8 de octubre de 2017
Foto: Juvenal Balán
Durante al acto por el aniversario 50 de la caída combate del Che y sus compañeros, intervino Miguel Díaz-Canel, primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros
Con emoción profunda asistimos a este sagrado espacio de la Patria para rendir homenaje a los protagonistas de una de las gestas internacionalistas de mayor significación, ejemplo de la lucha por liberación de los pueblos sumidos en el imperialismo. La epopeya que escribiera el comandante Ernesto Guevara y su pequeño pero aguerrido ejército en los 11 meses de campaña de en Bolivia conmueve hoy a los hombres y mujeres sensibles de todo el mundo, señaló el miembro del Buró Político del Partido y primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz Canel- Bermúdez.
Recorrer los parajes donde se debatió entre la vida y la muerte, firme en su compromiso redentor, nos muestra su altruismo, la profundidad de sus convicciones, su estirpe, su dimensión revolucionaria e internacionalista, agregó.
«Conmemoramos hoy el 50 aniversario de su caída en combate, ocurrida el 8 de octubre de 1967. Sin rendirse, después de una heroica resistencia, herido e inutilizada su arma, pudo ser capturado. No de detuvieron sus captores ante la dignidad y decoro de su estirpe revolucionaria y fue vilmente asesinado; pero de aquellos asesinos la historia solo recuerda su cobardía, en cambio el ejemplo colosal del Che perdura y se multiplica día a día».
Fidel, recordó Díaz-Canel, al dar a conocer la amarga y dolorosa noticia al pueblo de Cuba, lo calificó con toda exactitud como el más extraordinario de nuestros compañeros de la Revolución.
A sus características personales, aunaba convicciones y valores forjados en la lucha, que lo convertían sin idealizarlo en un excepcional revolucionario, un especial hombre con una manera muy original de enfrentar la vida, agregó.
Fidel, Raúl, Almeida, Camilo, Ramiro, otros compañeros de la lucha guerrillera y de trabajo, y el pueblo cubano, apreciaron y distinguieron en Ernesto su sencillez, sinceridad, compañerismo, su temeraria disposición para hacer siempre los más difícil, su prestigio como jefe, maestro y artista de la guerra revolucionaria, infatigable en su entrega y su disposición de luchar hasta vencer o morir por la libertad de los pueblos, refirió en su discurso el primer vicepresidente cubano.
El Che no ha muerto como querían sus asesinos, dice. Su figura se agiganta en el tiempo cuando nuevas generaciones de cubanos, al crecer bajo su signo y el de su legado, descubre, reconocen y asumen su paradigma de revolucionario. Hacen suyo su constante llamado a la consagración al estudio, al trabajo y al cumplimiento del deber. Su modelo de hombre altruista se convierte en un ideal a seguir.
Como dirigente y como ministro, el Che fue capaz de aplicar en la industria nuevos métodos de dirección, de comprometer a sus subordinados con su ejemplo y con un riguroso sistema de control y de disciplina. Además, propició constantemente la calificación de los obreros y la superación de los cuadros. Creó fábricas y también formó revolucionarios, expresó Díaz-Canel.
Fue un buscador incesante de las verdades y razones para avanzar en la construcción socialista. Además de jefe y guerrillero, fue un pensador revolucionario, un humanista, un intelectual, comprendió la necesidad de reflexionar sobre la Revolución, el socialismo, la sociedad y el hombre en Cuba, dijo al referirse al Comandante Guevara.
«Se involucró en nuestra historia como héroe del Granma, la Sierra, la invasión y la batalla de Santa Clara, como uno de sus más preclaros y consagrados dirigentes y también como cronista y estudioso de la misma, porque comprendió que la historia es una gran maestra».
El Che nos alertó de que el presente no podía convertirse en el retorno del pasado y que para construir el futuro teníamos que estar siempre unidos, agregó.
