Pueblos: Bolivia va emergiendo, Guatemala en crisis (III)
Por Orestes Martí.
Las Palmas de Gran Canaria 2020-11-26
Publicado en esta serie
Bolivia va emergiendo, Guatemala en crisis
√
Primera parte
√
Segunda parte Hasta el presente, hemos hecho énfasis en el Estado
Plurinacional de Bolivia a partir del triunfo popular obtenido por el MAS en el
último proceso electoral; por consiguiente hoy solo vamos a informar a nuestros
amables lectores -sobre Bolivia-, que los militares consideraron
“desconcertante” la detención de un comandante por una de las masacres
contra la población civil.
En efecto, según el sitio Sputnik, “la declaración fue leída a la prensa por
el comandante en jefe de las FFAA, general Jaime Zabala, al día siguiente
de que un fiscal de Cochabamba (centro)
ordenara la aprehensión del alto mando de la guarnición militar de ese
distrito, general Alfredo Cuéllar, el primer uniformado procesado por
la violencia política del año pasado”.
Veamos ahora un interesante artículo de
Francisco
Herranz publicado en la Sección
FIRMAS del Sitio de
Sputnik, titulado “¿Por
qué se ha levantado el pueblo de Guatemala?”
Nada es como parece en la crisis socio-institucional
que zarandea a Guatemala. Ni tan siquiera está claro quiénes estuvieron
realmente detrás del asalto y posterior incendio del Congreso, el máximo órgano
legislativo de esta república centroamericana.
Los diarios y los informativos de medio mundo han repetido desde el pasado fin
de semana las lamentables imágenes que mostraban cómo
llamas aparatosas salían de las ventanas de la sede parlamentaria,
situada en el centro de Ciudad de Guatemala, después de una manifestación
contraria al Gobierno del presidente Alejandro Giammattei, quien
sólo lleva 10 meses en el poder. A primera vista, todo apuntaba a la violencia
de los manifestantes, pero un examen más minucioso de los hechos y las
circunstancias ofrece otra posibilidad completamente distinta.
Responsables
En primer lugar, la seguridad en los alrededores del Parlamento era más bien
escasa, aunque era tan evidente que el sábado 21 de noviembre iba a vivirse una
nueva ronda de protestas que la dirección general del Congreso informó el
viernes 20 a los diputados y diputadas de que cerraba sus dependencias “como
medida de resguardo al Patrimonio Cultural de la Nación y de seguridad para los
dignatarios”.
Sin embargo, como informó el diario
digital guatemalteco soy502.com, “no hubo cordones de seguridad ni bloquearon
varias cuadras, como en otras ocasiones”. En su lugar, pocos agentes de la
Policía Nacional Civil (PNC) protegían la zona del Congreso cuando
arribaron los supuestos manifestantes enmascarados y organizados, y tampoco
intervinieron cuando éstos realizaban actos vandálicos, haciendo pintadas en las
paredes y provocando el incendio. Hay imágenes en las redes sociales que
atestiguan estos extremos. También circula por Twitter un vídeo en el que
se ve a efectivos de la PNC cómo sacan armas de una alcantarilla próxima al
Palacio Legislativo. ¿No es todo muy extraño?
Miembros del principal partido opositor, la Unidad Nacional de la Esperanza
(UNE), denunciaron que entre los manifestantes había “infiltrados” y
explicaron, incluso, que el Gobierno contrató a pandilleros para que se
mezclaran entre los estudiantes de la Universidad San Carlos, la más
antigua de Centroamérica. Los representantes de la UNE afirmaron que esas
personas fueron quienes activaron el vandalismo y los desórdenes para
deslegitimar así las protestas que hasta entonces estaban siendo pacíficas.
Los hechos
La chispa que provocó la manifestación ciudadana fue la aprobación por los
congresistas del Presupuesto de la República para 2021. El proyecto de
las cuentas del Estado reducía las partidas para sanidad y educación. Resultaba
vergonzoso comprobar que se estaban restando cientos de miles de quetzales — la
moneda nacional guatemalteca — a los programas nutricionales infantiles,
precisamente en un país donde más del 50% de sus habitantes vive en niveles de
pobreza. También disminuían las provisiones para la universidad pública, la
atención materno-infantil o el tratamiento del cáncer. Un escándalo en toda
regla..
