Guerra y Paz:
Cuba-EE.UU. Orestes Martí |
Las pretensiones
de Estados Unidos hacia Cuba
Un acercamiento desde la visión de cuatro grandes revolucionarios Autor: Abel González Santamaría | internet@granma.cu |
Este año conmemoraremos el 150
aniversario del inicio de las guerras por la independencia de Cuba, en un
contexto en que Estados Unidos aumenta la hostilidad hacia la Revolución
Cubana y retoma la Doctrina Monroe para justificar su proyección
injerencista de «América para los americanos». La estrategia de «espera
paciente», la concepción geopolítica del «destino manifiesto» y la «política
de la fruta madura» se fue transmitiendo de generación en generación entre
los grupos de poder que dominaron los diferentes Gobiernos estadounidenses
desde los primeros años del siglo XIX.
Durante las tres guerras independentistas ningún presidente norteamericano reconoció la beligerancia e independencia de los patriotas cubanos. Para descifrar las pretensiones geopolíticas de Estados Unidos hacia Cuba desde entonces, resulta imprescindible analizar los testimonios de los Mayores Generales del Ejército Libertador Carlos Manuel de Céspedes, José Martí, Antonio Maceo y Máximo Gómez.
Carlos Manuel de Céspedes.
El primer Presidente de la República de Cuba en Armas y Padre de la Patria, en una carta dirigida en 1870 a José Manuel Mestre, representante en Washington del Gobierno en Armas, escribió: «Por lo que respecta a Estados Unidos tal vez estaré equivocado; pero en mi concepto su gobierno a lo que aspira es a apoderarse de Cuba sin complicaciones peligrosas para su nación y entretanto que no salga del dominio de España. Siquiera sea para constituirse en poder independiente; este es el secreto de su política […]».
Desde 1880 vivió desterrado Martí en Estados Unidos, y durante casi 15 años pudo constatar directamente las transformaciones del país y su tránsito de la etapa capitalista a la imperialista. Con la asunción de Benjamín Harrison (1889-1893) a la Casa Blanca y el nombramiento como secretario de Estado al anexionista James G. Blaine, el gobierno estadounidense retomó la idea de comprar a Cuba.
En ese contexto y con motivo de la celebración de la Primera Conferencia Internacional de Estados Americanos, Martí lo alertó, el 29 de octubre de 1889, en carta a Gonzalo de Quesada: «[…] Y una vez en Cuba los Estados Unidos ¿quién los saca de ella? ¿Ni por qué ha de quedar Cuba en América, como según este precedente quedaría, a manera, –no del pueblo que es, propio y capaz–, sino como una nacionalidad artificial, creada por razones estratégicas? Bases más seguras quiero, para mi pueblo. Ese plan en sus resultados, sería un modo directo de anexión».
José Martí.
Martí era consciente de la necesidad de lograr la unidad para enfrentar a dos enemigos sumamente poderosos: España y Estados Unidos. Con ese objetivo proclamó en Cayo Hueso, el 10 de abril de 1892, el nacimiento del Partido Revolucionario Cubano, del que fue electo Delegado. Agrupó en una misma organización política a los emigrados, a la vieja generación que inició la lucha por la independencia y a las nuevas generaciones.
A finales de 1894 había conseguido el armamento necesario para reiniciar la contienda. El 11 de abril de 1895 desembarcó junto a Máximo Gómez por Playitas de Cajobabo; diez días antes lo había hecho Antonio Maceo por Duaba; ambos puntos situados en el oriente cubano. El 5 de mayo se reunieron los tres principales jefes de la guerra en la finca La Mejorana para organizar el curso de la Revolución.
Dos semanas más tarde, el 19 de mayo, en Dos Ríos, Martí desoyó el consejo de Gómez, quien le indicó permanecer en la retaguardia y cargó contra una tropa española bien posicionada. Murió en el combate. La víspera escribió a Manuel Mercado: «La guerra de Cuba, realidad superior a los vagos y dispersos deseos de los cubanos y españoles anexionistas, a que sólo daría relativo poder su alianza con el gobierno de España, ha venido a su hora en América, para evitar, aún contra el empleo franco de todas esas fuerzas, la anexión de Cuba a los Estados Unidos […]».
La pérdida del más universal de los cubanos fue irreparable. No obstante, la lucha continuó. Gómez y Maceo habían vivido la experiencia de la posición asumida por los Gobiernos estadounidenses de turno durante la Guerra de los Diez Años. Ambos, al igual que Martí, insistieron en que la independencia se alcanzaba por los propios esfuerzos de los cubanos.
