InfoCom: Redes y medios
(II) Orestes Martí |
La sociedad de la información
desde una óptica geopolítica latinoamericana
Miguel Ángel Barrios* Alainet.org |
Es importante señalar desde nuestra perspectiva
latinoamericana que la llamada sociedad de la información, que nos
presentan desde las grandes cadenas comunicacionales como si aportara
más democracia, más prosperidad, etc., se refiere a nuestro juicio a un
proyecto concreto, que está construido sobre el mito que beneficiará a
todos. Es una creencia que, desde sus comienzos, ha acompañado a las
tecnologías de comunicación a distancia.
Desde la aparición del telégrafo de Chappe, en 1794, ya se plantea en el discurso tanto científico como político, el papel emancipador de la tecnología a distancia.
Esto no quiere decir que el avance de los sistemas mundiales de comunicación no participe, a su manera, en la expansión y apertura a la comunicación de sociedades concretas. En verdad, las tecnologías de comunicación forman parte del camino que nos lleva a la integración superior soñada.
La sociedad global de la información se ha convertido en un reto geopolítico y el discurso que la envuelve es una doctrina sobre las nuevas formas de hegemonía. Esta doctrina arraiga en los EEUU hacia finales de los años sesenta con la "revolución tecnotrónica" de Zbigniew Brzezinski. Desde entonces, la hegemonía mundial pasa por las tecnologías tecnotrónicas y se manifiesta a través de una triple revolución: diplomática, militar y gerencial.
La sociedad de la información es entonces el resultado de una construcción geopolítica. La ideología de la sociedad de la información no es otra cosa que la del mercado. Está en sinergia con los supuestos de reconstrucción neoliberal del mundo. Contra eso, precisamente intentan levantarse algunos gobiernos y las redes de la sociedad civil a través del mundo.
Unas décadas después de los análisis de Brzezinski sobre el advenimiento de la era tecnotrónica, el concepto de la "diplomacia de las redes" reconfigura los parámetros de la hegemonía. El politólogo Joseph Nye, afirma que el soft power de la diplomacia norteamericana está fundamentada en el eje de la tecnología de la información y que el único país que está a disposición de llevar a cabo la revolución de la información es EEUU.
Las fuentes de la nueva información son la información libre (la que crea el marketing, la televisión y los medios, la propaganda, sin "compensación financiera"); la información comercial, que tiene un precio y que está en el principio del comercio electrónico, la información estratégica, tan vieja como el espionaje. El soft power es la capacidad de engendrar en el otro el deseo de aquello que usted quiere que desee. El medio es la seducción antes que la coerción.
Desde la aparición del telégrafo de Chappe, en 1794, ya se plantea en el discurso tanto científico como político, el papel emancipador de la tecnología a distancia.
Esto no quiere decir que el avance de los sistemas mundiales de comunicación no participe, a su manera, en la expansión y apertura a la comunicación de sociedades concretas. En verdad, las tecnologías de comunicación forman parte del camino que nos lleva a la integración superior soñada.
La sociedad global de la información se ha convertido en un reto geopolítico y el discurso que la envuelve es una doctrina sobre las nuevas formas de hegemonía. Esta doctrina arraiga en los EEUU hacia finales de los años sesenta con la "revolución tecnotrónica" de Zbigniew Brzezinski. Desde entonces, la hegemonía mundial pasa por las tecnologías tecnotrónicas y se manifiesta a través de una triple revolución: diplomática, militar y gerencial.
La sociedad de la información es entonces el resultado de una construcción geopolítica. La ideología de la sociedad de la información no es otra cosa que la del mercado. Está en sinergia con los supuestos de reconstrucción neoliberal del mundo. Contra eso, precisamente intentan levantarse algunos gobiernos y las redes de la sociedad civil a través del mundo.
Unas décadas después de los análisis de Brzezinski sobre el advenimiento de la era tecnotrónica, el concepto de la "diplomacia de las redes" reconfigura los parámetros de la hegemonía. El politólogo Joseph Nye, afirma que el soft power de la diplomacia norteamericana está fundamentada en el eje de la tecnología de la información y que el único país que está a disposición de llevar a cabo la revolución de la información es EEUU.
Las fuentes de la nueva información son la información libre (la que crea el marketing, la televisión y los medios, la propaganda, sin "compensación financiera"); la información comercial, que tiene un precio y que está en el principio del comercio electrónico, la información estratégica, tan vieja como el espionaje. El soft power es la capacidad de engendrar en el otro el deseo de aquello que usted quiere que desee. El medio es la seducción antes que la coerción.
