Guerra y paz: La situación en el Sáhara occidental se
deteriora (II)
Por Orestes Martí
Las Palmas de Gran Canaria 2020-11-14
Ayer publicamos algunos antecedentes históricos de la actual
situación que se observa en torno a la República Árabe Saharaui Democrática
(RASD) en la que cada vez el deterioro se hizo más patente hasta el
estallido de la guerra. Hoy continuamos brindando información con un pormenorizado
artículo de
Sergio Hernández-Ranera Sánchez publicado en el sitio de Sputnik
bajo el título “Nuevas
tensiones de un conflicto de 45 años: la responsabilidad española en el Sahara
Occidental”
© Sputnik / SHR |
En el mes del aniversario de la salida de la
administración española de su última colonia en África, el ejército marroquí ha
entrado en una zona controlada por el Frente Polisario para disolver una
protesta saharaui y desbloquear el acceso por carretera a Mauritania. Es el
penúltimo episodio de un conflicto enquistado y de compleja solución.
El 30 de octubre el Consejo de Seguridad de la
ONU emitió un voto favorable para prorrogar por un año más la Misión de Naciones
Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (Minurso), establecida en 1991
tras el alto el fuego suscrito entre las dos partes que se disputan este vasto
territorio, el último de África pendiente aún de culminar su proceso de
descolonización.
El tránsito de camiones
marroquíes por una carretera que une la zona desmilitarizada más
meridional y fronteriza con Mauritania, avivó las protestas del Frente
Polisario, el legítimo representante del pueblo saharaui ante Naciones
Unidas, que desembocó en el bloqueo por parte de civiles saharauis de un
paso fronterizo que el Polisario considera ilegal,
como
ya ocurriera en 2017.
Desde entonces la tensión ha vuelto a aflorar en el Sahara Occidental. La
crispación en El Guerguerat ha culminado finalmente con la entrada del
ejército marroquí en la madrugada del 13 de noviembre. Ha habido disparos,
al parecer solo al aire, y los civiles saharauis han podido evacuarse antes
de entrar en contacto con los militares marroquíes. El Frente Polisario
advierte de la inminencia de la reanudación del conflicto armado en la
región.
La situación en El Guerguerat
“Es una brecha que se construyó en 2001, diez años después del alto el
fuego, y supone una violación flagrante del Acuerdo Militar n.º 1. La ONU en
2001 apercibió a Marruecos para que la abandone. Pero no solo no la ha
abandonado, sino que la ha convertido en una carretera que une el
territorio ocupado con Mauritania”, explica a Sputnik Abdulah
Arabí, delegado del Frente Polisario para España.
“Nosotros tuvimos éxitos jurídicos en la parte marítima acudiendo al
Alto Tribunal de Justicia de la UE, así que Marruecos intentó
contrarrestarlos en la vía terrestre. Y por ahí se llevan el pescado, los
fosfatos y la arena”, añade.
El diálogo entre Marruecos y
el Polisario para rubricar un acuerdo de paz se inició en Ginebra en
diciembre de 2018, pero tuvo que ser suspendido en mayo del año
siguiente cuando el
enviado especial de la ONU para el Sahara Occidental, el
expresidente alemán Horst Köhler, causó baja por
enfermedad. “La ausencia durante todo el año de un enviado especial
de la ONU ha contribuido a que no haya avances ni a nivel del informe
del secretario general ni a nivel de la resolución”, señala Arabí.
Marruecos sigue controlando lo que este país llama sus
“provincias del sur”, donde la población saharaui es numéricamente
inferior, dado que hasta 180.000 refugiados malviven en los
campamentos de Tinduf en Argelia, adonde los primeros miles
llegaron hace ahora 45 años. De allí partieron los civiles que llevaban
desde el 21 de octubre bloqueando la zona de El Guerguerat, que
da acceso a Mauritania, e impidiendo el paso de camiones
marroquíes hacia ese país.
La aprobación de la prórroga de la Minurso no propició que se levantara
ese bloqueo, que afectaba ya a los pesqueros españoles que faenan frente
a Mauritania. El Frente Polisario ha declarado que la inacción y los
incumplimientos por parte del acuerdo no dejan otra opción que
intensificar la lucha y taponar “la brecha de El Guerguerat”.
