José Martí y su Red Social Integrada (I)
Por Orestes Martí
Desde hace algunos años nos dimos a la tarea de crear una Red Social en la que se recogiera no sólo la historia, el pensamiento y la vida del Héroe Nacional de Cuba, sino que además sirviera de vía de comunicación y de intercambio cultural para todas aquellas personas que se clasificaran en lo que él denominó "los que aman y fundan".
Una parte de la mencionada Red dedicó su esfuerzo a la búsqueda y exposición de hechos documentados sobre la vida del Apóstol cubano. Del conjunto de esa documentación extraemos -a solicitud de un estudioso de su vida-, el documento "Fuentes Bibliográficas para el conocimiento de la militancia masónica de José Martí", elaborado en su día por José González Rodríguez y presentado en la Academia Cubana de Altos Estudios Masónicos.
Honorables hermanos Académicos,
Venerables Hermanos,
Señoras y Señores:
Venerables Hermanos,
Señoras y Señores:
Hace algún tiempo, enfrascados en la tarea de reunir material
suficiente para disertar sobre la militancia masónica de José Martí, nos
encontramos con la poco estimulante realidad de la escasez de fuentes
bibliográficas que faciliten a los interesados en tan importante faceta del
Maestro, aspecto que tanto honra y prestigia a nuestra Institución, el
conocimiento adecuado de los textos demostrativos de esa militancia.
Si bien es cierto que en aquélla oportunidad dimos
cumplimiento a la tarea trazada, no lo es menos, que quedó nuestro ánimo
dispuesto a una búsqueda más intensa en que pudiéramos reunir, si no todas, por
lo menos las principales “Fuentes Bibliográficas para el conocimiento de la
Militancia Masónica de José Martí”.......
.....“La primera en el tiempo de las referencias a la
militancia masónica de nuestro Apóstol, es la que en los días 19 y 20 de mayo de
1908 publicara Fermín
Valdés Domínguez en el periódico “El Triunfo”, de esta capital,
bajo el título “Ofrenda de hermano”. En esta ofrenda al hermano, hermanos en
ideales, hermano en patriotismo, hermano en masonería, vierte Fermín todo su
caudal afectivo por José Martí y relata, con devoción y respeto casi místicos,
las actividades del mismo durante su destierro en España.
De este artículo copiamos solamente las reveladoras afirmaciones con respecto a las actividades fraternales del Maestro. Dice Fermín:“Las noches - en los días de tregua en el estudio, que eran muy pocos- los dedicaba a los teatros o a la logia masónica, aquélla logia “Armonía”, que presidía el general Pierrat o el músico notable Max Marchal, en la que Martí era el orador; lugar aquel en el que semanalmente se daban cita todos los cubanos jóvenes que estaban en Madrid, y donde también iban muchos notables literatos y periodistas españoles. Era la logia templo de amor y caridad; ella auxilió más de una vez a los cubanos presidiarios de Ceuta, y así como atendía a las necesidades de los pobres de cualquier país, seguía al cubano al hospital o a su casa. Aquélla logia fundó el colegio de niños pobres del que era director y único maestro el español –deportado por infidencias- don Amelio del Luis y Vela de los Reyes. Visitaban muchos hermanos, de noche, aquélla escuela. Martí lo hacía con frecuencia; hablaba a los niños con todo el cariño del alma, y les dejaba dulces y libros”.
Este escrito del “Hermano del alma” del Apóstol, lo recogió Gonzalo de Quesada y Aróstegui en el volumen XII de las Obras de Martí, publicadas en La Habana en 1913.
Alfonso Hernández Catá, el novelista y cuentista cubano, nacido en Salamanca, España, publicó en la Editorial Renacimiento, de Madrid, en 1929 “Mitología de Martí”. Esta obra, pletórica de alegorías en que se funden el pensamiento martiano y la prosa poética del gran escritor, dedica todo un capítulo, titulado “Tenida” a escribir la intimidad de una sesión masónica en la logia “Armonía”: “Vientos gélidos caen de las nieves del Guadarrama, y vientos de fronda de los mentideros políticos. La reacción tiene cabeza de ofidio y ojos de Argos, y el liberalismo, timidez de corza y bizantinismos incapaces de resistir la confrontación con la realidad. Por eso los masones, a pesar de no ser conspiradores de peligro, se resguardan contra las inclemencias de la noche y contra las miradas que puedan espiar desde la sombra”. Y después de poner en los labios del Apóstol un emocionado y bello discurso lleno de virilidad y sapiencia, Catá termina este extraordinario capítulo de su mitología de Martí con las siguientes líneas: “No, no habrá Caínes. Entre su arrebato y la repudiación de sus hermanos no mediará la quijada del asno, más sí la prudente reserva. Saldrá solo, lo mismo que entró, en tanto que otros, ya fatigados de solemnidades se irán de a dos, a favor de la noche inverniza, sin que la excesiva prudencia consienta cuajar para el protagonista de la velada ni siquiera una de esas amistades de adulación que surgen en todos los triunfos. Y Ya en la calle, el joven de la palabra de fuego se abotonará el abrigo de tela endeble, confesándose que siente un poquito de frío en el pecho, hacia el lado del corazón”.
De este artículo copiamos solamente las reveladoras afirmaciones con respecto a las actividades fraternales del Maestro. Dice Fermín:“Las noches - en los días de tregua en el estudio, que eran muy pocos- los dedicaba a los teatros o a la logia masónica, aquélla logia “Armonía”, que presidía el general Pierrat o el músico notable Max Marchal, en la que Martí era el orador; lugar aquel en el que semanalmente se daban cita todos los cubanos jóvenes que estaban en Madrid, y donde también iban muchos notables literatos y periodistas españoles. Era la logia templo de amor y caridad; ella auxilió más de una vez a los cubanos presidiarios de Ceuta, y así como atendía a las necesidades de los pobres de cualquier país, seguía al cubano al hospital o a su casa. Aquélla logia fundó el colegio de niños pobres del que era director y único maestro el español –deportado por infidencias- don Amelio del Luis y Vela de los Reyes. Visitaban muchos hermanos, de noche, aquélla escuela. Martí lo hacía con frecuencia; hablaba a los niños con todo el cariño del alma, y les dejaba dulces y libros”.
Este escrito del “Hermano del alma” del Apóstol, lo recogió Gonzalo de Quesada y Aróstegui en el volumen XII de las Obras de Martí, publicadas en La Habana en 1913.
Alfonso Hernández Catá, el novelista y cuentista cubano, nacido en Salamanca, España, publicó en la Editorial Renacimiento, de Madrid, en 1929 “Mitología de Martí”. Esta obra, pletórica de alegorías en que se funden el pensamiento martiano y la prosa poética del gran escritor, dedica todo un capítulo, titulado “Tenida” a escribir la intimidad de una sesión masónica en la logia “Armonía”: “Vientos gélidos caen de las nieves del Guadarrama, y vientos de fronda de los mentideros políticos. La reacción tiene cabeza de ofidio y ojos de Argos, y el liberalismo, timidez de corza y bizantinismos incapaces de resistir la confrontación con la realidad. Por eso los masones, a pesar de no ser conspiradores de peligro, se resguardan contra las inclemencias de la noche y contra las miradas que puedan espiar desde la sombra”. Y después de poner en los labios del Apóstol un emocionado y bello discurso lleno de virilidad y sapiencia, Catá termina este extraordinario capítulo de su mitología de Martí con las siguientes líneas: “No, no habrá Caínes. Entre su arrebato y la repudiación de sus hermanos no mediará la quijada del asno, más sí la prudente reserva. Saldrá solo, lo mismo que entró, en tanto que otros, ya fatigados de solemnidades se irán de a dos, a favor de la noche inverniza, sin que la excesiva prudencia consienta cuajar para el protagonista de la velada ni siquiera una de esas amistades de adulación que surgen en todos los triunfos. Y Ya en la calle, el joven de la palabra de fuego se abotonará el abrigo de tela endeble, confesándose que siente un poquito de frío en el pecho, hacia el lado del corazón”.
