lunes, 26 de agosto de 2019

Trump: “Groenlandia y yo” Por Orestes Martí


Trump: “Groenlandia y yo”
Por Orestes Martí
Recordamos muy a menudo aquellas clases de literatura española de la profesora ariguanabense Catalina Chávez que giraba entorno a la obra “Platero y yo” de Juan Ramón Jiménez y aquél primer párrafo: “Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos”….

En estos días -desconozco el motivo- vino a mi mente el título de esa obra cuando leía algunos datos sobre Groenlandia -ese territorio que según parece es el menos poblado del mundo- e imaginé al Presidente de los Estados Unidos de América Mr. Donald Trump como a Chaplin en el filme “El Gran dictador”, jugando con un globo terráqueo y enumerando las posibles ventajas de “adquirir” mediante compra directa -o por cualquier otra artimaña, que la historia está llena de ejemplos- esa enorme isla ubicada en la zona nororiental de América del Norte, entre el océano Atlántico y el océano Glacial Ártico, políticamente constituida como una región autónoma perteneciente al Reino de Dinamarca.

No pensamos cansar al lector con oníricas e “irreales” reflexiones; preferimos brindarles datos e información y dejar que cada cuál haga las suyas.

A juzgar por lo que escribe el Coordinador de la Redacción Norteamérica de Prensa Latina, Luis Beatón “Trump no está tan loco como parece”; veamos:

Foto PL
“La Habana, (Prensa Latina) El solo hecho de Groenlandia ser depositaria del 10 por ciento del agua del mundo lleva a muchos a pensar que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no está tan loco como parece al lanzar una propuesta de compra de esa isla en el Ártico.
“Si a la riqueza del ‘oro azul’ se suman otros valiosos recursos naturales y consideraciones geoestratégicas de Washington en su permanente lucha contra China, Rusia y otros países, la propuesta de la Casa Blanca pudiera ser entendible.
“Un análisis que publica Mirko C. Trudeau, experto del Observatorio de Estudios Macroeconómicos (Nueva York), sobre la propuesta de Trump plantea que una anexión de la gran mole helada frenaría los apetitos de China y Rusia en el Ártico.
“Agrega Trudeau que otros analistas consideran que ‘con el cambio climático, se abren nuevos espacios que facilitarían la extracción de numerosos materias primas, como hierro, zinc, rubís, uranio, diamantes y agua dulce (el 10 por ciento de la reservas mundiales). También se especula que podría haber petróleo.
“El experto destaca el creciente interés de Washington en las llamadas tierras raras que se usan en las baterías de los coches eléctricos y casi cualquier aparato electrónico con batería, desde el teléfono celular hasta centrales eólicas, pasando por sistemas de defensa militares.
“Esto también se inscribe en la guerra comercial que el gobernante mantiene con China, el primer productor mundial de esos minerales ‘extraños’, ya que la nación asiática procura más del 70 por ciento de esos metales estratégicos y goza de una amplia hegemonía en cuanto a baterías de autos eléctricos.
“Una descripción de la gran isla indica que es la segunda más grande del mundo, un territorio danés autónomo de 2,2 millones de kilómetros cuadrados entre los océanos Atlántico Norte y Ártico, y con 2,5 millones de kilómetros cuadrados de zona exclusiva económica, lo que la convierte en un manjar apetecible para el voraz Trump.
“Pero, en contra de las ideas del mandamás estadounidense está su propia oferta de 100 millones de dólares a los daneses, quiere pagar poco por mucho.
“La primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, fue categórica en su respuesta al magnate estadounidense. ‘Groenlandia no está a la venta. Groenlandia no es danesa. Groenlandia pertenece a Groenlandia’.
“La respuesta hirió el amor propio de Trump. Para quien se considera ‘emperador’ del mundo fue una respuesta ‘desagradable y sarcástica’ y se sintió dolido. ‘No debería tratar así a EE.UU.’, arguyó el mandatario.
“Por otra parte, otros presidentes estadounidenses intentaron expandir a su país hasta la isla, y por ejemplo, en 1946 el presidente Harry Truman ofreció a los daneses 100 millones en oro por Groenlandia, pero Dinamarca rechazó la oferta.
“Pese a los desencuentros, Washington y Copenhague son parte de un tratado de defensa desde 1951, lo que aparejado a creación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) permitió a Estados Unidos construir una base aérea en Thule, a menos de mil 600 kilómetros del Polo Norte, en la costa noroeste de la isla.
“Ese enclave, un puesto avanzado del poderío nuclear del Pentágono, es la única instalación existente al norte del círculo polar ártico y el puerto y base aérea más septentrionales que tiene Washington para caso de que se dispare una disputa armada en el Ártico.
“El Pentágono tiene desplegado en Thule el Duodécimo Escuadrón de Alerta Espacial, que se encarga de la vigilancia antimisiles y espacial mediante un enorme sistema de radar, según explica la página web especializada Defensenews.
“El columnista de Bloomberg Leonid Bershidsky plantea que este avance ‘haría más difícil a Rusia sellar su control de la Ruta del Mar del Norte y aliarse con China para monopolizarla’.
“Esta ruta es la vía marítima más transitada del Ártico y corre por aguas territoriales rusas, desde el mar de Barents, cerca de la frontera con Noruega, hasta el estrecho de Bering, entre Siberia y Alaska.
“El apetito de Trump se justifica, además, porque en la región ártica estimados consideran está el 13 por ciento de las reservas petroleras mundiales aun no exploradas.
“También los groenlandeses son dueños de grandes reservas de ‘tierras raras’, entre otras neodimio, praseodimio, disprosio y terbio, entre otros que incluyen uranio y derivados del zinc, casi todas materias primas esenciales para la producción de tecnologías de la comunicación y energía, como turbinas eólicas, vehículos eléctricos o celulares.
“Sin duda, Trump sabe de negocios esquilmadores y también tiene en cuenta la creciente importancia estratégica de esta remota isla y de la región, aunque sus sueños árticos tendrán que esperar a que los países se vean obligados a vender su soberanía.”