Por su parte, los estrategas empiezan a emplear otra
noción: netwar. El término se aplica a los conflictos a través de las
redes-guerras cibernética- y que exigen una respuesta por esta misma
vía. El temor a un Pearl Harbor electronic ha suscitado numerosas
iniciativas tanto del FBI como del Pentágono con el fin de organizar la
defensa del "sistema nervioso de la nación". El término cyberwar se
aplica a los conflictos de tipo militar, a gran escala, pero modificados
en sus formas por la tecnología de la inteligencia.
La estrategia se concreta a través de un sistema de televigilancia global satelitario -hemos visto la impunidad de la National Security Agencia (NSA) y su carácter de "escucha" salvaje global-, en el fondo un proyecto de panóptico global que se entronca con el proyecto de panóptico en la vida cotidiana. En el mundo, los teóricos del management de las grandes transnacionales pregonan el fin del Estado y el nacimiento de "un mundo libre" sin intermediaciones. Un "capitalismo libre de fricciones" pregona Bill Gates. El soberano ya no será de un territorio sino de una aldea planetaria digital. Aparentemente "libre”. Es lo que rechaza abiertamente el Papa Francisco porque conduce a una sociedad del descarte. La cifra es escandalosa, el 1 % de la humanidad posee el 80 % de la riqueza. No rechazamos el porvenir sino desde qué lugar asumir críticamente y desde nosotros a la sociedad de la información, que reiteramos es una cuestión geopolítica y luego instrumental. *Miguel Ángel Barrios -Argentina- es doctor en educación y en ciencia política. Autor de reconocidas obras sobre América Latina. |
Internet:
¿monopolios transnacionales o control de los pueblos?
Julio González Sin dudas que Internet networking (trabajo en red) es un invento extraordinario, institucionalizado en 1969, en plena Guerra Fría, Estados Unidos crea una red exclusivamente militar, con el objetivo de que, en el hipotético caso de un ataque ruso, se pudiera tener acceso a información militar desde cualquier punto del país. Se apodo ARPANET. Lejos quedó en el tiempo su historia, y caló dentro de los pueblos con otro rostro, en forma vertiginosa esta tecnología, y hoy para quienes tenemos acceso regular a ella, nos es difícil imaginar lo cotidiano de la vida sin todo lo que ella nos brinda. Le prestamos poca atención a cómo se la maneja; y apenas nos damos cuenta de los cambios que se están produciendo en las estructuras del poder, a medida que Internet y las tecnologías digitales van incubando en esferas de la vida. Como dice el dicho, los buitres incuban en sus “buitreras”. Internet se ha convertido en una especie de sistema nervioso central de las finanzas, en Uruguay cobra madurez y mayor fuerza a partir de la iniciativa del gobierno “progresista”, hoy ley 19.210, con la obligación de los orientales a formar parte de la llamada “Inclusión Financiera”, cuestionada por violar el concepto de LIBERTAD, oponiendo resistencia algunos actores de la sociedad mediante juntada de firmas para realizar una reforma constitucional y así prohibir la “bancarización obligatoria”. Entre otras cosas, la ley de bancarización obligatoria establece, que el pago de las remuneraciones y toda otra partida en dinero, que tengan derecho a percibir los trabajadores en relación de dependencia, cualquiera sea su empleador, deberá efectuarse a través de acreditación en cuenta en instituciones de intermediación financiera o en instrumento de dinero electrónico”, por ahora excluidos la franja personal doméstico. Activistas tildamos de “esclavización banquera” e intentamos frenar la ley, por mecanismo institucional y otorgarle un “rango constitucional”. Consideramos que el recorte del “derecho humano a la libertad, afecta a todo el pueblo uruguayo; por lo tanto, la conquista para reasumir la soberanía y defender la libertad será del pueblo oriental”. Para muchos orientales “la bancarización obligatoria forma parte de un proyecto multinacional para manejar a los pueblos - a su gente”. Deberíamos preguntarnos el voz alta “¿Qué pasa si mañana estamos todos bancarizados y quiebra el sistema?” Retomando el tema, Internet, esta herramienta tecnológica aporta al conocimiento, la información, a la política y la vida económica, social y cultural, de los países, según la óptica que nos dejan ver quienes tienen el poder, que mucha veces dista de la realidad cotidiana de las sociedades. Quienes controlan este sistema, su infraestructura, sus plataformas y los datos que circulan, tendrán cada vez más poder sobre diversos aspectos de la economía e incluso la vida socio-política de los pueblos, de los países en vía de desarrollo. Es un sistema concentrado, que se presta a una centralización aun mayor del poder. ¿Proyecto concentrador? Internet es presentada en sociedad