El siempre recordado con admiración y respeto Capitán del
Ejército libertador, el Ilustre Hermano Ángel
E. Rosende y de Zayas, publicó un folleto de 28 páginas, en 1931,
titulado El Francmasón de la República de Cuba y su hermano José Martí y Pérez.
Rosende recogió de forma sencilla y amena la vinculación del Apóstol con nuestra
institución y brindó además, una relación de logias, capítulos, bibliotecas,
escuelas o cualquier tipo de actividad masónica bajo la advocación del
prestigioso y querido nombre de José Martí. En la página 15 del referido
folleto, entre otras cosas se refiere a las joyas masónicas del Apóstol.
Dice: “Fe Masónica”, nuestra Logia Amada, ha instituido el homenaje u ofrenda perenne, cada mes, por una logia de la Obediencia, cadena hermosa que sigue su curso de honor y glorificación al recuerdo de ese noble hermano caído. Recopila las poesías dedicadas a él para publicarlas oportunamente. Ambos acuerdos, a iniciativa del h. René Acevedo, ex Maestro del Taller, guarda en su Oriente las joyas mandil y collarín de los grados 18 y 30 con los que trabajara en los Valles Masónicos de España. Martí los dejó al Dr. Fermín Valdés Domínguez (fallecido); su viuda, la Sra. Asunción del Castillo, Vda. de Valdés Domínguez, Coronel del E. L. y Jefe de Despacho del Generalísimo, las donó a los hermanos galenos Domingo y Solano Ramos que vieron la luz masónica en la Logia que lleva el nombre del gran masón, su padre, Solano Ramos y luego afiliados a Fe Masónica y estos dos buenos masones, también siguiendo la senda del autor de sus días las traspasaron al Dr. Federico Torralbas, Venerable Maestro del Cuadro, en esa época, año 1924, quien las cedió altruistamente a su taller y en solemne sesión fueron recibidas oficialmente por la Logia y entregada luego el 27 de noviembre, de ese año ante la Estatua del Apóstol, en pleno parque de Martí, acto que revistió gran resonancia y eficiente exteriorización masónica que fue cerrado con la peregrinación hasta la Punta, donde se levanta erguidamente, el mausoleo del lugar, donde fueran inmolados los estudiantes del 71”.
Es en 1937 que se edita un minucioso y valioso trabajo: Martí Masón, del hermano Miguel Ángel Valdés; se trata de una conferencia leída en la sesión martiana celebrada en la Respetable Logia Bartolomé Masó, la noche del 27 de mayo de 1932, en la serie llevada a cabo a iniciativas de la Respetable Logia Fe Masónica, adicionada con datos obtenidos con posterioridad. Esta publicación de 32 páginas, dedicada al inolvidable Don Aurelio Miranda Álvarez, es el más serio estudio, hasta esa fecha, sobre la militancia masónica de José Martí.
Miguel Ángel Valdés hizo innumeras gestiones con hermanos y Grandes Logias extranjeras, en afanosa búsqueda de documentos que atestiguaran el paso de nuestro Apóstol por aquellos Orientes; y aunque el empeño fue infructuoso, su trabajo recoge datos interesantísimos. En la página 5 leemos: “De la respetable Logia “Armonía”, el citado hermano Martínez de León, nos ha proporcionado algunos datos curiosos, de los que entresacamos como más importantes algunos, tales como éstos: en 20 de julio de 1870 se encontraba instalada esa Logia, siendo su Venerable Maestro Agustín Panner. La Logia “Armonía” fue inscrita en el cuadro general, en el año 1870, con el número 52, no habiéndose encontrado el documento de instalación. Por su instalación pagó solo $18.00 ignorándose los motivos de ese beneficio. Según el Rito Francés y desde 6 de diciembre de 1871 a 20 de marzo de 1873, efectuó 10 iniciaciones, 25 afiliación y regularizaciones, expidió 24 diplomas de grado 3°, 9 del 4°, 5 del 5°, 2 del 6° y 8 de Rosa Cruz. Dos veces fue suspensa, de septiembre de 1871 a 1874, por falta de pago de sus contribuciones.
Probablemente, las logias de Madrid “Discusión No. 49”, “Caballeros Cruzados No. 50” y “Armonía No. 52” fueron envueltas en la onda que arrastró a las que Bañares fundó en esa ciudad.
Por las reliquias masónicas que de Martí se conservan parece ser que fue grado 18°, Soberano Príncipe de Rosa Cruz y llegó a obtener el Grado 30°. Y termina diciendo M. A. Valdés en su interesante trabajo: Luego consideraremos como estos dos grados debieron influir notablemente en su propósito tenaz, que poseía ya de niño, de combatir “por la libertad de la palabra”, según manda el primero y “contra la tiranía”, como ordena el segundo.
Dice: “Fe Masónica”, nuestra Logia Amada, ha instituido el homenaje u ofrenda perenne, cada mes, por una logia de la Obediencia, cadena hermosa que sigue su curso de honor y glorificación al recuerdo de ese noble hermano caído. Recopila las poesías dedicadas a él para publicarlas oportunamente. Ambos acuerdos, a iniciativa del h. René Acevedo, ex Maestro del Taller, guarda en su Oriente las joyas mandil y collarín de los grados 18 y 30 con los que trabajara en los Valles Masónicos de España. Martí los dejó al Dr. Fermín Valdés Domínguez (fallecido); su viuda, la Sra. Asunción del Castillo, Vda. de Valdés Domínguez, Coronel del E. L. y Jefe de Despacho del Generalísimo, las donó a los hermanos galenos Domingo y Solano Ramos que vieron la luz masónica en la Logia que lleva el nombre del gran masón, su padre, Solano Ramos y luego afiliados a Fe Masónica y estos dos buenos masones, también siguiendo la senda del autor de sus días las traspasaron al Dr. Federico Torralbas, Venerable Maestro del Cuadro, en esa época, año 1924, quien las cedió altruistamente a su taller y en solemne sesión fueron recibidas oficialmente por la Logia y entregada luego el 27 de noviembre, de ese año ante la Estatua del Apóstol, en pleno parque de Martí, acto que revistió gran resonancia y eficiente exteriorización masónica que fue cerrado con la peregrinación hasta la Punta, donde se levanta erguidamente, el mausoleo del lugar, donde fueran inmolados los estudiantes del 71”.
Es en 1937 que se edita un minucioso y valioso trabajo: Martí Masón, del hermano Miguel Ángel Valdés; se trata de una conferencia leída en la sesión martiana celebrada en la Respetable Logia Bartolomé Masó, la noche del 27 de mayo de 1932, en la serie llevada a cabo a iniciativas de la Respetable Logia Fe Masónica, adicionada con datos obtenidos con posterioridad. Esta publicación de 32 páginas, dedicada al inolvidable Don Aurelio Miranda Álvarez, es el más serio estudio, hasta esa fecha, sobre la militancia masónica de José Martí.
