Foto: ALAI
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Guerra y paz: Venezuela: otra vez la “Compañía” Por Orestes Martí
En el año 2017 publicamos el artículo “La CIA en Venezuela” (1), de aquel artículo cito: “Denuncian que dos diplomáticos venezolanos fueron cooptados por la agencia de inteligencia norteamericana. La nueva estrategia de Washington para desestabilizar al Gobierno Bolivariano. Los ataques del gobierno de Estados Unidos y sus agencias de inteligencia contra Venezuela se han vuelto una constante. Desde Washington han buscado todas las alternativas posibles para desestabilizar al gobierno bolivariano. En su momento Hugo Chávez, y ahora Nicolás Maduro, debieron comandar un país que sufrió la agresión constante del imperio más poderoso de la historia. Bombardeo mediático, desabastecimiento, injerencismo, todas estrategias de agresión que se sumaron a una oposición que rechazaba el diálogo, realizaba “guarimbas”, destruía edificios públicos y llegaba al límite de rociar con combustible y prender fuego a más de veinte venezolanos, a los que acusaban de “chavistas”.
Posteriormente publicamos un artículo de “Dominio Cuba” titulado "La CIA en Venezuela: 7 reglas para el cambio de régimen" (2), en el que se informaba que “Mientras el presidente Trump retira a las tropas estadounidenses de Siria y Afganistán, su secretario de estado Mike Pompeo y su asesor de seguridad nacional, John Bolton, están llevando sus frustrados impulsos intervencionistas al sur de América Latina”.
Contra Venezuela, la CIA -que duda cabe- se ha empleado a fondo, aunque obviamente no ha obtenido los resultados que esperaba.
Recientemente el Presidente constitucional venezolano Nicolás Maduro ha informado sobre el fallido golpe de estado en el cual la “Compañía” parece haber jugado un importante rol; según TeleSUR: “El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, reveló este viernes detalles sobre los autores del intento de golpe de Estado del pasado 30 de abril, respaldado y dirigido desde Estados Unidos. En específico se refirió a la participación del exdirector del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), el general Manuel Ricardo Cristopher Figuera, quien fue expulsado y degradado junto a otros 54 militares sublevados. El mandatario indicó que tras las investigaciones lograron comprobar “que el General Manuel Ricardo Cristopher desde hace más de un año había sido captado por la CIA ¡A este traidor más temprano que tarde le llegará la justicia venezolana!”. Asimismo, el presidente explicó que una semana previa al intento golpista fue alertado sobre las intenciones de Cristopher Figuera. De hecho, ese 30 de abril el militar iba a ser relevado de su cargo y sustituido por el General en Jefe, Gustavo González López” (3).
La guerra contra Venezuela por parte del imperio, reviste numerosas “aristas”. En este sentido, quisiéramos compartir con nuestros lectores varios fragmentos del artículo de Jorge Elbaum (4) titulado “Las seis cartas de la guerra híbrida: América Latina está amenazada por la guerra” (5), en el que el autor extiende el escenario a toda la América Latina..
…. “El nuevo fracaso de Donald Trump, Juan Guaidó y el languidecido Grupo de Lima, incrementa los niveles de tensión y conflictividad en Latinoamérica. Las reiteradas amenazas de invasión manifestadas por referentes políticos republicanos, sumados a las continuas frustraciones padecidas por quienes buscan el colapso interno de Venezuela, extienden la inestabilidad social en una de las regiones, hasta ahora, más pacíficas del mundo. Los continuos discursos belicistas proferidos por el Departamento de Estado buscan imponer una salida distante y ajena a toda negociaciones política y diplomática. Su insistencia se sustenta en el denominado Hexahedron Program, diagramado por asesores de John Bolton en las oficinas del Harry S. Truman Building ubicadas en el distrito de Columbia. Su objetivo declarado es la recuperación del control comercial de los recursos naturales y el desvanecimiento de los crecientes vínculos diplomáticos, económicos y militares de Caracas con Moscú y Beijing. El Hexahedron Program incluye 6 fases que pueden ejecutarse en forma continua, en etapas sucesivas, o en formatos yuxtapuestos. Sus basamentos: (a) el golpe de Estado clásico, en este caso a ser ejecutado por Fuerzas Armadas venezolanas; (b) la incursión bélica interestatal a ser implementada desde países limítrofes (Colombia y/o Brasil, prioritariamente) en el formato de guerra fronteriza; (c) el colapso económico (implosión) provocado por el bloqueo y el ahogamiento comercial y financiero: (d) la generalización de una guerra civil capaz de legitimar una intervención humanitaria; (e) la irrupción de un modelo de “contras” efectuado con el apoyo de mercenarios en clara reminiscencia de Bahía de los Cochinos o de la recordada triangulación Irán-Contras en Nicaragua; y (f) El bombardeo y/o invasión directa por parte de Washington del tipo Granada o