como “la cara amigable, bonita” de la globalización, por su gran atractivo y utilidad, pero como dijimos al principio, (nace en plena Guerra Fría), brinda posibilidades para democratizar la información, si ella es bien utilizada, de comunicación, accesos a tecnologías e interconectar personas y organizaciones, sin límites geográficos. Pero muchas veces carentes de veracidad y objetivismo, dependerá del poder que está detrás, del enfoque de quien brinde la información, no es algo inocuo, neutro, mayormente responden al capital. Tanto es así, que días atrás daba lectura por este matutino, diario La Juventud, en su espacio INTERNACIONALES, sobre Cuba, donde EE.UU busca lanzar una guerra irregular contra ese país, vía tecnológica Internet. Pérez Galdos, escritor cubano advierte de que el Gobierno de EE.UU. creó una fuerza conspirativa para dañar a través de los medios tecnológicos y el Internet, el contexto sociopolítico de Cuba y otros países en América Latina y el Caribe, que no están de acuerdo con sus políticas. La llamada Fuerza de Tarea tiende a perturbar la estabilidad de los países opositores a su política imperialista, utilizando el llamado 5to Poder, los medios de comunicación, medios radiales, televisivos, escritos y otras plataformas tecnológicas subversivas, como Piramideo o Zunzuneo, denunciados por la Agencia Noticiosa, Asociated Press, confundiendo con espejismos propagandísticos a gran parte de la población. A pesar de todo lo anterior, su tecnología programable, motivaron a desarrollar un sinfín de iniciativas públicas, ciudadanas y de pequeños emprendimientos. Comenzó a tomar forma la Internet Ciudadana, con predominio de un modelo descentralizado, de fomentar y compartir conocimiento, hoy poco difundido como el programa en Uruguay, Portal EducaAntel. Debe en nuestras mentes, tomar fuerza en el seno de nuestro pueblo oriental, marcando a fuego, como hierro caliente, el concepto de “trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra”. Hoy cobra real importancia, este concepto, en el campo donde se entabla una guerra de pensamiento, de idea-fuerza a nivel mundial. A medida que el acceso a Internet se masifica, las inversiones privadas, testaferros, multinacionales, se multiplican, y su desarrollo y poder se trasladan, concentrando cada vez más en manos de un puñado de grandes capitalistas, o imperios. En Uruguay, ANTEL no está sola en el mercado de Trasmisión de Datos, compite con 9 operadores privados “nacionales” y transnacionales. Ellas son: Dedicado S.A., Enalur S.A., Gc S.A.C Argentina S.R.L. Sucursal Uruguay Global Crossing, Kalil S.A., Rinytel S.A., Rivizul S.A. (Dedicado), Service e Instalaciones S.A., Telefónica Móviles Del Uruguay S.A. (Movistar) y Telstar S.A. (Claro). Esto en el plano local. En artículo anterior dábamos la lista (10) de Ranking Mundial Global de Corporaciones por cotización en bolsa EE.UU .2017. https://www.forbes.com/global2000/list/ (Fuente: ranking Forbes cifras en miles de millones). Estas corporaciones multinacionales, con sus modelos de rentabilidad, han ido acaparando el control de la llamada “red de redes”, y han absorbido o eliminado la presencia de entes testigos, los Entes Públicos, nos ven como mercancía, no como necesidades reales de nuestra gente, al punto de convertirse incluso, con anuencia de los gobiernos, en los principales monopolios transnacionales de la era actual. No es solo el caso en solitario del Uruguay, ya que frente a 2 embates privatizadores, capitalistas, pro imperialista, de los gobiernos neoliberales de turno, el pueblo oriental se plantó firme, y expresó su voluntad inquebrantable, de que ANTEL siguiera siendo pública. El reflejo mundial, dista ser otro. Debido a que estas empresas controlan plataformas (80% de los servidores tecnológicos están en manos de EE.UU) que conectan los diferentes actores, económicos, sociales, culturales, adquieren una posición político-estratégica, implantando el “efecto red”: o sea, que los usuarios – para ellos - “clientes en tránsito” tiendan a recurrir a las plataformas donde están sus “amigos”, clientes o contrapartes, llámese: Tuenti, Facebook, Twitter, Instagram, entre otros…113 son la redes sociales más grandes del mundo, o RR.SS, o las que ofrecen una mayor gama de servicios como: Apple, Microsoft, Google, Amazon. Somos meros espectadores, de una pugna entre David y Goliat, el poderoso proyecto monopólico transnacional, donde las poblaciones son relegadas a un rol de mero consumo y de generación de datos, contra el proyecto ciudadano de Internet, cada vez más marginado. Más aún, estas empresas se han aprovechado de la ausencia de mecanismos adecuados de regulación y supervisión públicas del ámbito digita, caso Uruguay donde (URSEC no tiene rango Ministerial, es una Oficina del