Miguel Ángel Valdés hizo innumeras gestiones con hermanos y Grandes Logias extranjeras, en afanosa búsqueda de documentos que atestiguaran el paso de nuestro Apóstol por aquellos Orientes; y aunque el empeño fue infructuoso, su trabajo recoge datos interesantísimos. En la página 5 leemos: “De la respetable Logia “Armonía”, el citado hermano Martínez de León, nos ha proporcionado algunos datos curiosos, de los que entresacamos como más importantes algunos, tales como éstos: en 20 de julio de 1870 se encontraba instalada esa Logia, siendo su Venerable Maestro Agustín Panner. La Logia “Armonía” fue inscrita en el cuadro general, en el año 1870, con el número 52, no habiéndose encontrado el documento de instalación. Por su instalación pagó solo $18.00 ignorándose los motivos de ese beneficio. Según el Rito Francés y desde 6 de diciembre de 1871 a 20 de marzo de 1873, efectuó 10 iniciaciones, 25 afiliación y regularizaciones, expidió 24 diplomas de grado 3°, 9 del 4°, 5 del 5°, 2 del 6° y 8 de Rosa Cruz. Dos veces fue suspensa, de septiembre de 1871 a 1874, por falta de pago de sus contribuciones.
Probablemente, las logias de Madrid “Discusión No. 49”, “Caballeros Cruzados No. 50” y “Armonía No. 52” fueron envueltas en la onda que arrastró a las que Bañares fundó en esa ciudad.
Por las reliquias masónicas que de Martí se conservan parece ser que fue grado 18°, Soberano Príncipe de Rosa Cruz y llegó a obtener el Grado 30°. Y termina diciendo M. A. Valdés en su interesante trabajo: Luego consideraremos como estos dos grados debieron influir notablemente en su propósito tenaz, que poseía ya de niño, de combatir “por la libertad de la palabra”, según manda el primero y “contra la tiranía”, como ordena el segundo.
Raúl García Martí,
sobrino del Apóstol (hijo de Amelia Martí), publicó en 1938 el libro “Martí.
Antología familiar”, lleno de pasajes triviales sobre la vida de su ilustre tío.
Este sobrino, metido a biógrafo, no consigue con su libro rebasar las fronteras
de la mediocridad. No obstante ello, en la página 106 nos dice: “Como muchos
de sus destacados amigos están afiliados a la masonería, Martí se inicia en la
Respetable Logia “Armonía”. Aprovecha las tenidas masónicas para dentro del
secreto inescrutable de las mismas, laborar por el bien común y la fraternidad
universal, desarrollándose, en este hermoso ambiente de compañerismo, ideales en
pro del mejoramiento de los pueblos bajo las formas liberales de gobierno. Estas
ideas predominantes en la Masonería, que venían a ser las mismas que Martí
sustentaba, hacen crecer su entusiasmo y su elocuencia alcanzaba tal magnitud,
que logra imponer sus ideales, los cuales eran expuestos en sus pláticas en
forma tan clara y precisa, que dificultábase rebatirlos. Como siempre, Martí
aprovecha este libre ambiente para desarrollar sus propias ideas de la
independencia de Cuba. Y muchas veces son tan calurosas sus expresiones que los
Grandes y demás Venerables miembros de la Logia – que aunque de ideas avanzadas,
son españoles nativos- estiman que aquel joven hermano va demasiado lejos en sus
prédicas, y le llaman al orden en varias ocasiones”.
En 1940, aparecen tres biografías sobre el Apóstol. Una en
México y las restantes en nuestra Patria.
La mexicana, obra del periodista y escritor azteca Mauricio
Magdaleno, es de poco valor por la ampulosidad del lenguaje y
hasta por algunas inexactitudes. Él la tituló Fulgor de Martí. Recoge en este
breve párrafo la actividad masónica del biografiado: “Tras el desastre de las
innobles dinastías perjuras que llevaban trescientos años de bailotear sobre el
destino de España y de encanallarlo, los hombres honrados inclinábanse a
considerar el advenimiento de la República como la única posibilidad que quedaba
de virar en redondo. Para los insurgentes de Cuba, significaba la única
esperanza. Y Martí afilióse a las peñas de los demócratas y a la logia, entre
cuyas columnas conspiraban los radicales de aquella hora”.
Las otras dos biografías fueron: “Martí, místico del deber”,
de Félix Lizaso; y “Martí, hombre”, de Gonzalo de Quesada y Miranda.
El libro de Lizaso es
ameno y fácil, escrito con pulcritud, se lee con entusiasmo sin que decaiga el
interés. Lizaso, al reflejar el carácter masónico en Martí, lo hace de esta
forma: “Y no son solo los teatros, las tertulias o los salones lo que
constituyen, además del estudio, la vida de Martí; hace tiempo que emplea sus
noches libres en visitar la Logia Armonía, que presiden el General Pierrat o el
notable músico Max Marchal, y en esa Logia ha llegado a ser el orador. Allí se
dan cita semanalmente todos los cubanos jóvenes que están en Madrid, y asisten
también notables literatos y periodistas españoles. De aquí parten auxilios
frecuentes para muchos necesitados de la caridad. La Logia ha fundado su colegio
nocturno para niños pobres, del cual es director y único maestro el español don
Amelio del Luis y Vela de los Reyes, deportado por infidencia. Esta escuela es
muy visitada por los hermanos de la Logia. Martí lo hace con frecuencia y habla
a los niños con palabra conmovedora, dejándoles en el alma un rastro de luz”
El libro de Gonzalo
de Quesada y Miranda, “Martí, hombre”, es sin dudas, uno de los
más valiosos sobre el inmortal cubano. Escrito ateniéndose únicamente a hechos
comprobados, libre de retoricismos literarios, en lenguaje sencillo, directo,
todo el trasunta devoción y respeto. El hijo del discípulo predilecto del
Apóstol, conservador del valioso archivo martiano y continuador del culto a
Martí, a través del Seminario Martiano de la Universidad de La Habana, que desde
hace más de veinticinco años dirige, logró en esa biografía exponer en forma
narrativa e interesante la vida del gran hombre. Al H. H. Presidente de esta
Academia, Dr. Antonio Iraizós, el libro de Gonzalo de Quesada le mereció el
siguiente juicio, según lo publicado en su obra “Libros de Autores Cubanos”, en
1956. Dice Iraizós: El libro de Quesada y Miranda es una contribución que ya
nunca podrá desdeñarse, digna de los mayores encomios, para el mejor
conocimiento de Martí, como realmente fue, no como el cariño y la fantasía
populares lo han ido transfigurando. Acaso las mismas aristas duras que el
bregar de todo luchador de estirpe presenta, ha convenido que no las lime para
que el bloque humano, con todas sus asperezas se pueda acariciar por la mano
buena y comprensiva. Así estará siempre más cerca de nuestro propio corazón,
transido de amarguras, de decepciones, de burlas y de iras”. Gonzalo de
Quesada y Miranda es breve, conciso, al referirse al Martí masón. Dice: “En
las noches de descanso, cuando los estudios son menores, van a la Logia masónica
Armonía, que presidía el General Pierrat o el conocido músico Max Marchal. Ahí,
en medio de cubanos exiliados y amigos comprensivos, Martí levantaba la voz para
pedir ayuda para Cuba y sus compatriotas necesitados o visitaba el colegio para
niños pobres, fundado por la Logia y dirigido por Amelio del Luis y Vela de los
Reyes, español también deportado por infidente. No obstante su pobreza, evocando
su niñez sin calor, colma a los pequeños alumnos de bondad y afecto y les regala
dulces y libros” .