En otro artículo, el sitio ruso Sputnik brindaba más información y su propia visión sobre el tema, en el artículo “¿Negocio redondo? Groenlandia, el país del que ansía apoderarse EEUU”, escrito por Denis Lukyanov; leamos:

© AFP 2019 / Jonathan Nackstrand
“La noticia del deseo de Donald Trump de adquirir Groenlandia pilló desprevenidos a muchos, y no solo en Dinamarca, el país al que pertenece la isla, sino también en EEUU y el resto del mundo. Se habla de la posible compra de la enorme ínsula, pero pocos saben qué repercusiones llevaría aparejadas.
“Localización idónea
“Groenlandia tiene una posición muy peculiar. Legalmente es un país que forma parte del Reino de Dinamarca y tiene un largo historial de relaciones con Europa, si bien geográficamente está en América del Norte.
“Se incorporó a la Comunidad Europea en 1973, pero, una vez obtenida una amplia autonomía, salió de la unión en 1985. La razón principal de esta salida es que Groenlandia estaba en desacuerdo con la Política Pesquera Común. Pese a que no es integrante de la UE, está considerado un territorio especial y los groenlandeses son automáticamente ciudadanos de la Unión Europea.
“En el contexto de la reciente propuesta de Trump, parece poco probable que los lugareños prefieran la ciudadanía de Estados Unidos a la de Dinamarca.
“El interés de EEUU también podría haberse visto espoleado por el hecho de que el punto nororiental de Groenlandia está ubicado a solo 950 kilómetros de las posesiones árticas rusas. De hecho, la base rusa Trébol Ártico está en la Tierra de Francisco José.

La base aérea Thule © REUTERS / ITZAU SCANPIX
“El deseo del presidente estadounidense, Donald Trump, de hacerse con un nuevo territorio podría ser considerado como parte de la emergente carrera por el Ártico. Estados Unidos ya posee un activo militar muy valioso en la región: la base aérea de Thule.
“Ubicada en la costa noroccidental de Groenlandia, la base aérea sirve como bastión principal de Washington en la región ártica. Esta infraestructura militar ha sido oscuro objeto de deseo de las aspiraciones expansionistas de EEUU desde hace décadas.
“Una historia de confrontación
En los tiempos de la Guerra Fría, los aviones de reconocimiento estadounidenses despegaron en varias ocasiones desde la base aérea de Thule para volar a lo largo de la frontera norte de la Unión Soviética e inspeccionar y poner a prueba las defensas del país comunista. La operación pasó a ser conocida como Project Homerun. Los vuelos tuvieron lugar en 1956 y pretendían poner a prueba las capacidades de la aviación estratégica norteamericana ante la defensa antiaérea de la URSS.
“Los estadounidenses pretendieron implementar atrevidos proyectos en la propia base aérea. Quizá uno de los más conocidos sea el programa de alto secreto Project Iceworm. En los años 60 del siglo XX, EEUU planeó construir en Groenlandia una red de plataformas móviles para el lanzamiento de misiles nucleares.
“Dicha red de túneles bajo la gruesa capa de hielo de Groenlandia estaba llamada a tener una longitud de 4.000 kilómetros y pretendía albergar hasta 600 misiles nucleares. Estos proyectiles serían capaces de alcanzar el territorio de la URSS con rapidez en caso de estallar una guerra nuclear entre Moscú y Washington.
“EEUU ni siquiera avisó al Gobierno de Dinamarca de sus planes. Pretendía evitar cualquier filtración de información a la URSS.

