¿Quo vadis Mr. Trump? Orestes Martí |
Trump desencadena la
'guerra digital' contra China
Alfredo Jalife-Rahme |
EEUU profundiza su hipermilitarismo comercial que
define con el término de 'seguridad nacional' a conveniencia en la fase del
proteccionismo de Trump que ha impuesto tarifas discrecionales al acero
(25%) y al aluminio (10%) dirigidas contra sus rivales geoeconómicos y, en
particular, a China.
En paralelo, se hipermilitariza el gabinete de Trump con la llegada esperada de Mike Pompeo, anterior director de la CIA formado en la escuela militar de West Point.
Por alguna razón no se le ha dado la importancia bélica que merece la publicación de la 'Estrategia de Seguridad Nacional de EEUU' que describe a China como el "competidor estratégico de EEUU" donde acusan a China y a Rusia —hoy presuntamente aliados estratégicos— como poderes "revisionistas" que intentan "configurar un mundo antitético a los valores e intereses de EEUU".
La reciente 'Conferencia de Seguridad de Múnich' enarboló correctamente el 'fin de la diplomacia' y el 'colapso del liberalismo'.
Pese a que el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, mayoría del Partido Republicano, desechó la descabellada colusión de Rusia durante la elección presidencial, la política exterior de Trump está secuestrada por las investigaciones del fiscal especial Robert Mueller destinadas más bien, mediante la histeria del 'russiagate', a obstruir un acercamiento con Rusia.
La guerra por las materias primas no ha cesado, pero ahora la guerra tecnológica contra China va tomando forma y prioridad.
Los flujos digitales de comercio e información se incrementaron 45 veces desde la grave crisis financiera del 2008, mientras el comercio tangible como tal y los servicios en general, incluidos los financieros, se aplanaron, según la consultora McKinsey Global Institute.
En forma subrepticia los halcones comerciales de EEUU, encabezados por Peter Navarro, asesor de Trump y autor del tóxico libro 'Muerte por China: confrontando al Dragón', han lanzado la investigación sobre la ominosa —'sección 301' enmienda balística comercial de 1974 que autoriza al presidente a tomar acciones apropiadas y discrecionales contra un país foráneo—, al unísono de la propiedad intelectual donde acribillan a China de piratería, y cuyo 'resultado' impondrá mayores barreras a las inversiones de China en tecnología de la información (IT) y en los bigdata de EEUU, como acaba de suceder con la prohibición de la fusión de la estadunidense Qualcomm, con sede en San Diego y líder en el rubro de los semiconductores, con Broadcom, fabricante de chips ubicado en Singapur y en vías de trasladarse a EEUU.
Aimen N Mir juzga que existen "riesgos a la seguridad nacional relacionados con el debilitamiento del liderazgo tecnológico de Qualcomm" y su papel que juega en la "infraestructura de telecomunicaciones de EEUU", lo cual "dejaría una apertura (sic) para que China expanda su influencia en el proceso de establecer el estándar de la red 5G" frente al ascenso de Huawei.
En forma curiosa, Huawei es cliente tanto de Qualcomm como de Broadcom y sus negocios han prosperado en China y Europa, pero la venta de sus teléfonos en EEUU a través de AT&T fueron bloqueados por el Gobierno, ¿dónde quedó la libre competencia?
La prohibición de Trump precipitó el derrumbe de las acciones de Qualcomm en casi un 5%.
La paranoia de Trump ha llegado a grados inconcebibles ya que Broadcom no es china, sino una empresa de Singapur con sede en San José (California) cuyo nombre inicial fue Avago Technology que incluso llegó a ser una empresa estadunidense.
El portal Quartz desglosa la serie de prohibiciones estadunidenses de adquisiciones de sus trasnacionales de semiconductores por empresas chinas. De la paranoia a la guerra solo existe un paso.
Más allá de la impedida megadquisición, Qualcomm mantiene íntimos lazos extensos con China (su mayor mercado), a la par de varios gigantes tecnológicos de EEUU.
El temor de Trump es que Huawei se hubiera convertido en el abastecedor dominante en EEUU.
¿Cuál será la reacción de China cuando Trump está obsesionado con aplacar el fulgurante ascenso de Huawei?
Broadcom había conseguido un préstamo de 106.000 millones de dólares de los conglomerados financieros privados (private equity): CVC, con sede en Luxemburgo; y las estadunidenses Silver Lake y KKR.
