Por Giraldo Mazola*
Aparte de mi vocación frustrada de
ser médico tengo una instintiva atracción por las informaciones sobre
afecciones en los oídos pues cuando me torturaron en el desaparecido Buró de
Investigaciones en 1958, con lo que entonces se denominaba “teléfono” que
consistía en que mientras el comandante Medina te sentaba frente a él y te
preguntaba por tal o cual cosa, un fornido energúmeno se acercaba por detrás y
te golpeaba simultáneamente con sus manazas por ambos lados de la cara para de
esa forma afectarte los oídos.
Te aturdías completamente, te caías,
perdías el equilibrio, el sentido de la dimensión y la coordinación y en el
suelo no atinabas a cubrirte bien de unas patadas subsiguientes y cuando
tratabas de levantarte calculabas mal el lugar de la silla en la que pretendías
erguirte.
Durante unas semanas después en el
Vivac me supuraba el oído izquierdo. Al concluir la guerra un especialista me
examinó y me vaticinó que perdería inexorablemente la audición de ese oído.
Eso me lo ratificó el dolor
fortísimo que sentía en ese oído al tomar aviones cuyos sistemas de
presurización no eran perfectos en esos años.
Por algo que desconozco en otro examen
años después se comprobó que mi audición de ese oído era mejor que la del otro
y la cicatriz que debía existir en la membrana del tímpano no era visible. Por
ello me convertí en un asiduo lector de asuntos relacionados con lesiones
auditivas.
Al iniciarse esta inusual campaña
sobre los “daños auditivos” que se habrían producido en un grupo de
diplomáticos norteamericanos en Cuba, independientemente de la obligatoriedad
de seguir atentamente tales noticias debido a mis funciones como diplomático
cubano, mi antecedente personal con el tema, hizo que buscara otros
detalles de la referida “agresión acústica”.
Teniendo en
cuenta la extensa fabricación de falsos hechos utilizados por el gobierno
norteamericano para justificar su más extensa lista de agresiones, mi primera
reacción fue y sigue siendo que se trata de otra nueva y sin dudas original
manipulación para llevar a cabo su propósito de revertir el curso actual de las
relaciones
Dada la extensa fabricación de
falsos hechos utilizados por el gobierno norteamericano para justificar su más
extensa lista de agresiones, mi primera reacción fue y sigue siendo que se
trata de otra nueva y sin dudas original manipulación para llevar a cabo su
propósito de revertir el curso actual de las relaciones entre ambos países.
Quienes volaron su acorazado Maine
en la bahía de La Habana con dos tercios de sus tripulantes a bordo para
iniciar la primera guerra inter imperialista o inventaron el incidente del
golfo de Tonkín para desatar la agresión contra Viet Nam tal y como es
objetivamente impugnable al leer los informes desclasificados de la CIA, o
quienes pese a los informes de instituciones internacionales que revisaron
palmo a palmo el territorio iraquí asegurando que no poseía Saddam Hussein
armas de destrucción masiva, atacaron y ocuparon ese país sin que aparecieran,
era de esperar que intentaran encubrir sus actuales decisiones de alterar sus
relaciones con Cuba.
En su discurso
ante la ONU, el Canciller Bruno Rodríguez fue enfático al declarar
que Cuba ha cooperado con Estados Unidos para realizar una investigación al
respecto y, sin embargo, no ha recibido datos sobre los síntomas concretos ni los
cubanos han podido examinar a los diplomáticos afectados.
Luego, en la reunión sostenida, a
propuesta de la parte cubana, con el secretario de Estado, Rex Tillerson, le
advirtió de no tomar decisiones apresuradas que no se sustenten en evidencias
ni en resultados investigativos concluyentes, lo instó a no politizar un asunto
de esta naturaleza y le reiteró la solicitud de cooperación efectiva de las
autoridades estadounidenses para llevar a buen término la investigación en
curso sobre los alegados incidentes con diplomáticos de EE.UU. en La Habana.
Enfatizó que el Gobierno de Cuba no
tiene responsabilidad alguna en los alegados hechos y cumple seria y
rigurosamente sus obligaciones con la Convención de Viena sobre Relaciones
Diplomáticas de 1961, en lo que respecta a la protección de la integridad de
los agentes diplomáticos acreditados en el país y sus familiares, sin
excepción.
Sin embargo tres días después de
dicha reunión decidieron retirar aproximadamente un 60 por ciento de su
personal diplomático de Cuba y advirtieron a los viajeros norteamericanos que
no deben visitar la isla debido a “ataques específicos” que han lesionado a los
enviados estadounidenses.
Y tras esa medida, en una escalada
evidentemente política decidieron pedir el retiro de 15 diplomáticos
cubanos de Washington.
Pareciera que la retórica anticubana
vuelve a estar de moda tras la llegada a la Casa Blanca de un Gobierno
republicano.
No es un secreto que la embajada de
EE.UU. en Cuba y las de todo el planeta han sido siempre albergue de agentes de
sus servicios secretos encubiertos como diplomáticos y por ahí pueden venir los
tiros.
La causa de los incidentes o ataques
acústicos parece comenzar a develarse.
Apareció una noticia en Estados
Unidos donde un funcionario de la NASA, que pidió no ser identificado, informó
que la agencia (así denominan a la CIA) estaba preparando una demanda contra la
American Technology Corporation, fabricante de los equipos LRAD-RX que utilizan
en La Habana para comunicarse con sus agentes.
La demanda está fundamentada
principalmente en la afectación auditiva que dichos equipos han causado a
un grupo de funcionarios y familiares de los mismos. Según el funcionario
de la NASA, los equipos fueron adquiridos hace menos de un año.
Los funcionarios de la American Technology
Corporation entrenaron a los que se encargarían de utilizarlos pero nunca
dijeron que dichos equipos podían causar problemas auditivos.
La demanda incluye la compensación
económica por los daños recibidos a los que operaron los equipos y los familiares
afectados. (Una tentación muy grande aún para los más disciplinados agentes)
En cuanto se conocieron los problemas auditivos de los
operadores, la NASA ordenó no continuar utilizando el LRAD-RX pero esto
implicó un cambio inmediato en los medios de comunicación con la agentura,
lo cual requirió un gasto en la utilización de otras vías, que no
estaba en su presupuesto.
El problema se ha complicado por la penetración del
mar en la Embajada estadounidense en la Habana, debido al huracán Irma, ya que
una parte del equipamiento quedó bajo las aguas del mar y aunque se había
planificado el viaje a Cuba de un número de técnicos y especialistas para
verificar las condiciones de los equipos, ahora se considera el viaje no tiene
sentido.
En estos momentos se limitó el acceso del público a la
Embajada para
desmontar los equipos y envíalos a Estados Unidos para que, si es posible, sean revisados.
desmontar los equipos y envíalos a Estados Unidos para que, si es posible, sean revisados.
Los expeditos y locuaces voceros de la Casa Blanca o
del Departamento de Estado que hablan de todo no la han comentado ni siquiera
cantinfleando como muchas veces.
Sin embargo en mi barrio se decía: Verde y con puntas…
¡guanábana!.
*Actualmente Embajador de Cuba en
Namibia
No hay comentarios:
Publicar un comentario