Orestes Martí |
A continuación algunas notas y otros materiales contenidos en la "cobertura temática" de la actualidad sobre las critomonedas
Criptomonedas, criptomoda y criptofuturo PARTE I
Por: Guillermo Oglietti y Federico Kucher / Celag |
El criptodinero ha nacido como fruto de iniciativas privadas, no tienen país de origen, se intercambian online y se pueden transformar en dinero tradicional.
LA TECNOLOGÍA PATEA EL TABLERO FINANCIERO GLOBAL
El mundo tradicional de las finanzas atraviesa fuertes transformaciones por la expansión de las nuevas tecnologías. Desde la aparición de internet, las innovaciones en el sector financiero han sido importantes. El uso de algoritmos de trading, es decir, operaciones automatizadas de compra y venta de activos financieros sin intervención humana, ya representan el 70% de los movimientos bursátiles.
El uso tradicional del dinero físico es uno de los elementos en donde la tecnología comienza a modificar el campo de juego, por la aparición de más medios de pago electrónicos, como los monederos electrónicos, los pagos a través de celulares y sistemas de biopago (en los que solo se requiere la huella dactilar) que representan importantes avances sobre las ya tradicionales tarjetas de débito o crédito.
Curiosamente, las economías emergentes y las más avanzadas son las que están liderando el traspaso de dinero físico a dinero electrónico. Noruega avanza a grandes pasos en su objetivo de eliminar el dinero físico completamente, mientras que varios países del continente africano, como Kenia, son casos paradigmáticos en la implementación de la moneda electrónica: el 86% de la población ya usa el celular para realizar pagos y enviar dinero.
De todas estas innovaciones financieras, la que apunta a ser más disruptiva son las Criptomonedas.
CRIPTOMONEDAS, UN NUEVO DINERO
El dinero físico no sólo está siendo reemplazado por dinero electrónico, sino que empiezan a ganar protagonismo las monedas digitales llamadas Criptomonedas.
Estas han nacido fruto de iniciativas privadas, no tienen país de origen, se intercambian online en cualquier parte del mundo y se pueden transformar en divisas o en cualquier moneda nacional a través de varias empresas que brindan este servicio en el mundo.
El criptodinero ha nacido como fruto de iniciativas privadas, no tienen país de origen, se intercambian online y se pueden transformar en dinero tradicional.
Las Criptomonedas son, por un lado, un monedero electrónico, porque permiten hacer transferencias o pagos domésticos e internacionales. Por el otro, son una nueva clase de dinero fiduciario: dinero electrónico que sirve como unidad de cuenta y de reserva de valor, como el Bitcoin o el Ethereum entre muchas otras, que funcionan sin la regulación de un Banco Central y que compiten con el dinero tradicional. Hay mucha variedad de criptomonedas, algunas no tienen ningún respaldo en activos (este es el caso de las más importantes Bitcoin y Ethereum), mientras que otras tienen respaldo en otros activos, como el oro o el dólar. En estos casos no crean un nuevo dinero, pero pueden crear “más” dinero si no tienen un encaje del 100% en ese activo. Otras criptomonedas son derivados o tienen respaldo de otras criptomonedas como el Bitcoin, con lo que no crean un nuevo dinero pero crean más dinero.
CADENA DE BLOQUES (BLOCKCHAIN)
Su gran innovación es que emplean una tecnología novedosa, la cadena de bloques (Blockchain), que le permite funcionar sin instituciones de clearing (que compensen, comprueben y liquiden los pagos entre las partes). Esta es la innovación crucial que distingue las criptomonedas, la tecnología que funciona detrás de todas las monedas digitales.
La Blockchain es un libro mayor contable, es decir, un registro de todos los bloques de transacciones que se realizan (pagos y cobros), que a diferencia de un libro mayor común está descentralizado, es decir, localizado en miles de computadoras de todo el mundo. Esta descentralización del registro contable, es la garantía del sistema, porque para validarse una transacción, muchas computadoras tienen que aceptarla en sus registros, por lo que el sistema está liberado de posibilidades de fraude e intervención.
Además del registro de una transacción, la Blockchain puede contener más información en formato digital (smart contracts), como un contrato, el prospecto de un bono y mucho más, por lo que las posibilidades de expansión de una moneda digital son ilimitadas, en especial en lo que respecta a la posibilidad de otorgar créditos a costos mucho más bajos que los de las finanzas tradicionales. Es por eso que esta tecnología está introduciéndose en el mercado de compra y venta de acciones y bonos y en muchos mercados a nivel global.
