El control mundial de la información
EEUU, la Unión Europea y Japón controlan el 90% de la información de todo el
planeta. 5 agencias de países enriquecidos distribuyen el 96% de las noticias en
el mundo. En América Latina, 90 de cada 100 palabras de información proceden de
4 agencias de países del Norte.
El Sur es modelado según los intereses del Norte. La fijación de un “pensamiento
único” impuesto desde las élites económicas y políticas mundiales redunda en la
concepción de un único mundo posible, con un único sistema económico viable. Y
los países empobrecidos o del Tercer Mundo sufren una evidente paradoja: la
información que les sirve para entender el mundo es fabricada en los mismos
centros de poder económico y político responsables de su saqueo y su
dependencia.
Seis grandes grupos empresariales, 4 de ellos de EEUU y 2 de Europa, concentran
las principales cadenas de televisión, emisoras de radio, periódicos, revistas,
editoriales, productoras de cine, agencias publicitarias, discográficas y otras
empresas de comunicación. Son los gigantes de la comunicación, poderosas
maquinarias en manos de una élite económica, que ejercen el control mundial de
la información y son creadores de matrices de opinión pública, patrones de
conducta, valores y estilos de vida. Este reducido y selecto club ofrece una
información homologada y uniformada coincidente con una visión del mundo que
legitima sus intereses.
Para el politólogo y semiólogo estadounidense Noam Chomsky, el camuflaje del
papel propagandístico de los grandes media radica en su falsa “libertad” e
“independencia”. Estas cortinas ocultan los filtros que discriminan la
información publicable o emitible de la que no lo es. Son los sofisticados
filtros de la censura moderna:
1. La propiedad. Los medios son, básicamente, grandes concentraciones
empresariales. Sus mensajes y códigos reflejan sus intereses de clase, ideología
y valores, e imponen una férrea censura sobre los contenidos críticos. Para
acceder al mercado de la “libertad” informativa son necesarias importantes
inversiones, inalcanzables para los medios alternativos, que quedan marginados a
ámbitos de escasa influencia. Desde una aparente “pluralidad” de fuentes y
medios, los mensajes y códigos de los grandes media reflejan los intereses de
las élites económicas y la ideología del sistema capitalista mundial.
2. La publicidad. La dependencia económica de la publicidad impone un segundo
instrumento de censura de aquellos contenidos informativos contrarios a los
intereses de los grandes anunciantes.
3. Las fuentes de información. La mayor parte de la información difundida en el
mundo procede de unas pocas agencias de prensa, propiedad de corporaciones
privadas o de gobiernos muy poderosos, así como de supuestos “gabinetes de
expertos”, financiados para defender los intereses e ideología de las élites
mundiales.
4. Las críticas orientadas. Los grandes medios introducen críticas medidas y
polémicas sobre aspectos no esenciales del sistema, que aportan una aparente
“pluralidad”. El debate, sin embargo, se mantiene en los límites adecuados,
silenciando aquellas voces que plantean alternativas contrarias al modelo
capitalista.
Con información de
Pascual Serrano
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