Pueblos: Bolivia en elecciones (II)
Por Orestes Martí
Las Palmas de Gran Canaria 2020-10-17
Hace varios días, publicamos -Pueblos:
Bolivia en elecciones-, la primera parte de esta serie. Hoy daremos
continuación al tema aunque lo iniciaremos de una forma diferente pues vamos a
compartir un análisis en audio -Bolivia
elige presidente en medio de un clima de incertidumbre y amenazas-
de la periodista
Telma Luzzani,
en el
Programa Voces del Mundo, en sitio de Sputnik.
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A continuación -y del mismo sitio-
vamos compartir el trabajo titulado: “Un
año después, Bolivia vuelve a decidir sobre el MAS”
LA PAZ (Sputnik) — Un año después de la expulsión del Movimiento Al
Socialismo (MAS) y de una sañuda campaña de desacreditación y persecución a
sus líderes, parece que casi nada ha cambiado en Bolivia: el partido de Evo
Morales concurre de nuevo a las urnas como favorito.
Igual que en
los comicios anulados de 2019, las fuerzas conservadoras
lamentan su falta de unidad, o de un liderazgo fuerte, de cara a las
elecciones de el 18 de octubre con las que Bolivia pretende reponer el orden
constitucional interrumpido por la crisis poselectoral.
La votación cerraría un año perdido para el “proceso de cambio” que lideraba
Morales, afirman los masistas, mientras los sectores que alentaron
el autonombramiento de la presidenta transitoria Jeanine Áñez
esperan que sea el inicio del fin del partido surgido de los sindicatos y
movimientos sociales urbanos y rurales.
“Morales ya no es el candidato ni está en el territorio nacional, pero
nunca se fue de la política boliviana, y lo que se definirá en las
elecciones es si el MAS retorna o no al poder del que fue echado por una
confabulación de sectores que nunca aceptaron el proceso de cambio”,
dijo a Sputnik el politólogo Gonzalo Balcázar.
El también docente universitario apuntó que las elecciones del 18 de octubre
definirán entre el retorno pleno del neoliberalismo o la restitución del
proceso de transformación política e inclusión social iniciado por Morales
en 2006.
Proceso en cuestión
El candidato del MAS, Luis Arce, a quien las encuestas colocan
muy cerca de ganar la presidencia, promete una segunda etapa del
“modelo socio-comunitario” que en los 14 años de Morales dio a Bolivia el
ciclo de estabilidad y crecimiento más prolongado de su historia, con
reducción de la pobreza y las desigualdades.
Arce ofrece fortalecer a las empresas estatales, productivas y de
servicios, que durante el Gobierno transitorio de Jeanine Áñez cayeron,
según dijo, en “un estado de coma inducido con fines de privatización”, en
“una arremetida neoliberal que se aprovechó de la pandemia”.
Los movimientos sociales, base política del MAS, volverán a ser
protagonistas políticos, aseguró el candidato delfín de Morales.
Al frente están seis candidatos conservadores, incluido el expresidente
Carlos Mesa (2003–2005), quien volvía a ocupar el puesto de rival principal
del MAS desde el cual en 2019 se declaró víctima de un fraude masista, nunca
comprobado pero convertido en motor de
las protestas ciudadanas que derribaron a Morales.
El tercero en disputa es el novato ultraderechista Luis Fernando
Camacho, exlíder cívico que condujo las movilizaciones iniciadas por
Mesa contra el expresidente indígena.
Otros cuatro candidatos que apenas aparecían en las encuestas preelectorales
completaban el cuadro de rivales del MAS con una variedad de propuestas de
desmantelamiento de la economía regida por el Estado y proclamas contra la
“dictadura” y la “tiranía”, como califican al poder concentrado por el MAS
en su ciclo pasado.
“Los conservadores no han presentado programas claros de Gobierno,
aparte de proclamas de recuperación de la democracia, lo que tienen en común
es estar en el bloque antimasista”, dijo Balcázar.
Sostuvo que en el fondo los aspirantes conservadores se alinearon con el
discurso de la presidenta Áñez que trató de justificar su gestión como una
antítesis del proceso masista 2006–2019.
La gobernante, que era también candidata hasta que
se bajó de la carrera electoral a mediados de septiembre abatida
por el mal pronóstico que le daban las encuestas, intervenía en los últimos
días de la campaña con furibundos ataques al MAS y llamamientos a votar
contra el retorno del partido de Morales.
Crisis múltiple
Masista o no, el nuevo Gobierno boliviano recibirá un país sumido en una
crisis múltiple, agravada y en parte provocada por la pandemia de COVID-19.
La economía, que ya perdía su brillo en 2019, tendrá crecimiento negativo este
año por primera vez en dos décadas.
El Fondo Monetario Internacional ha pronosticado para 2020 una caída del 7,9%
del Producto Interno Bruto, casi dos puntos porcentuales más que lo proyectado
por el Gobierno, que ha paralizado inversiones y recortado otros gastos para
compensar una fuerte caída de los ingresos internos y por exportaciones.
La crisis económica parece golpear más a los sectores informales y no
asalariados, que constituyen la base social del MAS.
Arce ha prometido ampliar la política de bonos a la ciudadanía, para aliviar los
efectos de la pandemia y reactivar la producción mediante el aumento de la
demanda interna.
Los otros candidatos, sin propuestas concretas, han planteado en general
incentivos a las empresas para la generación de empleos.
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