Para garantizar la seguridad informática del sistema, se requiere que algunos usuarios realicen importantes cálculos matemáticos (minería) en sus servidores para mantener aislado el ecosistema de la posibilidad de hackeos. Estos cálculos se hacen con computadoras que se encuentran prendidas en todo momento y tienen un consumo alto de energía. Los mineros que se esfuerzan en hacer estos cálculos, que permiten validar las operaciones y dar seguridad al sistema, reciben monedas digitales como recompensa. De hecho, en una emisión de criptomonedas parte de la creación de dinero la realizan los mineros gracias a los pagos que reciben por su servicio de validación y registro de operaciones.
Los países donde los costos energéticos son bajos tienen más ventajas para realizar esta tarea de minado, aunque cuando estos costos bajos se deben a subsidios a la electricidad, deben tomarse precauciones en la regulación de la actividad, ya que puede representar un mecanismo indirecto de fuga de capitales. En efecto, los privados aprovechan la competitividad derivada del subsidio a la energía para generar criptomoneda, que luego revenden por dólares en el extranjero. La regulación debería, al menos, procurar que los ingresos derivados de la minería ingresen al sistema financiero y productivo local.
CRIPTOFIEBRE, VALOR INCIERTO Y PERFIL DE BURBUJA
Las criptomonedas más importantes, como el Ethereum y el Bitcoin, que no tienen respaldo ni son derivados de otras monedas o activos, son un nuevo tipo de dinero cuyo valor es difícil de determinar. Son diferentes al dinero mercancía porque no tienen valor intrínseco como el oro, la plata u otros bienes que en el pasado se utilizaban como dinero. En particular, son un nuevo tipo de dinero fiduciario, cuyo valor está basado en la fe[1] como el dólar, el euro, renminbis, pesos, bolívares, etc. cuyo precio no se debe a que el dinero contenga valor en sí mismo (o a que tenga un respaldo en algún activo como el oro que respaldaba al dólar o el dólar que respaldaba al peso argentino convertible). El dinero fiduciario tiene valor porque alguien lo aceptará como medio de pago en algún lugar del mundo. Lo que aumenta la predisposición para aceptar dinero fiduciario, es decir, su valor, es habitualmente la regulación de los bancos centrales que obliga a que sea aceptado dentro de un territorio y a que el Estado lo acepta como medio de pago para cobrar impuestos y servicios. Igualmente, el criptodinero tiene valor porque es aceptado como medio de pago, y es aceptado como medio de pago porque existen mercados para transformar este nuevo dinero en el dinero tradicional que habitualmente utilizamos como euros, dólares, pesos, etc.
LA TECNOLOGÍA PATEA EL TABLERO FINANCIERO GLOBAL
El mundo tradicional de las finanzas atraviesa fuertes transformaciones por la expansión de las nuevas tecnologías. Desde la aparición de internet, las innovaciones en el sector financiero han sido importantes. El uso de algoritmos de trading, es decir, operaciones automatizadas de compra y venta de activos financieros sin intervención humana, ya representan el 70% de los movimientos bursátiles.
El uso tradicional del dinero físico es uno de los elementos en donde la tecnología comienza a modificar el campo de juego, por la aparición de más medios de pago electrónicos, como los monederos electrónicos, los pagos a través de celulares y sistemas de biopago (en los que solo se requiere la huella dactilar) que representan importantes avances sobre las ya tradicionales tarjetas de débito o crédito.
Curiosamente, las economías emergentes y las más avanzadas son las que están liderando el traspaso de dinero físico a dinero electrónico. Noruega avanza a grandes pasos en su objetivo de eliminar el dinero físico completamente, mientras que varios países del continente africano, como Kenia, son casos paradigmáticos en la implementación de la moneda electrónica: el 86% de la población ya usa el celular para realizar pagos y enviar dinero.
De todas estas innovaciones financieras, la que apunta a ser más disruptiva son las Criptomonedas.
CRIPTOMONEDAS, UN NUEVO DINERO
El dinero físico no sólo está siendo reemplazado por dinero electrónico, sino que empiezan a ganar protagonismo las monedas digitales llamadas Criptomonedas.
Estas han nacido fruto de iniciativas privadas, no tienen país de origen, se intercambian online en cualquier parte del mundo y se pueden transformar en divisas o en cualquier moneda nacional a través de varias empresas que brindan este servicio en el mundo.
El criptodinero ha nacido como fruto de iniciativas privadas, no tienen país de origen, se intercambian online y se pueden transformar en dinero tradicional.