Según declara Abdulah Arabí, “es una violación del alto
el fuego, por eso los civiles saharauis han acudido a cerrarla”.
“Junto con Francia, Marruecos ha intentado por todos los medios
exhortar a esa gente a que abandonen la brecha, pero no lo han logrado”.
© FOTO : CORTESÍA DE DELEGACIÓN
FRENTE POLISARIO EN ESPAÑA. Zona fronteriza de El Guerguerat |
La inacción de la ONU
Desde su institución, el objetivo de la Minurso era
sentar las bases que condujeran a la celebración de un
referéndum de autodeterminación en el que el pueblo
saharaui pudiera decidir sobre su futuro. Pero 29 años después, el
plebiscito sigue sin celebrarse y la resolución de Naciones
Unidas ha sido acogida por Marruecos favorablemente, al
entender que valida su tesis de negociar únicamente un plan de
autonomía para el Sahara Occidental.
La agencia
oficialista marroquí MAP indicó en un despacho: “La
resolución ha consolidado por décimo cuarto año consecutivo la
preeminencia de la iniciativa marroquí de autonomía”. Por su
parte, el representante legítimo del pueblo saharaui en la ONU,
el Frente Polisario, lamenta que la resolución no
contenga “acciones concretas” que instruyan a la Minurso
para el cumplimiento “del mandato para el que fue creada en
1991”. Como explica Arabí, “esta resolución lo único que
hace es perpetuar de manera indirecta el estatus quo del
territorio que está bajo ocupación ilegal por parte de
Marruecos”.
“La presencia de la Minurso, lejos de llevar a cabo su
cometido de aplicación del plan de paz y celebración del
referéndum, se está convirtiendo en un gendarme al servicio de
Marruecos para mantener su ocupación ilegal y proseguir con el
saqueo de los recursos naturales del Sahara”.
Promesa de referéndum y espera interminable
La guerra entre saharahuis y marroquíes se detuvo gracias a
una tregua y a los acuerdos de alto el fuego de 1991, bajo la
promesa de la ONU de celebrar un referéndum de independencia. La
confección de un censo electoral a partir del último que
consignó España en 1974, y las dificultades para incluir las
opciones a votar, impidieron la celebración del referéndum en
1998 y en 2000, tal y como preveía el llamado Plan Baker de la
ONU.
Mientras tanto,
Marruecos continuó introduciendo más y más colonos
marroquíes con el objetivo de que se convirtieran en futuros
votantes, finalmente desestimados por el censo
auspiciado por Naciones Unidas. “El censo está
hecho y lo conforman 85.000 personas en los territorios
ocupados”, confirma Abdulah Arabí. “La ONU ya
concluyó la identificación. Pero Marruecos ve que el 90%
son saharauis autóctonos y que el referéndum lo
tiene perdido. Es entonces cuando empezó a maniobrar y a
decir que solo puede concedernos una autonomía”.
El estadounidense James Baker, a la sazón
representante especial del secretario general de la ONU
para el Sáhara Occidental, la incluyó como opción,
estableciendo un periodo transitorio de cinco años de
autonomía y después del cual el pueblo saharaui tendría que
pronunciarse. “Marruecos lo aceptó, pensando que nosotros
lo íbamos a rechazar”, señala Arabí.
“El Polisario hizo muchas concesiones y aceptó el
plan. Pero Marruecos se negó a continuar, porque no tiene
garantía de que vaya a ganar la opción de la autonomía”,
explica, subrayando que la opción real de Marruecos es
basarse en una política de “hechos consumados” en ausencia
de “cualquier tipo de presión internacional”.
Mientras
tanto, la represión de cualquier reivindicación saharaui
en la capital El-Aaiún y otras ciudades del
territorio ocupado por Marruecos no ha cesado y
ha sido intermitente. “La convivencia con los colonos
era normal hasta que en los últimos años comenzaron las
manifestaciones”, señala Arabí, quien explica que,
aconsejado por Francia, busca evitar esa imagen y
utiliza a cambio a los propios colonos,
“alegando que son reyertas y que tienen que intervenir”.
Hay cientos de activistas en las cárceles
marroquíes, sobre todo a raíz de la violenta dispersión
el 8 de noviembre de 2010 de la acampada de protesta en
Gdeim Izik, en las afueras de El-Aaiún,
que acabó con decenas de muertos según el
Polisario, incluidos 11 policías marroquíes según las
autoridades de ese país.