El escritor que primero escribió y publicó una biografía de
José Martí, precisamente en España fue el ilustre Hermano Manuel
Isidro Méndez. Llegado a Cuba en diciembre de 1896, este español-artemiseño
ha sido siempre devoto de la vida y obra del Apóstol y crítico severo de los que
nos han querido ofrecer a un Martí falso, desnaturalizado. En 1941, Isidro
Méndez publicó en Cuba su “Martí, Estudio Crítico Biográfico”, obra seria,
profunda en el análisis; acertada en el enfoque; recoge a través de 312 páginas
la trayectoria del Maestro. Don Isidro, al estampar la etapa masónica del
Apóstol, prefiere transcribir literalmente lo escrito por Fermín Valdés
Domínguez, que ya ofrecimos en este trabajo y desde luego, obviamos repetir.
Luis Rodríguez Embil,
publicó en el mismo año 1941, “José Martí, El Santo de América”. Está de más
comentar el adjetivo que utiliza Rodríguez Embil para calificar al Apóstol de
las libertades. Limitémonos pues, a divulgar el párrafo que interesa al objeto
de nuestro estudio. “Otras ocupaciones habían entrado en su vida. Leía mucho
y bien. El idealismo Krausiano había tocado, sobre todo, fibras profundísimas de
su ser. Fue introducido por amigos cubanos y españoles republicanos, en la Logia
“Armonía”. Mas ya era Cuba su obsesión y en las tenidas de la Logia, más de una
vez hubo de ser llamado reiteradamente al orden, por parte de .... benévolo, el
hermano arrebatado por su fervor patriótico. Al menos obtenía ... de todo.. el
auxilio secreto de la Logia a la campaña en pro de la abolición de la esclavitud
y subsidios a hermanos desterrados".
También en 1941 el estudioso y ya desaparecido historiador Emilio
Roig de Leuchsenring, en el Capítulo X de su obra “Martí y las
Religiones”, afirma: “Ya hemos visto como Martí, por su heterodoxia, su
laicitud y su anticlericalismo, se coloca desde muy joven, franca y abiertamente
fuera y en contra de la Iglesia Católica, por la soberanía y la libre
determinación. Martí además, fue masón y por serlo, se encontraba excomulgado,
anatematizado por la Iglesia Católica y arrojado de ella hasta tanto no hubiese
abjurado de su militancia masónica, de la que no abjuró nunca. Y la masonería
cubana y universal se enorgullecen de haber unido el nombre de Martí al de otros
centenares de esclarecidos libertadores de pueblos que al amparo de las logias
pudieron desenvolver mejor sus campañas y labores independentistas. No cabe duda
alguna que Martí militó en la Masonería, iniciándose, posiblemente, durante su
primer destierro en España (1871-74) en la Logia “Armonía”, a la que Fermín
Valdés Domínguez compañero de exilio de Martí en Madrid, dedica las noches
cuando los estudios se lo permitían, y en la que era Martí el orador”.
La biografía de Martí que mas divulgación, tanto en lo
nacional como en lo internacional logró, fue Martí, El Apóstol, de Jorge
Mañach, alcanzando varias ediciones en la prestigiosa editorial
Espasa-Calpe Argentina. Esto que ahora transcribimos está tomado de la tercera
edición de 1946: “Los republicanos de El Jurado Federal le habían ya
conquistado para la Masonería, pensando acaso que ésta se encargaría a su vez de
conquistarlo para la República Española. Martí probablemente tenía sus propios
cálculos. En la Logia “Armonía”, a la que se afilió, otros cubanos fraternizaban
solemnemente con españoles de varias jerarquías y condiciones. Martí llevó a
ella, con sus disertaciones románticas sobre el Amor Universal, la protesta
velada contra el odio y la iniquidad que una tercera ceguera mantenía en Cuba.
Los fraternales varones fruncían alguna vez el ceño en las tenidas al escuchar
aquellos párrafos encendidos, que los estatutos no permitían, y que además,
dejaban la causa de la integridad tan maltrecha, que no parecía conciliable ni
siquiera con el futuro federalismo. Y mientras el músico Max Marchal se embebía
en la cadencia de los párrafos sonoros, el General Pierrat acudía frecuentemente
al mallete para recomendar discreción al hermano Martí. Pero el cubano solía
adelantar sus designios en lo inmediato, logrando cuando menos, que la logia
acordara socorrer a algún cubano desvalido, mandar auxilio a los compatriotas
presidiarios de Ceuta o prestarle secretos apoyos al proyecto de abolición de la
esclavitud que se iba a presentar en las Cortes”.
En 1939, con motivo de traer a la Habana un busto en bronce
de Benito Juárez, el Benemérito de las Américas, para ser colocado en el Gran
Templo de la entonces Gran Logia de la Isla de Cuba, vinieron a nuestra capital
los licenciados Camilo
Carrancá Trujillo, Raúl Cordero Amador y el Coronel Mercado
Monroy; los tres distinguidos miembros de la Masonería en México.
Aprovechando esa visita y dado los lazos de fraternidad que siempre unieron al hermano Carrancá Trujillo con los miembros de la logia “América”, que estaba dirigida por el V. H. Pablo Rodríguez Silverio, el 3 junio de dicho año, el referido hermano Carrancá, en una Tenida Blanca organizada al efecto, dio lectura a una conferencia intitulada “Martí en la Masonería” que, posteriormente en 1946, fue editada por la misma logia.
Esta conferencia es importantísima para el conocimiento de la militancia masónica de José Martí, pues en ella se dio a conocer la polémica que sostuvo nuestro Apóstol en la prensa mexicana, a través del periódico “Revista Universal” con “El Federalista”, por motivo de la celebración de unos bautizos o adopción Lowaton y las supuestas violaciones del secreto masónico al divulgarse por el Apóstol en artículo periodístico lo ocurrido en aquel acto público. Lo extraordinario del aporte de Carrancá Trujillo al conocimiento de Martí como masón activo en México fue tal que dos masones, los HH. HH. Académicos Enrique Gay Galbó y César Rodríguez Expósito publicaron sendos trabajos en la prensa de esta capital.
Aprovechando esa visita y dado los lazos de fraternidad que siempre unieron al hermano Carrancá Trujillo con los miembros de la logia “América”, que estaba dirigida por el V. H. Pablo Rodríguez Silverio, el 3 junio de dicho año, el referido hermano Carrancá, en una Tenida Blanca organizada al efecto, dio lectura a una conferencia intitulada “Martí en la Masonería” que, posteriormente en 1946, fue editada por la misma logia.
