de establecer determinadas “visiones” centradas en un falso dilema entre las actuaciones del actual POTUS Joe Biden y el anterior Donald Trump, olvidando -o tratando de ocultar-, lo principal; es decir en realidades inobjetables; a saber:
a) según lo aborda “Democracy now!” -que nuestros amables lectores pueden revisar en la versión traducida- La fuerte ofensiva Talibán en Afganistán era “inevitable” y es resultado de la brutal guerra de Estados Unidos.
b) según lo expresó el sociólogo, periodista, cooperante internacional, docente y analista internacional en medios, el español Aníbal Garzón. en su cuenta en Twitter: “20 años Estados Unidos en Afganistán, y los talibanes a punto de volver a controlar Kabul. El nuevo Vietnam del imperio norteamericano, con la diferencia que los talibanes fueron entrenados por el mismo imperio para derribar una Afganistán Socialista. Rambo estuvo allí”.
El desenlace ha sido mucho más rápido de lo esperado y -a pesar de las “seguridades” dadas previamente por el POTUS Biden- los talibanes ya se encuentran instalados en Kabul y -aparte de los al menos 10 muertos en caótico aeropuerto de Kabul -acaban de declarar una amnistía para todos los funcionarios del Gobierno afgano e instar a que vuelvan al trabajo. Por cierto, general coronel ruso Gueorgui Shpak, veterano de la guerra afgano-soviética, se ha referido al hecho como una “lección que deja al mundo la derrota del gobierno afgano”, sentenciando que “"Kabul estaba condenado a una rendición vergonzosa"; en declaraciones a la plataforma Russia Today dijo “El Ejército afgano, entrenado y armado por EE.UU., no luchó. Está desmoralizado y sus soldados en todas las guarniciones se dieron a la fuga ya después del primer enfrentamiento, sabiendo que nadie iba a ayudarlos. Por lo tanto, los talibanes no iban a asaltar Kabul: conocían de antemano que la ciudad estaba condenada a una rendición vergonzosa”.
Algunos lectores se han -y nos han- preguntado los motivos del estrepitoso fracaso del imperio en tierras afganas -como en tantos otros lugares que su engrasada maquinaria de propaganda basada principal aunque no únicamente en la denominada “industria del entretenimiento” hace olvidar a muchas personas-; nosotros hemos encontrado un interesante análisis -de los muchos existentes, obviamente- que vamos a compartir en nuestro Servicio de InfoCom de hoy; no sin antes recordar las declaraciones de Hugo Chávez Frías, cuando comenzaron los bombardeos norteamericanos sobre Afganistán. y que ayer recordara -respondiendo a una pregunta en su conferencia de prensa- el actual presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros.
Hugo Chávez -año 2001- ante la invasión de Afganistán
Veamos ahora lo publicado por TeleSUR en su sitio web.
¿Por qué Estados Unidos fracasó en Afganistán?
Veinte años después de iniciar su “guerra contra el terrorismo”, EE.UU. deja Afganistán con más problemas que los que halló.
En octubre de 2001, el entonces presidente de Estados Unidos (EE.UU.), George W. Bush (2001–2009), anunció que tropas de ese país habían lanzado ataques contra el Talibán en Afganistán.
El mandatario argumentó que se iniciaba una campaña militar contra ese movimiento por apoyar a la red extremista Al Qaeda y a su líder, Osama bin Laden, a los que EE.UU. atribuyó la autoría de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra el World Trade Center (Nueva York) y la sede del Pentágono (Virginia), en los que murieron unas 3.000 personas.
Al intentar persuadir a la opinión pública sobre la necesidad de aquella guerra, W. Bush subrayó que era para derrotar al terrorismo e impedir que Afganistán se convirtiera en refugio de extremistas que pudiesen causar daño a otros países.
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Con posterioridad, representantes de la Casa Blanca aseveraron que dotarían a la nación centroasiática de lo que denominaron una democracia moderna y prepararían un ejército para defenderla de cualquier amenaza. Veinte años después de aquellos hechos, la reciente toma de Kabul y el control del Gobierno por parte del Talibán suscribe que EE.UU. fracasó en la nación centroasiática y su “retirada” deja atrás un país con más problemas de los que halló.