Pero los ánimos de la población no decaen, según
Abdulah Arabí. “La gente que ha acudido a taponar
la brecha de El Guerguerat son los civiles de las
campamentos de Tinduf, han viajado cientos de
kilómetros”.
La postura de Marruecos
El reino alauita se escuda en razones históricas para negar la estatalidad e
independencia del territorio saharaui, que se resumen en los pactos de de
sumisión de las tribus saharauis que datan de antaño.
“Las
pretensiones de Marruecos sobre el Sahara Occidental se
remontan a los años 50, mucho antes de que naciera el Polisario y el
ánimo independentista que se gestó entre 1973–1975”, explica a Sputnik
el historiador Alejandro García, profesor en la Universidad de
Murcia y especialista en temas de América Latina y colonialismo y
orden postcolonial en el norte de África. “En los años 60 los
marroquíes siempre pusieron sobre la mesa en la ONU que ese territorio les
pertenecía, dado que los vínculos del sultán con las kabilas del desierto
eran de larga data e incluso una buena cantidad de chiujs [jefes tribales]
habían viajado en el pasado hasta Marrakech y Rabat para mostrar al sultán la
obediencia de sus tribus en una ceremonia conocida como baia”.
“La ONU no irá más allá de las declaraciones en la Asamblea General”,
pronostica. “Un Sahara independiente sería una bomba que haría implosionar al
régimen marroquí y por supuesto a la misma monarquía. Tal y como lo plantean las
partes, ahora mismo no hay salida”.
A su juicio, una cosa es la Asamblea General de la ONU y otra el
Consejo de Seguridad. “Las resoluciones de la primera son incontables,
pero el Consejo no se siente necesariamente vinculado a ellas, pues argumenta
que una cosa es la ley y otra la justicia”.
“De acuerdo a la ley, la
Constitución de la Organización para la Unidad Africana, las
antiguas colonias tienen que transitar por un referéndum de independencia. Ese
articulado es de 1960 y Marruecos está en la ilegalidad desde ese punto
de vista. Pero desde el de la justicia, la resolución del problema no puede
generar más desastre del que intenta resolver”.
“Marruecos tiene argumentaciones
jurídicas que no están contempladas en el Derecho Internacional de Occidente, el
derecho islámico de toda la vida”, afirma García, autor además de
Historia del Sahara y su conflicto. “No hay contratos, son sociedades
ágrafas. Pero el rey Hassan dijo que los notables de las kabilas acudieron a
afirmar su sumisión. Ahí conectó en parte con el
mundo
árabe, al aludir a los cimientos de la justicia islámica”.
El politólogo Manuel Monereo destaca que el peso de la actual
configuración mundial sobrepasa a los argumentos históricos. “El pueblo
saharaui existe, es muy pequeño y está en un territorio muy grande”, declara
a Sputnik. “Pero en este momento las razones históricas cuentan poco ante las
razones geopolíticas; el mundo que vio surgir al Polisario y el mundo de
hoy son absolutamente diferentes”.
El Sahara Occidental en el tablero
geopolítico
Para Monereo, la problemática del Sahara Occidental representa un
ejemplo claro de cómo puede ser la resolución de un problema complejo entre lo
que él denomina “la idealidad y la realidad”.
“Y la realidad es que Marruecos es una pieza estratégica fundamental en el
terreno geopolítico con una importancia fundamental para la política exterior de
España”, afirma, señalando la plaza de soberanía española en el entorno marroquí
con Ceuta, Melilla y Canarias. “Y Marruecos”, prosigue, “que es un país en
continuo crecimiento y rearme, es un aliado estratégico de Francia y, sobre
todo, EEUU”.
“Marruecos cumple un papel
fundamental para España y la UE, ejerciendo de primera barrera
contra la inmigración, si bien ahora
la UE la emplaza en el Sahel”, explica este exparlamentario
de Unidas Podemos, para quien la problemática del Sahara Occidental cabe
también insertarla “en el conflicto histórico entre marroquíes y
argelinos con el apoyo masivo de estos últimos a la causa saharaui”. En su
opinión, el contexto se complementa con “la crisis en el campo socialista y
la caída del muro de Berlín, que perjudicó mucho a los saharauis y sus
reivindicaciones históricas”.
