Pueblos: Bolivia en elecciones
Por Orestes Martí Las Palmas de Gran Canaria 2020-10-09
Dentro de unos días, en Bolivia se llevarán
a cabo unas nuevas elecciones sobre las que el expresidente Evo
Morales dijo recientemente que “no son para sembrar violencia,
miedo y división. Son la vía por la cual el pueblo boliviano decidirá cómo
resolver la grave crisis económica. Son una fiesta de unidad para recuperar
la democracia y la estabilidad.”
En un artículo publicado el pasado 13 de agosto titulado “Bolivia:
¡Fuera Áñez, el grito!”, el destacado periodista
Ángel Guerra Cabrera
señalaba entonces que tal demanda -expresada en el título de su
artículo-, era la “que se ha impuesto en la actual movilización popular
de protesta en Bolivia”.
Ahora que se avizora la posibilidad de que tal demanda realmente se
concrete a través de un proceso electoral, el propio comunicador nos
alerta:
América Latina en Movimiento |
Bolivia: OEA prepara fraude electoral
Estados Unidos y la oligarquía boliviana temen mucho al regreso del
Movimiento al Socialismo (MAS) al gobierno en las elecciones del 18 de
octubre, dentro de diez días. Después del enorme esfuerzo que hicieron
para derrocarlo el año pasado, cabe esperar que realicen desesperados
intentos para evitar su victoria electoral. Sobran señales de ello.
Recientemente, la autoproclamada Jeanine Áñez afirmó categóricamente que
el “populismo autoritario”, como llaman a los líderes con arraigo
popular como Evo Morales, no regresaría a Bolivia. Es cierto que su
dictadura se resquebraja y es objeto del mayor repudio popular, pero el
dicho sugiere planes golpistas de la oligarquía.
El fraude contra el MAS es una de las grandes amenazas para la elección
boliviana del 18 de octubre, con el objetivo de impedirle su casi segura
victoria en primera vuelta. Otra amenaza es que en los días que quedan
se emprendan acciones judiciales contra el abanderado a la presidencia
por el MAS, Luis Arce, exitoso ministro de economía del gobierno de
Evo
Morales. Arce lleva de candidato a la vicepresidencia al líder indígena
David Choquehuanca, ex canciller de esa administración. Ambos aparecen
ganando la elección en primera vuelta en varias encuestas con más de 40
puntos. De concretarse, impediría la única posibilidad que parece tener
la derecha de ganar la elección: la unión de todas las fuerzas de ese
signo en una eventual segunda ronda contra el MAS. En
Bolivia, la
fórmula que logre una votación de 40 puntos porcentuales, o supere por
10 puntos a la que le sigue, se adjudica el triunfo en el primer turno.
Precisamente, el cerco y hostigamiento que mantienen hace semanas
organizaciones juveniles fascistoides contra la sede de la Fiscalía
General (FG), en Sucre, capital administrativa del país, busca, según
sus participantes, “sacar” del cargo al jefe de ese órgano, Juan Lanchipa. Para los vándalos, Lanchipa sería el obstáculo para poder
proceder penalmente contra líderes del MAS, en otro capítulo de la
judicialización de la política, utilizado por la derecha regional para
impedir la victoria de candidatos de izquierda, acotar su actividad o
deponerlos. Las autodenominadas Resistencia Juvenil Cochala y
Resistencia Chuquisaqueña, organizaciones surgidas con las protestas
derechistas contra Evo Morales, antes y después de las elecciones de
octubre del año pasado, son las que realizan la actividad intimidatoria
contra la FG, que el 6 de octubre se recrudeció con pintas insultantes
en el edificio del ente, ataques al mobiliario urbano y lanzamiento de
petardos, realizados con la “permisividad” de la policía, como acusó la
Defensoría del Pueblo. Estas organizaciones están dirigidas por los
Comités Cívicos, grupos separatistas de extrema derecha y principales
protagonistas del intento frustrado de golpe de Estado contra Evo en
2008.
La semana pasada realizó una inesperada visita a Washington el ministro
de gobierno, Arturo Murillo, hombre fuerte de la dictadura. Allí estuvo
reunido con Luis Almagro, secretario general de la OEA, quien
posteriormente expresó su preocupación por la amenaza de fraude(a favor
del MAS) de que le habló Murillo. ¿Por qué estas dos peritas en dulce
comienzan a hablar ahora de fraude cuando son ellas dos quienes tienen
el control del Tribunal Superior Electoral y de la Misión de Observación
Electoral de la OEA? Con razón Arce, el candidato masista comentó: Ojalá
no estén recibiendo instrucciones de que no se lleven adelante las
elecciones o finalmente, como ocurrió en Honduras, hacer fraude
electoral. Fueron Almagro y la OEA quienes con su informe falso sobre fraude
electoral abrieron la puerta al golpe militar que forzó a Evo a
abandonar el país. Dicho informe ha sido refutado contundentemente por
Mark Weisbrost, codirector del Centro de Investigación en Economía y
Política de Washington, apoyado por 132 economistas y estadísticos que
pidieron a la OEA “se retracte de sus declaraciones engañosas sobre las
elecciones” de octubre del año pasado. A raíz de este informe varios
legisladores estadounidenses y Luz Elena Baños, representante de México
en la OEA, le han pedido explicaciones al organismo sobre su informe fake, que no ha respondido ni tiene manera legítima de responder. Una
encuesta reciente del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica
coloca a Arce a la cabeza con 44 por ciento de los votos y otorga al
neoliberal y represor Carlos Mesa 34. En tercer lugar, quedaría el líder
ultraderechista oriental, Fernando Camacho, con un 12 por ciento.
Encuestas revelan muchos electores indecisos.
Un camino probable que podría intentar la dictadura boliviana, con el
apoyo de la OEA, de Estados Unidos y de la mediática mundial es,
mediante “ajustes” al resultado electoral, impedir la victoria de Luis
Arce en primera vuelta. Si es así, debieran pensarlo mejor. Las masas
bolivianas, que en décadas pasadas tumbaron a varios gobiernos
neoliberales, no van a doblar las manos mansamente si intentan robarles
la elección.
Por su parte, Carlos Flanagan, escribió en
Bolivia en horas inciertas
otro interesante trabajo -cuya lectura recomendamos-, en el que entre
otras cosas afirma: “A casi 11 meses del golpe de Estado del 10 de
noviembre del pasado año, Bolivia entra en la recta final de sus
elecciones nacionales, convocadas para el 18 de octubre. Sabido es que
este golpe fue el corolario de un largo proceso desestabilizador contra
el gobierno de Evo Morales llevado a cabo como parte de la
contraofensiva del imperialismo en nuestra región; y por ende con la
activa participación de la Embajada de los EUA en Bolivia”….. Con
anterioridad, también se refirió al tema de Bolivia en su artículo “La
OEA y las elecciones en Bolivia”.
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