Cuba: Historia, Cultura y Revolución Por Orestes Martí
La historia no es molde que se amolda a nuestras manos caprichosas. Ni cabe, en obra severa, fantasear sobre motivo histórico.
José Martí (cuadernos de apuntes, t 21, p 120) | ||||||||||||
Plaza del himno, en la ciudad cubana de Bayamo
BAYAMO Y EL HIMNO NACIONAL DE CUBA
26 octubre, 2011 por verbiclara Motivado por la lectura del artículo Las bayamesas, de Bladimir Zamora, que publicáramos el pasado 20 de octubre en ocasión del Día de la cultura cubana, el amigo Roberto Domínguez nos ha hecho llegar este capítulo de su libro en preparación Canarias y la Independencia de Cuba. 3.5 Bayamo y el himno nacional de Cuba El 18 de octubre de 1868, Carlos Manuel de Céspedes inició el ataque mambí a Bayamo. El asalto a esta ciudad oriental fue una de las primeras acciones que siguieron al alzamiento del ingenio La Demajagua El día 20, las tropas mambisas, al mando del líder de la revolución de Yara, ocuparon la ciudad de Bayamo, en lo que constituyó el primer triunfo de las fuerzas revolucionarias frente al colonialismo español. Aquí quisiera hacer un alto, para referirme a las “versiones” que existen sobre el Himno Nacional de Cuba. Todos los autores coinciden en que el 11 de junio de 1868, en la Iglesia Parroquial Mayor de Bayamo, la orquesta dirigida por el músico Manuel Muñoz Cedeño interpretó por vez primera la música de lo que posteriormente devendría himno nacional de Cuba. En efecto, la historiografía recogió —aunque como de costumbre, sin divulgarlo debidamente— que la música del Himno de Bayamo, estrenada públicamente aquél día, surgió primero y la letra después. También en la Historia de Cuba, la versión más extendida ha sido que el patriota Francisco Maceo Osorio le dijo a Pedro Figueredo (Perucho) en una fecha no precisada del año anterior (1867), en medio de los preparativos independentistas: “A ti, que eres músico, te toca componer nuestra Marsellesa”. Recientemente, llegó a mi poder, un escrito [3.2] según el cuál, parece que “la verdadera historia sobre el himno, es como sigue”: … “En la madrugada del 14 de agosto de 1867, en el séptimo cuarto de su casa de dos plantas, Figueredo se sentó ante el piano y tras ardua labor completó la obra; es decir, la música. Después la dio a conocer a unos 70 revolucionarios reunidos en su morada… ¿Y la melodía no tenía letra?, se han preguntado más de una vez historiadores e investigadores a lo largo del tiempo. Probablemente, se puede responder con toda lógica……. Para reafirmarlo, cabe recordar los testimonios de su yerno Carlos Manuel de Céspedes (hijo) quien señaló a periódicos extranjeros que Pedro Figueredo tenía la letra desde mucho antes de su estreno… En ese hilo, parece indiscutible que su esposa, la poetisa Isabel Vázquez Moreno, lo ayudó a elaborar el vigoroso texto guerrero. Esta mujer —hermana de Luz Vázquez, aquella que inspiró la primera canción trovadoresca de Cuba (nombrada también la Bayamesa) — aún no ha sido colocada en el sitial que merece… Perucho entregó las partituras de su creación al músico Manuel Muñoz, cercano vecino suyo, quien la instrumentó con su orquesta. Este, en mayo de 1868 les presentó la orquestación a Figueredo y a Francisco Vicente Aguilera y ambos quedaron encantados con el montaje… Después vino el escándalo: con la anuencia del padre católico Diego José Baptista, un verdadero patriota, la música fue estrenada en medio de las celebraciones del Corpus Christi en el púlpito de la Iglesia Parroquial, frente a las propias autoridades españolas y el mismísimo gobernador de Bayamo, el teniente coronel Julián Udaeta. Inmediatamente el militar calificó de subversiva la obra y echó el ojo al “revoltoso” Perucho… Así la melodía se hizo célebre en la ciudad, rebelde por tradición, y esa