Panamá. Cada lado del hexágono tiene antecedentes históricos recientes en relación al rol jugado por Washington en América Latina desde el fin de la Primera Guerra. Pero todos ellos se tropiezan con particulares resistencias obstinadas en el caso venezolano, sumadas a una mutación del escenario internacional que tiende en forma paulatina a niveles crecientes de multipolaridad. El primer modelo se intentó llevar a cabo en 2002, cuando el ex Presidente Hugo Chávez profundizó la política de nacionalizaciones de la infraestructura y la expulsión de las bases del Pentágono en su territorio. El golpe de Estado fracasó debido a la fuerte incidencia del entonces Presidente entre los oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas Bolivarianas. A pesar de esos antecedentes, hasta el día de hoy el Pentágono imagina e instiga sublevaciones militares que justifiquen y/o brinden la aquiescencia para una pronta ayuda militar del Comando Sur a ser desplegada en territorio venezolano ante el primer pedido de ayuda de una tropa rebelde. El segundo formato, la incursión bélica interestatal, es decir la alianza de países que atacan un territorio soberano, fue impulsado en el siglo XIX por el imperio británico en la Guerra de la Triple Alianza con el objeto de destruir al Paraguay soberano y autónomo de Francisco Solano López. Este plan ha fracasado momentáneamente en relación a Venezuela, debido a la negativa de Colombia y Brasil a iniciar un conflicto militar que conocen hipotéticamente los términos de su inicio pero que desconocen su final. Este escenario fue reclamado con insistencia por Donald Trump, bajo la solicitud de convertir al Grupo de Lima en el mascarón de proa inicial de una complementariedad posterior del Comando Sur. La tercer fase, la búsqueda de la implosión social como producto del estrangulamiento económico a ser generado por el bloqueo, se encuentra operativa en la actualidad y reviste las mismas características que las efectuadas desde hace seis décadas atrás en Cuba. Tiene como indicador de éxito la producción de hambrunas, la limitación del acceso a los medicamentos, la generalización de desastres epidemiológicos, la veda al comercio con terceros países, el cercenamiento al financiamiento y el castigo a quienes mantengan relaciones políticas con el gobierno de Maduro. En ese marco se explica el sabotaje llevado a cabo sobre la infraestructura de transmisión eléctrica acaecida a principios de abril. El cuarto dispositivo, la generalización de una guerra civil, remite a la búsqueda de la ocupación del espacio urbano a través del empoderamiento de las guarimbas (núcleos activos de sabotaje y difusores de violencia callejera), adictas al injerencismo estadounidense. Esta última fase ha sido la promovida por el autoproclamado Presidente Juan Guaidó. El quinto elemento, parafraseando a Luc Besson, supone la utilización de empresas administradoras de mercenarios, como los que trabajan para Blackwater, portadores de sanguinarios antecedentes en Afganistán e Irak, que se encontrarían en la actualidad en la etapa de reclutamiento (específicamente entre grupos de latinoamericanos) para aparentar una apariencia militar caribeña en los inicios de sus incursiones fronterizas. Por último, el sexto dispositivo es el que Trump anuncia permanentemente como amenaza disponible para reforzar los cinco anteriores. La invasión directa tiene el inconveniente actual de no gozar de la autorización de tres de los miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidos que poseen derecho a veto. La presencia de Rusia y China en el territorio ahora conflictivo del Caribe, en funciones de asesoramiento militar y/o de socios de emprendimientos productivos petroleros, ha forzado a Washington a sobreactuar lo que puede terminar convirtiéndose en una profecía autocumplida. El deterioro del predominio de Estados Unidos parece estar directamente relacionado con su exasperación militarista y su correspondiente incapacidad para aceptar las nuevas reglas del juego, en las que no es el único jugador hegemónico. En ese marco, el incremento irresponsable de la virulencia discursiva funciona como un círculo vicioso: por un lado, obliga a los voceros de la Casa Blanca a aumentar los niveles de intimidación; y al mismo tiempo, frustra (a repetición) a los Guaidó que se sienten avalados por el Pentágono."
NOTAS
(1) La CIA en Venezuela https://medium.com/@robertodominguez_64426/la-cia-en-venezuela-3def130da0e7?source=---------668------------------ (2) La CIA en Venezuela: 7 reglas para el cambio de régimen https://medium.com/dominio-cuba/la-cia-en-venezuela-7-reglas-para-el-cambio-de-r%C3%A9gimen-5c420b1fb5a (3) Nicolás Maduro: general golpista captado por CIA hace más de un año (4) Jorge Elbaum https://www.alainet.org/es/autores/jorge-elbaum (5) Las seis cartas de la guerra híbrida: América Latina está amenazada por la guerra https://www.alainet.org/es/articulo/199712 |
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