Esta conferencia es importantísima para el conocimiento de la militancia masónica de José Martí, pues en ella se dio a conocer la polémica que sostuvo nuestro Apóstol en la prensa mexicana, a través del periódico “Revista Universal” con “El Federalista”, por motivo de la celebración de unos bautizos o adopción Lowaton y las supuestas violaciones del secreto masónico al divulgarse por el Apóstol en artículo periodístico lo ocurrido en aquel acto público. Lo extraordinario del aporte de Carrancá Trujillo al conocimiento de Martí como masón activo en México fue tal que dos masones, los HH. HH. Académicos Enrique Gay Galbó y César Rodríguez Expósito publicaron sendos trabajos en la prensa de esta capital.
Enrique Gay Galbó escribió
en su sección "Libros en Revista, Revista Bimestral Cubana”, numero julio-agosto
de 1946, entre otras cosas, lo siguiente: “Nunca se ha dudado de que José
Martí fuera masón y esto lo conoció bien el gran amigo de Cuba, Camilo Carrancá
Trujillo, de quien se puede decir que dedicó lo mejor de sus últimos años al
estudio y a la investigación de la vida y obra de Martí en México. De las
búsquedas pacientes en archivos y colecciones de periódicos salió esta
conferencia, dedicada a probar los arraigados sentimientos masónicos del
incansable y apostólico organizador de la revolución cubana por la
independencia. Martí fue un buen masón desde que conoció los fines de la
institución fraternal en la Logia española “Armonía”, junto a los directores del
pensamiento liberal y republicano en España”.
Y César
Rodríguez Expósito, desde su popular columna “Entre Libros”, del
periódico “Avance”, el 28 de junio de 1946, comentaba: “Martí en la
Masonería” de Camilo Carrancá y Trujillo, en un trabajo interesantísimo, porque
ofrece una nueva faceta de la vida del Apóstol, aportando no solamente el dato
de la labor de Martí en el seno de las distintas logias a las que perteneció,
sino que toma de la fecunda producción periodística martiana, las distintas
opiniones que emitió sobre la masonería, entre ellas cuando afirmaba: Obrar
irreprochablemente, perfeccionar el ejercicio de la libertad, preparar a los
ciudadanos a la vida pública, y ayudar al logro de toda noble idea”. Y
termina diciendo Rodríguez Expósito: “Ampliamente es estudiada en este
ensayo, la personalidad de Martí como masón y en el mismo se observa que
manteniendo los principios de esta fraternidad, sin embargo, el punto
fundamental que guiaba al Apóstol en todas sus actuaciones era uno: la libertad
de Cuba”.
Como es sabido, las obras completas de José Martí fueron
recogidas en 27 tomos por el gobierno cubano, pero sin aparecer en ellas esta
interesantísima polémica de íntegro carácter masónico. Me es grato informar que,
próximamente, aparecerá un tomo adicional a estas obras completas, el tomo 28,
en que se recogerá entre otros materiales del Apóstol, aparecidos recientemente,
la referida polémica en la prensa mexicana, quedando así salvada la anterior
omisión. Débese esto a la constante y patriótica labor de los Drs. Gonzalo de
Quesada y Miranda y Enrique H. Moreno Plá
En el año del centenario del nacimiento del Apóstol, 1953,
vio la luz pública numerosa literatura sobre Martí. De ella señalaremos dos
libros y tres folletos, con alusiones al tema que hemos venido desarrollando.
Los libros son: "Martí en Santo Domingo", de Emilio Rodríguez Demorizi y la
biografía “Nueva y humana visión de Martí", de Carlos Márquez Sterling.
El libro de Rodríguez
Demorizi es exhaustivo en cuanto a las actividades de Martí en la
hermana República Dominicana y el mismo recoge artículos, documentos,
testimonios del paso del hombre de “la estrella y la paloma” por la hermosa
tierra quisqueyana. Aparece en este libro la conferencia ofrecida por el cubano
radicado durante muchos años en Santo Domingo, el Hermano Juan
E. Bory, en la Respetable Logia “Unión Hispanoamericana”, la noche
del 23 de mayo de 1931.
Bory, que tuvo el privilegio de mecanografiar el texto del Manifiesto de Montecristi por encargo expreso del Apóstol, dice en su emocionado relato:
“Una tarde vi llegar enjuto y pálido al Maestro. Su humilde norte semejaba a Cristo: su palabra suave la de un Apóstol. su llegada conmovió a los sencillos moradores de aquel pueblo hermano. En la modesta morada del Generalísimo cursó una vida silenciosa, y en el silencio de aquel hogar fecundaba la libertad de Cuba, tal como un águila que posa en la llanura para luego remontarse a las alturas de la gloria. Cumplió su deber visitando con el Generalísimo, la Respetable Logia “Quisqueya”, eslabonándose con aquellos generosos y buenos hermanos, que tanto bien le hicieron a Cuba. Oí esa noche el torrente elocuente del verbo del Maestro. Mi alma quedó inundada por la divina luz de la Masonería y por los resplandores de aquel hombre maravilloso”.
Bory, que tuvo el privilegio de mecanografiar el texto del Manifiesto de Montecristi por encargo expreso del Apóstol, dice en su emocionado relato:
“Una tarde vi llegar enjuto y pálido al Maestro. Su humilde norte semejaba a Cristo: su palabra suave la de un Apóstol. su llegada conmovió a los sencillos moradores de aquel pueblo hermano. En la modesta morada del Generalísimo cursó una vida silenciosa, y en el silencio de aquel hogar fecundaba la libertad de Cuba, tal como un águila que posa en la llanura para luego remontarse a las alturas de la gloria. Cumplió su deber visitando con el Generalísimo, la Respetable Logia “Quisqueya”, eslabonándose con aquellos generosos y buenos hermanos, que tanto bien le hicieron a Cuba. Oí esa noche el torrente elocuente del verbo del Maestro. Mi alma quedó inundada por la divina luz de la Masonería y por los resplandores de aquel hombre maravilloso”.
La biografía de Carlos
Márquez Sterling, extensa en demasía, 750 páginas, confeccionada
más en base a anteriores trabajos de otros autores que a investigaciones
propias, y dotada de una buena imaginación para reconstruir diálogos, estampa el
aspecto masónico en Martí de esta forma: “Gozoso y sosegado descubrió en la
Masonería “una fuerza de relaciones personales”. En la logia “Armonía” eran
testigos de su palabra flamada. Al disertar sobre el Amor Universal trazaba con
vibraciones eléctricas la ausencia de sentimientos españoles en Cuba. Los
estatutos prohibían estas libertades políticas: “Oh, estoy hablando de mi
patria”. Sonreía cuando el músico Max Marchal o el general Pierrat,
discretamente, venían a recordarle al “querido hermano” que estaba infringiendo
el reglamento”.
Los folletos a los que aludimos antes, son los siguientes:
"La Expedición Gómez-Martí", con el subtítulo: “Un eslabón perdido en su cadena
de vicisitudes”, por el Dr. Bernardo
Gómez Toro, hijo del Generalísimo.
Este folleto bellamente impreso y adicionado con fotos y síntesis biográficas de los acompañantes de Martí y Gómez, es un verdadero elogio a la masonería, pues en él queda de manifiesto la importancia de nuestra institución fraternal en el logro de dicha expedición, recogiendo afirmaciones suscritas por el Capitán del velero hamburgués “Nordstrand”, Thomas Lowe, de que fue la condición de masones de Martí y Gómez, lo que indujo a transportarlos hasta cerca de las costas cubanas, asumiendo los peligros que representaba dicha misión. Vamos a leer solamente una líneas que ponen de manifiesto lo anteriormente expresado: “En los primeros días de abril, llegué a Great Inagua. En este puerto el agente Sr. Mc. J. Barber venía a bordo con un señor (José Martí) quien hablaba bien inglés y me decía que este señor con otros 5 compañeros habían llegado con un buque chico inglés, domiciliado en Providence, Nassau y que el capitán de este buque había rehusado continuar el viaje porque se había enfermado.