popularidad continuó levantando ronchas en las fuerzas de la metrópoli. Sobre ese tópico escribió Martí años después en Patria: “La Bayamesa se tocaba por las bandas criollas de la localidad, se cantaba por las damas y se tarareaba por los muchachos de la calle”… Si la música creó tanto revuelo es fácil deducir que Perucho, cautelosamente, no quiso que la letra fuera conocida por la mayoría y solo la hizo saber a un grupo íntimo de independentistas”… Aquí me detengo otra vez, antes de hacer referencia a la segunda parte de esta nota. Porque todos sabemos la hasta ahora “historia oficial” o al menos la más generalizada que dice que la alegría del momento, aquel 20 de octubre, motivó que el pueblo comenzara a tararear la melodía de la marcha revolucionaria que había compuesto el patriota Figueredo, entonándose así, por primera vez “La Bayamesa”, que luego se convertiría en el Himno Nacional de Cuba, para después de la toma de la ciudad de Bayamo, y a lomo de caballo, Perucho escribió los versos del himno de la patria [3.3], que fueron circulando de mano en mano y entonados por una multitud enardecida. Según el escrito que tengo en mi poder: “el gran día también ha sido pintado ya por los historiadores. Aún se tiembla, como redactaría el Maestro, de repasar aquellas escenas maravillosas: el Teniente General, Pedro Figueredo, Jefe del Estado Mayor General del Ejército Libertador venía, lleno de pólvora, con el sombrero en la mano, de rendir el cuartel de Infantería…. Entró como una aparición al centro de la ciudad con su alazán, que soltaba “sangre por los ijares y espuma por la boca”. Al poeta lo rodeaban Carlos Manuel de Céspedes (hijo), el capitán Antonio Bello, y sus hijos Gustavo y Candelaria Figueredo, la hermosa abanderada de esas fechas… Se detuvo en la convergencia de dos plazas, cerca de la iglesia mayor y allí, sentado al lomo del corcel, ante miles de personas frenéticas por haber logrado el triunfo sobre España, arrancó una cuartilla y memorizó el texto…. La letra fue cantada a voz ronca con el fondo musical de la orquesta de Muñoz que en una esquina tocaba el instrumental conocido públicamente desde junio. Se presume que fue posible hacer el coro gigante porque muchos, en el frenesí, arrebataron la hoja a Perucho y copiaron los versos guerreros de las dos primeras estrofas… Ahora bien, no existen muchas páginas sobre la historia posterior… Se conoce que enseguida surgieron varias versiones de la composición y alguna llegó a aparecer tempranamente, el 22 de octubre de 1868, en El Cubano Libre, el primer periódico independentista de Cuba, con sede en la Ciudad Antorcha… Cinco días después el mismísimo Perucho envió a ese órgano un texto autógrafo de su obra, auténtico canto de guerra. Constaba de seis estrofas… Días más tarde, el 8 de noviembre, 12 bayamesas, seis blancas y seis negras, cantaron el Himno en el atrio de la iglesia principal, algo que lo afianzó entre los revolucionarios… Luego, en los campos de batalla, fue cantado incontables veces, aunque ninguna Constitución insurrecta legisló nada al respecto. En una ocasión se interpretó al piano en la manigua por la camagüeyana Adela Morell… Perucho siempre lo llamaba “La Bayamesa” con el subtítulo “Himno Patriótico Cubano”. También empezó a llamársele Himno de Bayamo… En junio de 1892 se publicó en Patria, que lo volvió a reproducir el 21 de enero y el 14 de octubre de 1893, en un claro intento del Héroe Nacional de que las generaciones nuevas lo conocieran… Fue en la Asamblea Constituyente del 5 de noviembre de 1900 en que se aprobó adoptarlo como símbolo patrio.
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sábado, 20 de octubre de 2018
Cuba: Historia, Cultura y Revolución Por Orestes Martí
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