Llama la atención la incrustación de KKR —uno de cuyos directivos es el general retirado y exdirector de la CIA David Petraeus— a menos que hayan deseado rastrear las finanzas internas de la empresa china.
En paralelo, se hipermilitariza el gabinete de Trump con la llegada esperada de Mike Pompeo, anterior director de la CIA formado en la escuela militar de West Point.
Por alguna razón no se le ha dado la importancia bélica que merece la publicación de la 'Estrategia de Seguridad Nacional de EEUU' que describe a China como el "competidor estratégico de EEUU" donde acusan a China y a Rusia —hoy presuntamente aliados estratégicos— como poderes "revisionistas" que intentan "configurar un mundo antitético a los valores e intereses de EEUU".
La reciente 'Conferencia de Seguridad de Múnich' enarboló correctamente el 'fin de la diplomacia' y el 'colapso del liberalismo'.
Pese a que el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, mayoría del Partido Republicano, desechó la descabellada colusión de Rusia durante la elección presidencial, la política exterior de Trump está secuestrada por las investigaciones del fiscal especial Robert Mueller destinadas más bien, mediante la histeria del 'russiagate', a obstruir un acercamiento con Rusia.
La guerra por las materias primas no ha cesado, pero ahora la guerra tecnológica contra China va tomando forma y prioridad.
Los flujos digitales de comercio e información se incrementaron 45 veces desde la grave crisis financiera del 2008, mientras el comercio tangible como tal y los servicios en general, incluidos los financieros, se aplanaron, según la consultora McKinsey Global Institute.
En forma subrepticia los halcones comerciales de EEUU, encabezados por Peter Navarro, asesor de Trump y autor del tóxico libro 'Muerte por China: confrontando al Dragón', han lanzado la investigación sobre la ominosa —'sección 301' enmienda balística comercial de 1974 que autoriza al presidente a tomar acciones apropiadas y discrecionales contra un país foráneo—, al unísono de la propiedad intelectual donde acribillan a China de piratería, y cuyo 'resultado' impondrá mayores barreras a las inversiones de China en tecnología de la información (IT) y en los bigdata de EEUU, como acaba de suceder con la prohibición de la fusión de la estadunidense Qualcomm, con sede en San Diego y líder en el rubro de los semiconductores, con Broadcom, fabricante de chips ubicado en Singapur y en vías de trasladarse a EEUU.
Aimen N Mir juzga que existen "riesgos a la seguridad nacional relacionados con el debilitamiento del liderazgo tecnológico de Qualcomm" y su papel que juega en la "infraestructura de telecomunicaciones de EEUU", lo cual "dejaría una apertura (sic) para que China expanda su influencia en el proceso de establecer el estándar de la red 5G" frente al ascenso de Huawei.
En forma curiosa, Huawei es cliente tanto de Qualcomm como de Broadcom y sus negocios han prosperado en China y Europa, pero la venta de sus teléfonos en EEUU a través de AT&T fueron bloqueados por el Gobierno, ¿dónde quedó la libre competencia?
La prohibición de Trump precipitó el derrumbe de las acciones de Qualcomm en casi un 5%.
La paranoia de Trump ha llegado a grados inconcebibles ya que Broadcom no es china, sino una empresa de Singapur con sede en San José (California) cuyo nombre inicial fue Avago Technology que incluso llegó a ser una empresa estadunidense.
El portal Quartz desglosa la serie de prohibiciones estadunidenses de adquisiciones de sus trasnacionales de semiconductores por empresas chinas. De la paranoia a la guerra solo existe un paso.
Más allá de la impedida megadquisición, Qualcomm mantiene íntimos lazos extensos con China (su mayor mercado), a la par de varios gigantes tecnológicos de EEUU.
El temor de Trump es que Huawei se hubiera convertido en el abastecedor dominante en EEUU.
¿Cuál será la reacción de China cuando Trump está obsesionado con aplacar el fulgurante ascenso de Huawei?
Broadcom había conseguido un préstamo de 106.000 millones de dólares de los conglomerados financieros privados (private equity): CVC, con sede en Luxemburgo; y las estadunidenses Silver Lake y KKR.
Llama la atención la incrustación de KKR —uno de cuyos directivos es el general retirado y exdirector de la CIA David Petraeus— a menos que hayan deseado rastrear las finanzas internas de la empresa china.
No hay comentarios:
Publicar un comentario