Los señores me preguntaban si quería tomar a bordo estos 6 señores para desembarcarlos a la vuelta de Cap Haití a Port Antonio (Jamaica) al pasar la costa de la Isla de Cuba cerca del cabo Maisí. Como me estaba bien conocido que era prohibido desembarcar gente en una costa abierta, les rogué me dieran informaciones más exactas. El Sr. Martí me explicaba que ellos eran jefes insurgentes y que sus compañeros en Cuba les esperaban para liberar su patria del gobierno español. Como sabía en que manera los empleados del gobierno español tiranizaban el pueblo, además como el Sr. José Martí se me daba de conocer como hermano de la francmasonería, a la cual yo también pertenecía, yo estaba de acuerdo con los deseos de los señores”.
Este folleto bellamente impreso y adicionado con fotos y síntesis biográficas de los acompañantes de Martí y Gómez, es un verdadero elogio a la masonería, pues en él queda de manifiesto la importancia de nuestra institución fraternal en el logro de dicha expedición, recogiendo afirmaciones suscritas por el Capitán del velero hamburgués “Nordstrand”, Thomas Lowe, de que fue la condición de masones de Martí y Gómez, lo que indujo a transportarlos hasta cerca de las costas cubanas, asumiendo los peligros que representaba dicha misión. Vamos a leer solamente una líneas que ponen de manifiesto lo anteriormente expresado: “En los primeros días de abril, llegué a Great Inagua. En este puerto el agente Sr. Mc. J. Barber venía a bordo con un señor (José Martí) quien hablaba bien inglés y me decía que este señor con otros 5 compañeros habían llegado con un buque chico inglés, domiciliado en Providence, Nassau y que el capitán de este buque había rehusado continuar el viaje porque se había enfermado.
Los señores me preguntaban si quería tomar a bordo estos 6 señores para desembarcarlos a la vuelta de Cap Haití a Port Antonio (Jamaica) al pasar la costa de la Isla de Cuba cerca del cabo Maisí. Como me estaba bien conocido que era prohibido desembarcar gente en una costa abierta, les rogué me dieran informaciones más exactas. El Sr. Martí me explicaba que ellos eran jefes insurgentes y que sus compañeros en Cuba les esperaban para liberar su patria del gobierno español. Como sabía en que manera los empleados del gobierno español tiranizaban el pueblo, además como el Sr. José Martí se me daba de conocer como hermano de la francmasonería, a la cual yo también pertenecía, yo estaba de acuerdo con los deseos de los señores”.
El segundo folleto, “Martí en la Masonería” de Orestes
Carballo, 20 páginas, no aporta algo nuevo, sino que centra su
contenido en una entrevista con Juan E. Bory, citando el relato ya conocido de
la presencia de Martí y Gómez en la Logia “Quisqueya”, así como repetidas
referencias al folleto de Carrancá Trujillo.
Mucho más interesante es, desde luego, el folleto “Presencia de José Martí en la Logia Silencio”, discurso conmemorativo en la sesión del ochenta y cinco aniversario de la misma, pronunciado por el Diputado Gran Maestro y miembro de la misma, Jesús Fernández Lamas. Este trabajo narra las patrióticas actividades de la Logia “Silencio” desde épocas coloniales y señala hechos desconocidos o poco divulgados hasta entonces, de nuestra historia, vinculados estrechamente con la masonería. En la página 11, leemos: “Al año siguiente, Valdés Domínguez inicia a Martí en la Logia “Armonía” numero 52, que preside el Venerable Maestro Agustín Palmer, nido de cubanos exiliados y españoles liberales, trabajaba este taller por el Rito francés, idioma que dominaban perfectamente Martí y Fermín Valdés Domínguez y Panchito Plá, que también se inició esa noche memorable".
Panchito Plá, en la República, sería un gran educador, director del Instituto de La Habana –donde estudiaran Martí y los estudiantes fusilados-. Hasta su muerte por embolia cerebral, fue Plá un orgullo para la nueva generación de educadores. Curiosidad histórica en que fuera el hoy nuestro Gran Secretario, Dr. José Castellanos, quien lo sustituyera en la dirección del Centro. En conmemoración al primer año de fusilados los estudiantes de La Habana, Martí escribió un manifiesto al pueblo español que lo firmaron dos de los supervivientes. ¿No había pues de saber Martí a qué Logia pertenecían sus amigos?.
Señalemos ahora el libro de Francisco J. Ponte Domínguez, “La Masonería en la Independencia de Cuba”, aparecido en 1954, obra laureada con el premio Aurelio Miranda Álvarez, en el X Congreso Nacional de Historia, en 1952 Ponte Domínguez traza, con mano maestra, la esencia de nuestra institución, haciendo múltiples referencias a José Martí como masón. Ponte Domínguez, trabajador incansable en las cosas de la patria, en las cosas de la Masonería, publicó en 1956 su obra premiada en el Certamen Literario del Ateneo Liberal-Argentino, “Pensamiento laico de José Martí”. Este valiosísimo ensayo, dividido en diez capítulos, dedica el segundo de ellos, enteramente, al aspecto masónico del Apóstol, bajo el título “Devoción Masónica”, citando repetidas veces los artículos de Martí en la prensa mexicana de 4 y 6 de abril de 1876; de los que ya hemos hecho mención cuando citamos el brillante trabajo del mexicano Carrancá Trujillo. De más está decir la importancia que tiene el libro para el exacto conocimiento de la militancia masónica de José Martí.
En el propio año 1956, la Revista La Gran Logia en su numero 11 año 76, correspondiente al mes de noviembre, publicó un interesante y esclarecedor trabajo de Roger Fernández Callejas presentado por el autor al Onceno Congreso Nacional de Historia celebrado en Trinidad, habiendo sido aprobadas sus conclusiones. En él, Roger Fernández Callejas establece la regularidad del Gran Oriente Lusitano Unido y describe brevemente la situación masónica de la época en que Martí fue iniciado. Las definitorias conclusiones aprobadas en el Congreso Nacional de Historia son estas:
PRIMERA: José Martí fue iniciado como masón en la logia “Armonía No. 52” radicada en Madrid, perteneciente al Gran Oriente Lusitano Unido, en fecha no determinada aún. Con posibilidad de que haya sido en los años 1872 ó 1873.
SEGUNDA: La Logia “Armonía No. 52” en la que Martí fue miembro suyo, era una logia regular, ya que pertenecía a una Gran Potencia Masónica que ostentaba esa condición, y estaba reconocida por sus iguales de todo el mundo, especialmente por la Gran Logia de Cuba, con la cual mantenía relaciones de amistad.
TERCERA: En la logia en que se inicia, recibe hasta el grado 18 de la Masonería Escocesa y obtiene el grado 30 en un alto cuerpo no localizado.
CUARTA: La actividad masónica de Martí en el seno de las logias, es solamente real en España y México, y esporádica y accidental en los otros países donde radicó.