Por si todo esto no fuera suficiente
agravio, el presupuesto se aprobó por el pleno con demasiadas prisas, sin el
oportuno análisis y durante una sesión maratoniana. Todo este cúmulo de
provocaciones activó la rabia de quienes buscan terminar, de una vez por todas,
con el “pacto de los corruptos”, una alianza entre políticos, empresarios
y narcotraficantes que han dirigido Guatemala hasta la renuncia del
presidente Otto Pérez Molina, en 2015, cuyas acusaciones de
corrupción desembocaron en su encarcelamiento.
Finalmente, la Junta Directiva del Congreso, dominada por la alianza
oficialista de Giammattei y su partido de centro derecha Vamos, suspendió
la tramitación de los polémicos presupuestos. Según los expertos locales, ese
paso sería un acto ilegal, pues es competencia exclusiva del pleno del
Legislativo. ¿Por qué no actuó antes la cúpula del Parlamento?
Toda esta irresponsabilidad ha caldeado los ánimos de una población hastiada de
corrupción e incompetencia, golpeada por las consecuencias del coronavirus y de
dos huracanes seguidos: Eta y Iota, que dejaron un reguero de
muerte y estragos en la primera quincena de noviembre.
Malas praxis
La gestión de la pandemia ha sido nefasta. Desde marzo, con la primera
oleada de infectados, el Parlamento dispuso una inyección de dinero a los
presupuestos de 2020 para auxiliar a los compatriotas más afectados
económicamente por el hundimiento de la actividad productiva. Una de las medidas
estrella fue el llamado Bono Familia que llegó a miles de personas que
no eran ni pobres ni vivían en Guatemala. Un desastre
Como bien apunta la diputada
opositora Lucrecia Hernández Mack, del Movimiento Semilla,
de ideología socialdemócrata, el Congreso guatemalteco “ha perdido
legitimidad” y “la confianza” del ciudadano. Exministra de Salud
Pública y Asistencia Social entre 2016 y 2017 con el gobierno del presidente
Jimmy Morales, ella cree que la Junta Directiva “lo ha hundido más
con sus reuniones secretas, negocios bajo la mesa, intolerancia y legislando
contra el pueblo”. Hernández Mack es hija de la antropóloga Myrna Mack,
asesinada en 1990 a puñaladas por un escuadrón de la muerte de las Fuerzas
Armadas de Guatemala.
Dentro del Ejecutivo nacional existen diferencias internas que cada vez son más
profundas. El vicepresidente Guillermo Castillo vio “exagerada” la
invocación de Giammattei a la Carta Democrática Interamericana de la
Organización de Estados Americanos (OEA) como respuesta al vandalismo,
porque, en su opinión, el pueblo “ya no da los golpes de Estado”.
Castillo subrayó en una entrevista
que pidió al presidente que compareciera el viernes 19 de noviembre por
televisión, pidiendo diálogo, y que incluso le solicitó que ambos renunciaran a
sus respectivos cargos para aflojar así la fuerte tensión social. “Se lo
pedí, pero no quiso”, añadió. La propuesta de Castillo incluía la creación
de una comisión de notables guatemaltecos, liderados por las iglesias católica y
evangélica, que propondrían una terna al Congreso para renovar la jefatura del
Estado.
El vicepresidente también admitió que la quema del Palacio Legislativo
“genera dudas”. Tanto él como Giammattei estaban ya enfrentados con
anterioridad, a consecuencia de la creación, por el presidente, de un ente
estatal llamado Centro de Gobierno, denunciado por inconstitucional por
duplicar funciones de varios ministerios, no rendir cuentas y limitar las
competencias del vicepresidente.
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En los últimos minutos de la tarde del viernes 20 de noviembre recién pasado, el
Vicepresidente guatemalteco Guillermo Castillo, llevó a cabo una solitaria
conferencia de prensa, en la cual sugirió al presidente Giammattei la renuncia
de ambos.
Red FICP Canal de la Red de la Federación Internacional de Comunicadores Populares ESTA ES UNA PUBLICACIÓN DE LA RED DE LA FEDERACIÓN INTERNACIONAL DE COMUNICADORES POPULARES (RedFICP)
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