lunes, 30 de diciembre de 2019

Año viejo y año nuevo. Cronos y yo. Por Orestes Martí.

 
Año viejo y año nuevo. Cronos y yo.
Por Orestes Martí.

En el libro “Nuestros abuelos canarios” (tomo I de la trilogía del mismo nombre) el autor utiliza al personaje de Cronos para presentar a los lectores experiencias vividas y por vivir, en escenarios virtuales y reales...

El libro va concluyendo con la cita “Esas fueron las últimas imágenes que vio y las palabras que escuchó del viejo personaje que había comparado con “Cronos”, antes de que éste se fuera desvaneciendo, de la mano de la etérea Catalina, con su eterna flor blanca en la mano, llevándose aquel libro de más de 100 años de antigüedad, del que había leído aquellas palabras que, según su autor Allan Kardec, le habían sido dictadas directamente por Espíritus desencarnados”…..

Además de “la etérea Catalina” el autor tuvo otras influencias y referencias no recogidas en el libro pero que sin dudas estaban presentes al momento de escribirlo; como la respuesta recibida de cierto cercano personaje -quien fuera su guía y maestro- a la pregunta “¿Qué es el tiempo?: El tiempo es la medida relativa de los hechos transitorios”

Ya estamos muy cerca de concluir un año (2019) y de iniciar otro (2020) en el universo en que nos ha tocado vivir en esta dimensión que según los científicos pudiera ser solo una de nueve posibles.

Algun@s amig@s se apresuran a enviar sus felicitaciones y buenos deseos, utilizando para ello todos los medios a su alcance, incluyendo -¿como no?- las siempre presentes redes sociales.




Otr@s lo hacen con “Reflexiones”

… y otr@s nos recuerdan ciertos “pensamientos martianos”

-“Como en todas las grandezas reales, el tiempo las aumenta, no las apaga”
-No debe perderse el tiempo en intentar lo que hay fundamento harto para creer que no ha de ser logrado”
-Son los tiempos como revueltas sementeras, donde han abierto surco, y regado sangre, y echado semillas, ignorados y oscuros labriegos”
-Los tiempos no son más que esto: el tránsito del hombre-fiera al hombre-hombre. ¿No hay horas de bestia en el ser humano, en que los dientes tienen necesidad de morder, y la garganta tiene sed fatídica, y los ojos llamean, y los puños crispados buscan cuerpos donde caer?. Enfrentar esta bestia, y sentar sobre ella un ángel, es la victoria humana.”

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