QUINTA: El criterio que Martí se formó de la institución masónica, está encerrado en la siguiente frase suya, publicada en la Revista Universal, de México: “La masonería no es más que una forma activa del pensamiento liberal”.
También resulta digno de mención la publicación separada de la Revista “Universidad de La Habana”, año XXI Nos. 130 al 132 enero-junio de 1957, Trayectoria laicista de José Martí, de Ana María Garasino. Es un estudio bastante profundo y un tanto apasionado del pensamiento laicista de Martí, y del mismo copiamos lo siguiente:
“El sustrato literario de José Martí, la diafanidad conciliadora de su alma, han quedado, diríase que como un milagro exclusivo, apartados de las influencias filosóficas y las sociedades secretas que hicieron de sus organizaciones francmasónicas reductos de resistencia y núcleos revolucionarios donde el prócer cubano, no solo con su palabra purificadora, referíase a todo aquello en que la conciencia extraviada del mundo seguía apoyándose para sostener sin decaimiento las prácticas del vicio y la injusticia. Se ha evocado, así al revolucionario-lumbre en el seno oculto de la Logia Armonía, levantando su tesis de la moral laica, para luchar contra la violencia, contra la hipocresía, contra el falso ridículo, sobre todo, con que “los pícaros tratan de hacernos inexpugnable la virtud.
“Se le ha estudiado actuando en esta Logia, fundada en España, y a través del influjo de diversos filósofos sobre su pensamiento, llegando a la conclusión, muy respetable por cierto, y aún abonada con la declaración del mismo Martí, de que allí, en esa percepción por momentos sobrehumana, hay savia de Krause, de Büchner, de Leibniz”.
Y desde luego, no podemos dejar de apuntar en esta reseña bibliográfica, lo anotado en su diario de campaña por el Generalísimo Máximo Gómez, aludiendo a lo ocurrido en torno a la caída del Maestro en Dos Ríos. Esta nota la hemos tomado del “Diario de Campaña de Máximo Gómez”, editado por el Instituto del Libro en 1968. En lo correspondiente al 20 de mayo de 1895, el recio mambí escribe: “Día 20, mando mi ayudante Ramón Garriga, con una carta mía al jefe enemigo a indagar si Martí es muerto o vivo con herida grave, lo que sea. A las 5 de la tarde envía Garriga noticias esperanzadoras que Martí va herido y bien atendido. El Jefe enemigo, Coronel Sandoval, deja un escrito en manos de la Señora Modesta que da a entender que como H:. de Martí, está bien atendido.”
Y termino, H. H. Presidente, H. H. H. H. Académicos, citando el folleto Número 1 de las Monografías Masónicas del Ex Maestro de “Minerva” y Secretario Tesorero de esta prestigiosa Academia, el V. H. Emilio Jorge Reyna Dubois. Este primer número de las Monografías está dedicado a Martí. Recoge dos brillantes trabajos sobre el Apóstol: “Espiritualismo Masónico de José Martí” y “El pensamiento Político de José Martí”. Son estos sendos estudios que pese a la brevedad con que son tratados no pierden en profundidad, en análisis crítico y abundan en aspectos poco divulgados por otros escritores martianos. Para los efectos de nuestro trabajo señalamos como de inestimable valor la primera de dicha conferencias, es decir: “Espiritualismo Masónico de José Martí”.
Mucho más interesante es, desde luego, el folleto “Presencia de José Martí en la Logia Silencio”, discurso conmemorativo en la sesión del ochenta y cinco aniversario de la misma, pronunciado por el Diputado Gran Maestro y miembro de la misma, Jesús Fernández Lamas. Este trabajo narra las patrióticas actividades de la Logia “Silencio” desde épocas coloniales y señala hechos desconocidos o poco divulgados hasta entonces, de nuestra historia, vinculados estrechamente con la masonería. En la página 11, leemos: “Al año siguiente, Valdés Domínguez inicia a Martí en la Logia “Armonía” numero 52, que preside el Venerable Maestro Agustín Palmer, nido de cubanos exiliados y españoles liberales, trabajaba este taller por el Rito francés, idioma que dominaban perfectamente Martí y Fermín Valdés Domínguez y Panchito Plá, que también se inició esa noche memorable".
Panchito Plá, en la República, sería un gran educador, director del Instituto de La Habana –donde estudiaran Martí y los estudiantes fusilados-. Hasta su muerte por embolia cerebral, fue Plá un orgullo para la nueva generación de educadores. Curiosidad histórica en que fuera el hoy nuestro Gran Secretario, Dr. José Castellanos, quien lo sustituyera en la dirección del Centro. En conmemoración al primer año de fusilados los estudiantes de La Habana, Martí escribió un manifiesto al pueblo español que lo firmaron dos de los supervivientes. ¿No había pues de saber Martí a qué Logia pertenecían sus amigos?.
Señalemos ahora el libro de Francisco J. Ponte Domínguez, “La Masonería en la Independencia de Cuba”, aparecido en 1954, obra laureada con el premio Aurelio Miranda Álvarez, en el X Congreso Nacional de Historia, en 1952 Ponte Domínguez traza, con mano maestra, la esencia de nuestra institución, haciendo múltiples referencias a José Martí como masón. Ponte Domínguez, trabajador incansable en las cosas de la patria, en las cosas de la Masonería, publicó en 1956 su obra premiada en el Certamen Literario del Ateneo Liberal-Argentino, “Pensamiento laico de José Martí”. Este valiosísimo ensayo, dividido en diez capítulos, dedica el segundo de ellos, enteramente, al aspecto masónico del Apóstol, bajo el título “Devoción Masónica”, citando repetidas veces los artículos de Martí en la prensa mexicana de 4 y 6 de abril de 1876; de los que ya hemos hecho mención cuando citamos el brillante trabajo del mexicano Carrancá Trujillo. De más está decir la importancia que tiene el libro para el exacto conocimiento de la militancia masónica de José Martí.
En el propio año 1956, la Revista La Gran Logia en su numero 11 año 76, correspondiente al mes de noviembre, publicó un interesante y esclarecedor trabajo de Roger Fernández Callejas presentado por el autor al Onceno Congreso Nacional de Historia celebrado en Trinidad, habiendo sido aprobadas sus conclusiones. En él, Roger Fernández Callejas establece la regularidad del Gran Oriente Lusitano Unido y describe brevemente la situación masónica de la época en que Martí fue iniciado. Las definitorias conclusiones aprobadas en el Congreso Nacional de Historia son estas:
PRIMERA: José Martí fue iniciado como masón en la logia “Armonía No. 52” radicada en Madrid, perteneciente al Gran Oriente Lusitano Unido, en fecha no determinada aún. Con posibilidad de que haya sido en los años 1872 ó 1873.
SEGUNDA: La Logia “Armonía No. 52” en la que Martí fue miembro suyo, era una logia regular, ya que pertenecía a una Gran Potencia Masónica que ostentaba esa condición, y estaba reconocida por sus iguales de todo el mundo, especialmente por la Gran Logia de Cuba, con la cual mantenía relaciones de amistad.
TERCERA: En la logia en que se inicia, recibe hasta el grado 18 de la Masonería Escocesa y obtiene el grado 30 en un alto cuerpo no localizado.
CUARTA: La actividad masónica de Martí en el seno de las logias, es solamente real en España y México, y esporádica y accidental en los otros países donde radicó.