Camp Century CCO
“Los soldados norteamericanos construyeron una instalación llamada Camp Century a 240 kilómetros de la base aérea de Thule para estudiar pormenorizadamente la viabilidad del proyecto. Sin embargo, la capa de hielo resultó ser inestable y Washington canceló el programa en 1966.
“Groenlandia alberga hasta hoy la infraestructura del Ejército estadounidense, lo que ilustra la gran importancia estratégica que atesora para Washington. La enorme ínsula es un lugar perfecto para entrenar en condiciones de frío extremo a los efectivos del Ejército y de la Fuerza Aérea.
“Se trata de una experiencia indispensable, habida cuenta de las ansias de EEUU de medrar en la carrera por el Ártico.
“Cuestión geoeconómica
“Groenlandia está considerada la isla más grande del planeta. Cerca del 80% de su superficie está cubierta por una gruesa capa de hielo. El resto del territorio, de más de dos millones de kilómetros cuadrados, consta de diferentes tipos de permafrost. Teniendo en cuenta estas adversas condiciones climáticas, existe una notable dependencia de las importaciones de alimentos de la Unión Europea.

“La principal fuente de ingresos para la economía de Groenlandia es la venta de productos pesqueros, lo que representa el 90% de todo el volumen de exportaciones. El principal socio económico de Groenlandia es, como no podía ser de otro modo, Dinamarca — 60% de las exportaciones — . Otros socios económicos son Japón y China, que representan el 14% y el 8% de las exportaciones, respectivamente.
“La transferencia de soberanía de Groenlandia por parte de Dinamarca a Estados Unidos puede romper u obstaculizar los lazos económicos entre la isla y Copenhague. La situación podría ser incluso peor en el caso de las exportaciones a la República Popular China. En el contexto de la guerra comercial entre Pekín y Washington aparecería la amenaza de la posible introducción de aranceles a las exportaciones de productos pesqueros.
“Es posible que el interés de EEUU en la adquisición de Groenlandia también esté relacionado con que el territorio pueda poseer una de las reservas más grandes de petróleo no descubierto.
“Según estimaciones del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) hechas en 2001, las aguas del mar de Groenlandia pueden albergar hasta 110.000 millones de barriles de petróleo, aproximadamente un tercio de las reservas de Venezuela, el país con las mayores reservas del mundo.
“Aspiraciones del pueblo
“En Groenlandia viven poco más de 55.000 personas, una población minúscula para una isla de semejante tamaño. La mayoría de ellos, el 88%, es de origen indígena, mientras que el 12% restante son europeos, principalmente daneses. Teniendo en cuenta la situación demográfica, es poco probable que Groenlandia pueda convertirse en un estado de EEUU de pleno derecho.
“Si Washington de verdad lograra adquirir la isla, esta se incorporaría con toda probabilidad como un territorio libre asociado, es decir, estaría representada en la Cámara Baja del Congreso de EEUU sin derecho a voto. Esto contrasta con su situación actual: los groenlandeses eligen y envían dos representantes al Folketing — Parlamento danés — y sí que tienen derecho a votar.
“Otro asunto que plantea cierta incertidumbre es la posible independencia de Groenlandia. Desde hace años existen grupos que abogan por la soberanía completa del país respecto al Reino de Dinamarca. Por ahora es difícil imaginar cómo podría Washington lidiar con este problema si se hiciera con el control.

© AP PHOTO / JORGEN CHEMNITZ
“No se podría simplemente ignorar el asunto. Si EEUU pagara dinero por Groenlandia y unos años después tuviera que entregarle la independencia en bandeja de plata, sería el peor negocio de la historia. Desde esta perspectiva, se trata de una inversión que carece de lógica.
“Una encuesta realizada en 2016 mostró que el 64% de los groenlandeses apoyan en cierta medida la independencia. Al mismo tiempo, otro sondeo llevado a cabo en 2017 puso de relieve que la mayoría, el 78%, no respaldaría la iniciativa si esto supusiera un cambio negativo en el nivel de vida.
“Para mantener los estándares de vida, Copenhague envía anualmente un subsidio de 500 millones de dólares. La pregunta es si Washington está dispuesto a pagar este monto o incluso superarlo cada año para mantener el control sobre Groenlandia.
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