Estados Unidos: La nueva doctrina “El Garrote de Monroe” (XXVII). Guerra de guerras: EE.UU.: excepcionalismo y destino manifiesto. Por Orestes Martí
El periodista Thierry Meyssan recientemente escribió, en el artículo “El «excepcionalismo» de Estados Unidos destruye la ONU” (1):
“El 26 de marzo de 2019, Estados Unidos echa abajo el compromiso que había contraído en el Consejo de Seguridad de la ONU y afirma su “excepcionalismo” proclamando que el Golán sirio, ocupado por Israel, pertenece al país ocupante... .. El «excepcionalismo» siempre ha sido una posición de Washington, aunque el resto del mundo no acaba de darse por enterado . Sin embargo, hoy reaparece en un contexto internacional muy particular y va a modificar el mundo. El «excepcionalismo» estadounidense se refiere al mito de los «Padres Peregrinos», los puritanos perseguidos en Inglaterra, donde eran considerados peligrosos fanáticos. Aquellos puritanos huyeron a Holanda y posteriormente a América, adonde llegaron en 1620 a bordo del barco Mayflower. Allí instauraron una nueva sociedad, basada en el temor a Dios, que se consideró «la primera nación democrática», una «luz en la colina» llamada a iluminar el mundo. O sea, Estados Unidos se considera simultáneamente un «ejemplo» para los demás y estima estar investido de una «misión» que consiste en someter el mundo a la voluntad divina. Por supuesto, la realidad histórica es muy diferente a esa narrativa, pero no es ése el tema de este trabajo. A lo largo de 2 siglos, todos los presidentes de Estados Unidos, todos sin excepción, han utilizado como referencia esta falsificación de la historia. Por esa razón, Estados Unidos negocia y firma tratados, pero lo hace expresando reservas para no adoptarlos ni implementar su aplicación en el derecho interno estadounidense; Estados Unidos afirma que sigue la «voluntad de Dios» mientras que sus enemigos se niegan a hacerlo y, por tanto, juzga a sus enemigos mucho más severamente de lo que se juzgaría a sí mismo por los mismos hechos, recurriendo así al doble rasero; Estados Unidos rechaza toda jurisdicción internacional cuando esta se aplica a sus asuntos internos. Esa actitud favorece la confusión, sobre todo porque los europeos creen ser de mente abierta cuando en realidad no hacen ningún esfuerzo por entender las particularidades de los demás. Por eso están convencidos de que si Estados Unidos se niega a adoptar el Acuerdo de París sobre el medioambiente es por la supuesta ignorancia del presidente Trump. No ven que en realidad esa es una posición constante de parte de Washington. Antes del acuerdo de París de 2015, se adoptó el Protocolo de Kioto –en 1997– que también fue rechazado por Washington. Estados Unidos estaba decidido a no aceptar aquel texto –después de haber participado en su redacción– porque imponía a los estadounidenses un comportamiento. El presidente Clinton trató de negociar una serie de reservas, que la ONU rechazó. Firmó entonces el Protocolo y lo envió al Senado para su ratificación. Y el Senado lo rechazó por unanimidad –votaron en contra tanto los republicanos como los demócratas– dando así al presidente Clinton un argumento para volver a la fase de negociación. Ese rechazo constante de cualquier disposición jurídica internacional que se aplique al derecho interno estadounidense no significa que Estados Unidos rechaza el objetivo del Protocolo de Kioto y del Acuerdo de París –reducir la contaminación de la atmósfera– ni que no tome disposiciones en ese sentido sino que se niega a aceptar que esos textos prevalezcan sobre el derecho interno estadounidense. En todo caso, el excepcionalismo implica que Estados Unidos es «una Nación diferente a cualquier otra». Estados Unidos se ve a sí mismo como un ejemplo de democracia en su propio suelo pero se niega a ser igual que los demás países, que por esa razón, no pueden de ninguna manera considerar a Estados Unidos como un país democrático. Durante la guerra fría, los miembros de la OTAN optaron por ignorar esa característica cultural de Estados Unidos mientras que sus enemigos no prestaban atención a ella. Durante el periodo transcurrido entre la desaparición de la Unión Soviética y el declive de Occidente, periodo durante el cual el mundo fue unipolar, el particularismo estadounidense simplemente no se discutía. Pero hoy está destruyendo el sistema de seguridad colectiva. Hay que señalar, de paso, que existen otros dos Estados cuya doctrina es cercana al excepcionalismo estadounidense. Esos dos Estados son Israel y Arabia Saudita”….
Con anterioridad, el presidente ruso Vladimir Putin se había manifestado sobre el “excepcionalismo” norteamericano -según artículo publicado el 13.06.2017 en Sputnik (2) en una entrevista concedida a Oliver Stone- de la forma siguiente: “Cuando EEUU se sintió líder del llamado mundo civilizado, sobre todo tras la desintegración de la Unión Soviética, se quedó con la ilusión de omnipotencia e impunidad, y es una trampa siempre porque personas y países empiezan a cometer errores en esa situación….. no hay necesidad de analizar la situación o pensar en las consecuencias, así que un país deja de funcionar eficazmente …. Los dirigentes del país se ven obligados a actuar dentro de esta lógica, pero en la práctica resulta que no responde a los intereses del pueblo estadounidense, me imagino, porque a la larga deriva en fallos y problemas, demuestra que es imposible controlarlo todo”… Por otra parte y aunque ya hemos abordado el concepto y la teoría de “el Destino manifiesto” queremos subrayar su presencia como uno de los pilares fundamentales utilizados por el imperio para construir “el relato” de su nueva doctrina, que hemos denominado “El garrote de Monroe”.
NOTAS:
(1) El "excepcionalismo" de Estados Unidos destruye la ONU, por Thierry Meyssan https://www.voltairenet.org/article205877.html
(2) Putin: el excepcionalismo de EEUU es "una trampa" https://mundo.sputniknews.com/america_del_norte/201706131069910981-america-primero-trampa/
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