QUINTA: El criterio que Martí se formó de la institución masónica, está encerrado en la siguiente frase suya, publicada en la Revista Universal, de México: “La masonería no es más que una forma activa del pensamiento liberal”.
También resulta digno de mención la publicación separada de la Revista “Universidad de La Habana”, año XXI Nos. 130 al 132 enero-junio de 1957, Trayectoria laicista de José Martí, de Ana María Garasino. Es un estudio bastante profundo y un tanto apasionado del pensamiento laicista de Martí, y del mismo copiamos lo siguiente:
“El sustrato literario de José Martí, la diafanidad conciliadora de su alma, han quedado, diríase que como un milagro exclusivo, apartados de las influencias filosóficas y las sociedades secretas que hicieron de sus organizaciones francmasónicas reductos de resistencia y núcleos revolucionarios donde el prócer cubano, no solo con su palabra purificadora, referíase a todo aquello en que la conciencia extraviada del mundo seguía apoyándose para sostener sin decaimiento las prácticas del vicio y la injusticia. Se ha evocado, así al revolucionario-lumbre en el seno oculto de la Logia Armonía, levantando su tesis de la moral laica, para luchar contra la violencia, contra la hipocresía, contra el falso ridículo, sobre todo, con que “los pícaros tratan de hacernos inexpugnable la virtud.
“Se le ha estudiado actuando en esta Logia, fundada en España, y a través del influjo de diversos filósofos sobre su pensamiento, llegando a la conclusión, muy respetable por cierto, y aún abonada con la declaración del mismo Martí, de que allí, en esa percepción por momentos sobrehumana, hay savia de Krause, de Büchner, de Leibniz”.
Y desde luego, no podemos dejar de apuntar en esta reseña bibliográfica, lo anotado en su diario de campaña por el Generalísimo Máximo Gómez, aludiendo a lo ocurrido en torno a la caída del Maestro en Dos Ríos. Esta nota la hemos tomado del “Diario de Campaña de Máximo Gómez”, editado por el Instituto del Libro en 1968. En lo correspondiente al 20 de mayo de 1895, el recio mambí escribe: “Día 20, mando mi ayudante Ramón Garriga, con una carta mía al jefe enemigo a indagar si Martí es muerto o vivo con herida grave, lo que sea. A las 5 de la tarde envía Garriga noticias esperanzadoras que Martí va herido y bien atendido. El Jefe enemigo, Coronel Sandoval, deja un escrito en manos de la Señora Modesta que da a entender que como H:. de Martí, está bien atendido.”
Y termino, H. H. Presidente, H. H. H. H. Académicos, citando el folleto Número 1 de las Monografías Masónicas del Ex Maestro de “Minerva” y Secretario Tesorero de esta prestigiosa Academia, el V. H. Emilio Jorge Reyna Dubois. Este primer número de las Monografías está dedicado a Martí. Recoge dos brillantes trabajos sobre el Apóstol: “Espiritualismo Masónico de José Martí” y “El pensamiento Político de José Martí”. Son estos sendos estudios que pese a la brevedad con que son tratados no pierden en profundidad, en análisis crítico y abundan en aspectos poco divulgados por otros escritores martianos. Para los efectos de nuestro trabajo señalamos como de inestimable valor la primera de dicha conferencias, es decir: “Espiritualismo Masónico de José Martí”.
Emilio Jorge Reyna refleja con maestría, los dos aspectos
masónicos en Martí: el espiritualista filosófico y el práctico militante. En
ambos, profundiza, analiza, expone. Resultando un valioso aporte a la
bibliografía martiana. Nos ofrece un panorama de la masonería española en la
época en que el Apóstol ingresa en ella. Nos dice:
"La Logia “Armonía” no era la única que en España dependía del Gran Oriente, con asiento en Portugal. En la época en que Martí se inicia –años 1872 ó 1873- presidía dicho Gran Oriente el citado Conde de Paraty, siendo los Grandes Secretarios los ilustres hermanos A. M. da Cunha Bellen y H. Prostes, los tres, como era lógico, ostentaban el último grado del Rito Escocés.
"La Logia “Armonía” no era la única que en España dependía del Gran Oriente, con asiento en Portugal. En la época en que Martí se inicia –años 1872 ó 1873- presidía dicho Gran Oriente el citado Conde de Paraty, siendo los Grandes Secretarios los ilustres hermanos A. M. da Cunha Bellen y H. Prostes, los tres, como era lógico, ostentaban el último grado del Rito Escocés.
Este máximo
organismo tenía, además de Armonía No. 52, las logias Fraternidad Ibérica,
Cosmopolita, Razón, Numantina, todas en Sevilla; Hijos de Hiram y Pirámide No.
88, en Cádiz; Asilo de la Virtud No. 32 en Ferrol; El Porvenir de la Humanidad
No. 63 y Lealtad en Barcelona; Severidad, en Valencia; Alianza 5ta. No. 37, en
Santander; Luz de Cantabria No. 15, Libertad No. 53 y muchas más.
Estando
todavía nuestro Apóstol en España, al dividirse la masonería española en
detrimento de la fraternidad, uno de esos cuerpos se dirigió a distintas Grandes
Logias, afirmando que las logias dependientes del Gran Oriente Lusitano, en
suelo español, eran irregulares y que sus miembros eran ignorantes, díscolos y
perturbadores; ello dio motivo a unánime protesta de todas las logias lusitanas,
y que el Gran Oriente dejara suspensa las relaciones con los organismos
españoles, en espera de diafanizar la situación”.
Mas adelante Reyna afirma:
“En cada
palabra, frase, escrito de Martí, se descubre su sentimiento masónico, su alto
espíritu fraternal; su tesis filosófica es la conciliación. “Filósofo de la
razón vital” le llama el más martiano de los que han ahondado en la vida fecunda
y provechosa del cubano impar, el venerable hermano e ilustre biógrafo de Martí,
don Isidro Méndez, amigo consecuente y generoso”.
Después de hacer recuento de la polémica periodística del
Apóstol en México, hace un análisis del pensamiento martiano, terminando con una
página de tan bella prosa que se convierten en poesía delicada, en oración laica
de amor y respeto al más grande de todos los cubanos.
H. H. Presidente, H. H. H. H. Académicos, han sido las
anteriores páginas, el fruto de la investigación sincera, de la búsqueda de
materiales dispersos, los que al reunirlos en este intento bibliográfico,
creemos prestar un servicio a la fraternidad siempre ávida de conocer y estudiar
la personalidad masónica de nuestro inmenso Apóstol. Creemos también que estas
páginas hablan por sí mismas, no necesitan mayores esbozos o interpretaciones.
Dejan constancia de casi todo el material literario que de una u otra forma
recoge la militancia masónica de José Martí. Beban en esa fuente abundante de
cristalina prosa los que quieran ensayar “in extenso” la presencia del grande
hombre en nuestra Institución.
Nosotros alentamos la esperanza de haber cumplido
modestamente con la meta trazada al acometer esta tarea, y solo os pedimos,
hayáis disimulado las imperfecciones de que adolece, sabiendo que las mismas
hemos tratado de suplirlas con la dedicación y amor al Maestro, y con la emoción
lógica y natural de saber que desde esta noche, disfrutamos del inmenso honor de
ocupar lugar al lado de tanto masón erudito, inteligente y capaz que honra a
esta Academia Cubana de Altos Estudios Masónicos.
Muchas Gracias.
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