Las Criptomonedas son, por un lado, un monedero electrónico, porque permiten hacer transferencias o pagos domésticos e internacionales. Por el otro, son una nueva clase de dinero fiduciario: dinero electrónico que sirve como unidad de cuenta y de reserva de valor, como el Bitcoin o el Ethereum entre muchas otras, que funcionan sin la regulación de un Banco Central y que compiten con el dinero tradicional. Hay mucha variedad de criptomonedas, algunas no tienen ningún respaldo en activos (este es el caso de las más importantes Bitcoin y Ethereum), mientras que otras tienen respaldo en otros activos, como el oro o el dólar. En estos casos no crean un nuevo dinero, pero pueden crear “más” dinero si no tienen un encaje del 100% en ese activo. Otras criptomonedas son derivados o tienen respaldo de otras criptomonedas como el Bitcoin, con lo que no crean un nuevo dinero pero crean más dinero.
CADENA DE BLOQUES (BLOCKCHAIN)
Su gran innovación es que emplean una tecnología novedosa, la cadena de bloques (Blockchain), que le permite funcionar sin instituciones de clearing (que compensen, comprueben y liquiden los pagos entre las partes). Esta es la innovación crucial que distingue las criptomonedas, la tecnología que funciona detrás de todas las monedas digitales.
La Blockchain es un libro mayor contable, es decir, un registro de todos los bloques de transacciones que se realizan (pagos y cobros), que a diferencia de un libro mayor común está descentralizado, es decir, localizado en miles de computadoras de todo el mundo. Esta descentralización del registro contable, es la garantía del sistema, porque para validarse una transacción, muchas computadoras tienen que aceptarla en sus registros, por lo que el sistema está liberado de posibilidades de fraude e intervención.
Además del registro de una transacción, la Blockchain puede contener más información en formato digital (smart contracts), como un contrato, el prospecto de un bono y mucho más, por lo que las posibilidades de expansión de una moneda digital son ilimitadas, en especial en lo que respecta a la posibilidad de otorgar créditos a costos mucho más bajos que los de las finanzas tradicionales. Es por eso que esta tecnología está introduciéndose en el mercado de compra y venta de acciones y bonos y en muchos mercados a nivel global.
Para garantizar la seguridad informática del sistema, se requiere que algunos usuarios realicen importantes cálculos matemáticos (minería) en sus servidores para mantener aislado el ecosistema de la posibilidad de hackeos. Estos cálculos se hacen con computadoras que se encuentran prendidas en todo momento y tienen un consumo alto de energía. Los mineros que se esfuerzan en hacer estos cálculos, que permiten validar las operaciones y dar seguridad al sistema, reciben monedas digitales como recompensa. De hecho, en una emisión de criptomonedas parte de la creación de dinero la realizan los mineros gracias a los pagos que reciben por su servicio de validación y registro de operaciones.
Los países donde los costos energéticos son bajos tienen más ventajas para realizar esta tarea de minado, aunque cuando estos costos bajos se deben a subsidios a la electricidad, deben tomarse precauciones en la regulación de la actividad, ya que puede representar un mecanismo indirecto de fuga de capitales. En efecto, los privados aprovechan la competitividad derivada del subsidio a la energía para generar criptomoneda, que luego revenden por dólares en el extranjero. La regulación debería, al menos, procurar que los ingresos derivados de la minería ingresen al sistema financiero y productivo local.
CRIPTOFIEBRE, VALOR INCIERTO Y PERFIL DE BURBUJA
Las criptomonedas más importantes, como el Ethereum y el Bitcoin, que no tienen respaldo ni son derivados de otras monedas o activos, son un nuevo tipo de dinero cuyo valor es difícil de determinar. Son diferentes al dinero mercancía porque no tienen valor intrínseco como el oro, la plata u otros bienes que en el pasado se utilizaban como dinero. En particular, son un nuevo tipo de dinero fiduciario, cuyo valor está basado en la fe[1] como el dólar, el euro, renminbis, pesos, bolívares, etc. cuyo precio no se debe a que el dinero contenga valor en sí mismo (o a que tenga un respaldo en algún activo como el oro que respaldaba al dólar o el dólar que respaldaba al peso argentino convertible). El dinero fiduciario tiene valor porque alguien lo aceptará como medio de pago en algún lugar del mundo. Lo que aumenta la predisposición para aceptar dinero fiduciario, es decir, su valor, es habitualmente la regulación de los bancos centrales que obliga a que sea aceptado dentro de un territorio y a que el Estado lo acepta como medio de pago para cobrar impuestos y servicios. Igualmente, el criptodinero tiene valor porque es aceptado como medio de pago, y es aceptado como medio de pago porque existen mercados para transformar este nuevo dinero en el dinero tradicional que habitualmente utilizamos como euros, dólares, pesos, etc.
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