Es una realidad –sostuvo– que hoy el Che constituye un gigante moral para personas de diversas edades y para los jóvenes en el planeta que encuentran en su voluntad de acero, en su sentido de honor y la dignidad, en la audacia y austeridad que lo caracterizaron la inspiración para construir un mundo mejor.
«Por eso Fidel, en la velada solemne por su caída, lo presentó como un verdadero modelo de revolucionario, como el hombre nuevo al que debíamos aspirar».
Lo que sí no debemos permitir es que se convierta en una consigna vacía, en simple repetición de palabras; tiene que asumirse por compromiso, por inspiración, por convicción. Hay que darle un verdadero contenido a la exhortación de ser como él, que nos permita asumir cada reto en la vida.
Crecimos sabiéndole asesinado, heroicamente caído, siempre en combate, digno y firme frente a sus captores, con su último pensamiento para Fidel y para este pueblo que lo quiere como un hijo y que tenía la incertidumbre de dónde estaba y con la esperanza de que algún día regresaría, mencionó Díaz-Canel.
«Y regresó, después de una búsqueda intensa, conmovedora, realizada por un formidable equipo de científicos. Sus restos fueron hallados y traídos a la patria del 12 de julio del 1997».
El vicepresidente cubano también recordó las palabras de la hija del Che, Aleidita, y de Fidel en aquella ocasión, cuando sus restos y los de otros combatientes de la guerrilla fueron inhumados en esta plaza hace 20 años.
Por otra parte, señaló, vivimos en un mundo colmado de contradicciones e incertidumbres, en una coyuntura caracterizada por crecientes amenazas a la paz, donde predominan poderosos intereses de dominación, se atenta contra la supervivencia de la especie humana, donde el orden económico es injusto y excluyente. En este estado de crisis el capitalismo neoliberal trata de expandirse, convirtiendo los valores de lo pueblos en algo antiguo y no necesario.
Lo que sucede en América Latina es ejemplo de estos procesos colonizadores, y en el caso de nuestro país expresan el marcado interés de una reconquista política y económica que abra paso al capitalismo brutal, sostuvo el miembro del Buró Político.
En la hermana república de Venezuela intereses políticos tratan de impedir el libre ejercicio de la determinación de los venezolanos y Estados Unidos aplica injustas sanciones. Pero fieles a nuestra vocación internacionalista, una vez más reiteramos la disposición de Cuba al pueblo bolivariano y chavista y al gobierno que encabeza Nicolás Maduro, dijo.
«En conjunto, estos acontecimientos son una clara muestra de lo que dijera el Che de que no se puede confiar en el imperialismo pero ni tantico así, nada».
Fieles a su legado y a Fidel, reafirmamos que Cuba no realizará concesiones inherentes a su soberanía e independencia y no negociará sus principios ni aceptará condicionamientos, pues es el pueblo cubano quien decide los cambios, expresó.
Este tradicional homenaje se efectúa por primera vez sin la presencia física de Fidel, recordó.
Fidel y Che estarán siempre presentes porque al compartir sus ideas, el conocimiento profundo sobre las penas del mundo, la rebeldía, el antimperialismo y el latinoamericanismo, ambos, emergen como sólidos robustos e inquebrantables ejemplos para librar las batallas de estos tiempos por la soberanía y la paz de todos los pueblos del mundo, por igualdad de todos los seres humanos, por la justicia social, por la verdadera emancipación y por el socialismo, sostuvo Díaz-Canel.
Consecuentemente, añadió, el legado de sus ejemplos está presente en la actitud de nuestro pueblo durante el paso del huracán Irma y la posterior fase de recuperación, expresión de los valores heredados.
Hoy aquí, desde esta histórica Plaza y Memorial, espacio para comprometer y honrar con resultados y sitio de obligada visita para aquellos que creen, aspiran y luchan por un mundo mejor, podemos afirmar que el ejemplo puede multiplicar voluntades y que el futuro nos pertenece, afirmó.
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