Nunca hubo victoria política y militar
Aunque la invasión de EE.UU. condujo a la caída del Talibán del poder en diciembre de 2001, ese movimiento prosiguió sus acciones contra los ocupantes y las fuerzas gubernamentales desde otros territorios.
El objetivo político-militar de derrotar al Talibán nunca se cumplió pese a que el país era sostenido militarmente por EE.UU., valora el analista internacional Sergio Rodríguez Gelfenstein.
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Según el presidente estadounidense Joe Biden, su país gastó allí 1.2 billones de dólares en el entrenamiento de 300.000 soldados. Sin embargo, en muchos casos las fuerzas gubernamentales se retiraron sin combatir, y entregaron sus posiciones y su armamento, cuestión que Rodríguez Gelfenstein cataloga como derrota contundente de la Casa Blanca.
Para otro experto en temas internacionales, Guadi Calvo, la retirada de Washington manifiesta su falta de moral y de respeto por los pueblos. Cataloga el repliegue como “nuevo desastre organizado por EE.UU.” y “acto bien meditado”, pues deja a países como Rusia, China, Irán y Paquistán ante el desafío de gestionar la paz y la estabilidad regional con el Talibán en el poder.
En su opinión, el Talibán ha aprendido políticamente en estas dos décadas y no parece interesado en exportar el terrorismo, pero su victoria militar podría revitalizar a grupos yihadistas con base en naciones vecinas.
Medios de prensa recuerdan que EE.UU. negoció la paz con el Talibán sin dar participación al Gobierno afgano en el diálogo.
A inicios de agosto, durante una intervención ante el Parlamento, el expresidente afgano, Ashraf Ghani, responsabilizó a EE.UU. de la situación de su país.
El exmandatario dijo que “la razón detrás de nuestra situación actual fue que esta decisión (la retirada de Estados Unidos) se tomó de forma abrupta. Le dije al Presidente de Estados Unidos que aunque respeto su decisión (…) sabía que tendría consecuencias y que esto recaería sobre el pueblo afgano”, acotó.
Guadi Calvo también valoró que EE.UU. deja a su suerte a 37 millones de afganos y ante la interrogante si el Talibán reimpondrá su estricta interpretación de la ley islámica, que en el pasado atentó contra derechos de los ciudadanos, en particular las mujeres y las niñas.
Economía en caos
De acuerdo con un servicio de análisis sobre inseguridad alimentaria de la Agencia para el Desarrollo de Estados Unidos (USAID), el 73 por ciento de la población afgana vive bajo el umbral de pobreza y 6.8 millones de personas corren riesgo de padecer inseguridad alimentaria aguda.
Según datos del Banco Mundial, en 2019 la mitad del presupuesto del país se conformaba a partir de financiamiento exterior. El organismo financiero apunta que con la guerra crecieron las actividades ilícitas en el país, especialmente la producción de opio.
El Informe Mundial sobre Drogas 2019, difundido por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), reveló que para 2017, Afganistán era el mayor productor de opio del mundo, con 86 por ciento del volumen total.
A juicio de expertos, con las actividades ilícitas también creció la corrupción administrativa, que provocó la fuga de cuantiosos fondos que EE.UU. e instituciones internacionales planeaban dedicar a la reconstrucción y fomento económico del país.
En un estudio, la Universidad Brown (EE.UU.) difundió que el conflicto costó al presupuesto estadounidense 2.26 billones de dólares.
Costo humano de la “guerra contra el terrorismo”
De acuerdo con estadísticas de la ONU tomadas a partir de 2009, cuando comenzó a documentar las bajas entre la población, alrededor de 110.000 civiles han muerto o resultaron heridos en el periodo de presencia militar de EE.UU.
A su vez, las víctimas entre las fuerzas de seguridad ascienden a 69.000 soldados y policías afganos, mientras que por lado talibán ascienden a 51.000 fallecidos.
Según la Universidad Brown, más de 2.400 militares estadounidenses han muerto y una cifra superior a 20.000 quedaron heridos o mutilados. También perecieron 1.100 soldados aliados, entre ellos 450 británicos.
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√ Consejo de Seguridad de la ONU analiza situación en Afganistán
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— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) August 17, 2021 |
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