Poder Ejecutivo) para expandir su presencia en todo el planeta, hegemonizando los espacios de la llamada “Gobernanza de Internet”, incidiendo en acuerdos comerciales como TLCs, Cartas de Intenciones, Organización Mundial del Comercio, imponiendo reglas que eliminan cualquier obstáculo a su dominio mundial. Basta recordar la reunión realizada en Uruguay (2002), y el documento del Banco Mundial, elaborado por el consultor Eloy Vidal luego de tres días de reuniones con jerarcas de la Oficina de Planeamientos y Presupuesto (OPP) y de la Unidad Reguladora de los Servicios de Comunicaciones (URSEC), sostenía entre otros, que sólo debía otorgarse otra banda para telefonía celular y que Ancel debía ser una empresa independiente de ANTEL. En uno de los puntos más polémicos del “Ayuda Memoria” se establecía la apertura de la Telefonía de Larga Distancia Internacional, otorgando permisos a Operadores Privados de Larga Distancia Internacional, los llamados PLDI. Adelantaban que si Antel quedaba con el 50% del mercado perdería 47 millones de dólares anuales y debería incrementar sus tarifas nacionales un trece por ciento y si sólo conservaba un 33 por ciento, las pérdidas serían de 63 millones y las tarifas tendrían que subir un 17 por ciento “para compensar la disminución de ingresos”. El punto 13 de la Carta Intención con el FMI suscrita un año atrás (2001) señalaba que “el gobierno se ha esforzado más allá en la agenda de reforma” con una serie de medidas que incluyen la desregularización del mercado laboral, la liberación del mercado de seguros, concesiones en mantenimiento y manejo de rutas, trenes, aviones y puertos. Agrega que el gobierno se comprometió a “la concesión de dos frecuencias de telecomunicaciones a firmas del sector privado” hoy CLARO y MOVISTAR, a la concesión de “servicios en el Aeropuerto Internacional de Carrasco”, y a “la desmonopolización del mercado de Telefonía de Larga Distancia Internacional”, hoy operando en el mercado uruguayo, 16 operadores privados en forma ilegal, ya que se derogaron los art. 612 y 613 por vía parlamentaria, posterior a la recolección de firmas (701.584) presentadas en la Corte Electoral solicitando una Consulta Popular. “Para complementar, anunciaba la liberalización de la importación y refinería de petróleo crudo, agrega, antes de fin de año, el gobierno presentará al Parlamento un proyecto para liberalizar la importación de los derivados del petróleo”, anticipaba el compromiso. En la Carta Intención firmada por Batlle y Bensión en su momento, se indicaba que las “reformas estructurales son esenciales para mejorar condiciones de subsidio en la economía y para ayudar al arranque del crecimiento productivo”. El documento elogiaba el “esfuerzo” del gobierno hacia “la desregulación y una apropiada regulación antimonopolio estatal, donde fuera necesario, para fomentar la inversión del sector privado en los mercados competitivos”. “Uruguay tiene potencial económico sustancial para atraer la inversión extranjera directa y para extender proyectos de concesión de capitales al sector Operadores Privados, multinacionales”, suscribe el documento, que también recomienda la asociación de ANCAP con privados y destaca la concesión de la Playa de Contenedores del Puerto de Montevideo. Sucesivos gobiernos “progresistas” desde el 2005 ha profundizado la grieta y han potenciado al llamado Gran Capital”, hoy autoridades del actual gobierno perciben un Capitalismo más Humano, quedo en el olvido aquello de, NO AL PAGO DE DEUDA EXTERNA, REFORMA AGRARIA, NO a la EXTRANJERIZACION de TIERRAS, SISTEMA PUBLICO de SALUD, SOBERANIA ALIMENTARIA, SALARIO y JUBILACIONES DIGNAS, RECURSOS para la EDUCACION, INVESTIGACION y DESARROLLO, DERECHO a VIVIENDA DIGNA y DECOROSA, entre otros… Rememorando frases célebres, les dejo una que se me vino a la mente, tras una pausa y mirando el lápiz, la del periodista deportivo Julio Ríos, “la capacidad de asombro no tiene límites”, y le agregaría “el de entrega al capitalismo tampoco”. - Julio González es Funcionario de ANTEL, Uruguay. Publicado en la Juventud, Montevideo, 30 de Enero de 2018 www.diariolajuventud.com |
La
internet si se puede regular: el caso francés
Ana Cristina Bracho El Consejo Constitucional Francés, es una figura sui generis del Derecho galo, una especie de máxima instancia con competencias de control de la constitucionalidad sin por ello constituirse en una jerarquía de los tribunales judiciales o administrativos, función que cumple el Consejo de Estado, o, los tribunales contenciosos. Sin embargo, en la medida que el control constitucional ha ganado importancia y que su función ha sido aceptada en términos más kelsenianos la importancia del Consejo Constitucional ha sido mayor. |
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