Durante las tres guerras independentistas ningún presidente norteamericano reconoció la beligerancia e independencia de los patriotas cubanos. Para descifrar las pretensiones geopolíticas de Estados Unidos hacia Cuba desde entonces, resulta imprescindible analizar los testimonios de los Mayores Generales del Ejército Libertador Carlos Manuel de Céspedes, José Martí, Antonio Maceo y Máximo Gómez.
Carlos Manuel de Céspedes.
El primer Presidente de la República de Cuba en Armas y Padre de la Patria, en una carta dirigida en 1870 a José Manuel Mestre, representante en Washington del Gobierno en Armas, escribió: «Por lo que respecta a Estados Unidos tal vez estaré equivocado; pero en mi concepto su gobierno a lo que aspira es a apoderarse de Cuba sin complicaciones peligrosas para su nación y entretanto que no salga del dominio de España. Siquiera sea para constituirse en poder independiente; este es el secreto de su política […]».
Desde 1880 vivió desterrado Martí en Estados Unidos, y durante casi 15 años pudo constatar directamente las transformaciones del país y su tránsito de la etapa capitalista a la imperialista. Con la asunción de Benjamín Harrison (1889-1893) a la Casa Blanca y el nombramiento como secretario de Estado al anexionista James G. Blaine, el gobierno estadounidense retomó la idea de comprar a Cuba.
En ese contexto y con motivo de la celebración de la Primera Conferencia Internacional de Estados Americanos, Martí lo alertó, el 29 de octubre de 1889, en carta a Gonzalo de Quesada: «[…] Y una vez en Cuba los Estados Unidos ¿quién los saca de ella? ¿Ni por qué ha de quedar Cuba en América, como según este precedente quedaría, a manera, –no del pueblo que es, propio y capaz–, sino como una nacionalidad artificial, creada por razones estratégicas? Bases más seguras quiero, para mi pueblo. Ese plan en sus resultados, sería un modo directo de anexión».
José Martí.
Martí era consciente de la necesidad de lograr la unidad para enfrentar a dos enemigos sumamente poderosos: España y Estados Unidos. Con ese objetivo proclamó en Cayo Hueso, el 10 de abril de 1892, el nacimiento del Partido Revolucionario Cubano, del que fue electo Delegado. Agrupó en una misma organización política a los emigrados, a la vieja generación que inició la lucha por la independencia y a las nuevas generaciones.
A finales de 1894 había conseguido el armamento necesario para reiniciar la contienda. El 11 de abril de 1895 desembarcó junto a Máximo Gómez por Playitas de Cajobabo; diez días antes lo había hecho Antonio Maceo por Duaba; ambos puntos situados en el oriente cubano. El 5 de mayo se reunieron los tres principales jefes de la guerra en la finca La Mejorana para organizar el curso de la Revolución.
Dos semanas más tarde, el 19 de mayo, en Dos Ríos, Martí desoyó el consejo de Gómez, quien le indicó permanecer en la retaguardia y cargó contra una tropa española bien posicionada. Murió en el combate. La víspera escribió a Manuel Mercado: «La guerra de Cuba, realidad superior a los vagos y dispersos deseos de los cubanos y españoles anexionistas, a que sólo daría relativo poder su alianza con el gobierno de España, ha venido a su hora en América, para evitar, aún contra el empleo franco de todas esas fuerzas, la anexión de Cuba a los Estados Unidos […]».
La pérdida del más universal de los cubanos fue irreparable. No obstante, la lucha continuó. Gómez y Maceo habían vivido la experiencia de la posición asumida por los Gobiernos estadounidenses de turno durante la Guerra de los Diez Años. Ambos, al igual que Martí, insistieron en que la independencia se alcanzaba por los propios esfuerzos de los cubanos.
El sistema político cubano no es perfecto, pero son los cubanos los que tienen que mejorarlo"
"Los cubanos nunca van a olvidar el bloqueo y la injerencia de EE.UU. en la isla", afirma Arnold August, escritor y periodista canadiense. ¿Hasta qué punto es diferente la política de Donald Trump respecto a Cuba en comparación con la de Barack Obama? ¿Por qué el país norteamericano está interesado en promover internet en la isla? ¿En qué consiste la guerra cultural de EE.UU. contra Cuba? Véalo en Entrevista, de RT. |
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