Monereo no cree que la orientación socialista y laica del Frente Polisario
le privara de aliados. “La pieza estratégica fundamental es Marruecos”,
subraya, recordando que en los años 80 los fundamentalistas islámicos ganaron
las elecciones en Argelia, desatándose en la práctica una guerra civil allí.
“Por eso la relevancia de Marruecos cobró todavía más peso, como un
Estado
islámico moderado, con un estilo ‘democrático’. Es decir, la coyuntura
histórica perjudicó mucho a los intereses del Polisario y fue
revalorizando a Marruecos”.
Es la razón geopolítica la que se impone a otras consideraciones, dice, como
el hecho de que la mujer goce en los territorios administrados por el Frente
Polisario de una posición casi única en el mundo árabe. “Poco
importa que el Polisario sea laico y pueda conectar con el feminismo
hegemónico en Occidente”.
El papel de España
En la sociedad española sigue vigente un apego emocional con la causa
saharaui, un sentimiento extendido en la década de los 70 a favor del derecho de
este pueblo a la autodeterminación. Para el historiador Alejandro García,
este apoyo se da principalmente “en la gente mayor de 50 o 60 años”. “Los
jóvenes de hoy están absolutamente ajenos al tema”, afirma. “Es fácil
conectarse a él, pero ha salido fuera de los medios de comunicación”.
“En los años 70 el apoyo en
España a la causa saharaui era absolutamente transversal, no solo constreñido al
ámbito de la izquierda, sino también dentro del territorio democrático de un
país que se estaba abriendo.”, resalta Monereo. “Incluso había hombres de
Estado muy comprometidos, como el coronel Luis Rodríguez de Viguri
[secretario general del Gobierno del territorio hasta la salida de España], que
apoyaban las resoluciones de la ONU. Es decir, al menos una parte del
régimen
franquista consideraba aquello una injusticia y un abandono injustificado”.
Marruecos aprovechó el vacío de poder en España durante los
estertores de Franco y su régimen. “Sacó rédito estratégico”,
subraya este politólogo. “Franco agonizaba y el ministro de Exteriores Solís
Ruíz pactó la paz en las condiciones que quería Marruecos”.
¿Facilitó el rey Juan Carlos la ocupación del territorio?
El 6 de noviembre de 1975 se escenificó la ocupación marroquí del Sahara
Occidental mediante la llamada Marcha Verde, un contingente de
cientos de miles de civiles que penetró unos kilómetros en el territorio
plantándose ante las tropas españolas, que no detuvieron el avance ni lo
reprimieron, pues todo había sido pactado previamente.
Y el 14 de noviembre se suscribieron los Acuerdos Tripartitos de Madrid, por los
que España cedió la administración del territorio a Marruecos y
Mauritania. Según declaró el historiador saharaui Emboirik Ahmed
durante unas jornadas organizadas por la publicación Cuarto Poder y el
Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea,
Juan
Carlos de Borbón “selló la traición” en 1975 con su firma en esos
acuerdos.
El eurodiputado Miguel Urbán fue más allá en su análisis y afirmó
que “Juan Carlos I utilizó al Sahara como moneda de
cambio para asegurar la restauración borbónica”. Sin embargo, los expertos
consultados se muestran más cautos, pues este asunto “está sujeto a
especulación”, como declara Alejandro García.
“Yo no creo que el tema del Sahara tuviera que ver con la entronización de
Juan Carlos”, añade Manuel Monereo. “No hay relación
causa-efecto. El régimen de Franco era muy centralista en sus decisiones,
Juan Carlos no las tomaba”. Este politólogo recuerda que Franco era un
“africanista” y conocía bien el tema, aparte de sus lazos con Marruecos. “El
ministro de Defensa marroquí Mohammed Ben Mizzian había sido teniente
general del Ejército Español. Es decir, el jefe de las tropas marroquíes era
amigo personal suyo. Así que tenía que saber cómo estaba el tema, pero el rey
Hassan aprovechó el momento durante la enfermedad de Franco”.
“No hubo una visión y el ambiente se contagió de la mala política colonial
en general, como sucedió con la salida de Guinea Ecuatorial unos años antes”.
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